Una mujer joven. Tiene unos 35 años. Trabaja en una tienda de colchones. Es vendedora. Sentada tras una mesa, atiende a un hombre joven. Le garantiza que el colchón que está a punto de comprar por 600 euros es muy bueno “porque lo usan sus propios padres”. El colchón no es malo, pero meses más tarde, uno de esos algoritmos sociales rocambolescos, provoca que el joven descubra que aquella encantadora vendedora en realidad no tiene padres. Los tuvo. Pero sus cuerpos no yacen cada noche en ese colchón de 600 euros.
Un hombre joven. Tiene unos 30 años. Trabaja. No es vendedor, pero podría serlo. Tras una mesa, escribe un relato. Va a publicarlo en su blog. Incluye ciertos detalles autobiográficos porque sabe que atraerá a los lectores conocidos y será más veraz para los desconocidos. Su intención es que quién lea esté consumiento una historia al mismo tiempo reflexiona sobre la naturaleza de la ficción. Para ello ha tratado de realizar una ecuación literaria. En la historia de una vendedora de colchones, ésta utiliza una artimaña emocional consistente en decirle a sus posibles clientes que el producto que está a punto de venderles es muy bueno “porque lo usan sus propios padres”. Pero más tarde se descubre que es mentira. Que es ficción.
La cuestión es…¿cómo considerar una mentira que se encuentra inserta dentro de una ficción? Todo relato incluye cierto detalles autobiográficos. Pero la propia autobiografía es ficción. No hay relato que se salve de este juego de espejos.
Por tanto, consideremos que existe la posibilidad de que sea cierto que exista una vendedora de colchones de la que un joven escritor ha descubierto y decide relatar que miente sobre sus padres para aumentar su porcentaje de beneficios. Pero consideremos también que existe la posibilidad de que ese joven escritor no exista como tampoco la artimaña de la vendedora de colchones.
En este momento alguien acaba de encontrar un papel en el suelo. Acaba de salir de ver la película “La Red Social”. Otra persona pasa a su lado y se preguntará qué contendrá dicho papel. Y tú estás leyendo esto y escribiendo parte de tu autobiografía. Tu ficción.
«El hombre es esencialmente un animal que cuenta historias. Esto significa, que sólo puedo contestar a la pregunta ‘¿Quién soy?’ si antes respondo a la pregunta previa ‘¿De qué historia o historias siento que formo parte?»
Alasdair MacIntyre.
Gracias @rubenmartinez!
Si no envías este post a 10 personas, un murciélago de enormes dimensiones te morderá el dedo pequeño del pie izquierdo esta misma noche (sobre las 23:45h).
Todos hemos recibido alguna vez algún mensaje de estas características. Normalmente iba acompañado de alguna otra información que nos advertía de algún peligro informático o similar. A finales de los 90′ y principios de los 00′ se popularizaron lo que hoy se conoce como HOAX (traducido por Wikipedia como Bulo). Este fenómeno se aprovechaba de la viralidad de Internet para expandirse. Obviaré las referencias históricas y artísticas vinculadas a esto, pero es evidente que las hay (los falsos documentales, por ejemplo / también se puede consultar «El arte de mentir en Internet«, artículo para Público.es de Delia Rodríguez que sacó hace un par de meses). Sigue leyendo
Siempre me ha fascinado la capacidad que tiene la publicidad para regalarnos ready-mades. En este caso, Jaime Cantizano protagoniza un anuncio de Avecrem. Jaime, muy entusiasmado, comienza diciéndonos:
Mejor que una copia, prefiero el auténtico.
Lo que vemos en pantalla es un «actor de manos» que nos muestra lo que se supone que es una fotografía en blanco y negro donde vemos un campo, con sus árboles, sus pastos, su horizonte y sus pájaros. Más allá de los bordes de dicha fotografía, se intuye «la realidad». Efectivamente, Jaime retira la fotografía y vemos la imagen de un campo perfecto.
Y es que hay cosas, que son inimitables.
Justo después de esa frase de Jaime, recibimos el impacto visual de un paquete de avecrem. Aquí es donde nosotros, queridos lectores de @abrelatas, hacemos un alto.
Observemos la imagen que Jaime muestra orgulloso como «lo auténtico».
Fijaos, fijaos…en esa luz tan, tan, tan natural; en esos quesos curados gigantes bañados en oro y clonados con la varita mágica del photoshop, en esos pájaros hitchcokianos, en ese cielo tipo Windows98…¿Será posible que algún publicista haya sido tan GENIO como para escribir un guión donde el protagonista presume de autenticidad con una imagen que es una simulación de realidad? ¿Será posible que además, esta reivindicación de REALIDAD, la estén realizando con ese engendro de guerra nuclear llamado AVECREM? ¿Pero qué coño…?
Disfrutad del spot, por supuesto no es una copia, es EL AUTÉNTICO.
Anteayer iniciamos mi amigo Quique y yo un curso de tenis para adultos en la Academia Sánchez-Casal. El objetivo era hacer un viaje juntos en el que combinásemos dos de nuestras grandes pasiones: el tenis y la amistad.
En muchas ocasiones me veo a mi mismo en la necesidad de justificar la relación entre lo que es mi trabajo (cultura, educación, comunicación, audiovisual) y mis hobbies. Siento la extraña contradicción de pertenecer al grupo de personas que se deja seducir por el deporte mainstream al mismo tiempo que en otros momentos critica el concepto mismo de mainstream.
Curiosamente Julen Iturbe, al que admiro mucho y con quién tuve un intercambio dialéctico sobre este mismo asunto en su blog hace unos meses a cuenta del fútbol y el mundial, fue quién me dijo hace tiempo: “los blogs representan a personas y las personas somos transversales y multidisciplinares”.
Por tanto este post tiene cierta importancia simbólica. Reconocer que en mi, en @abrelatas, conviven deporte y anti-deporte. Soy fan de Rafa Nadal al mismo tiempo que trato de criticar las políticas culturales que no fomentan el deporte más importante, el amateur. Y creo que ya no relegaré mis reflexiones sobre deporte al Club de la Ducha. Lo haré aquí también, en este blog.
El tenis es un deporte maravilloso. Es una partida de ajedrez en la que los jugadores mueven ficha continuamente y de forma simultánea. Practicarlo bien requiere de una mezcla de múltiples destrezas: mentales, físicas, técnicas. Interviene el azar pero también la determinación de quién juega.
Ni Quique ni yo (Ni Julio, Rafa, Rubén o Ángel) seremos ya tenistas de élite. Pero aspiramos a jugar mejor. Porque forma parte de nuestra válvula de escape semanal. Porque cuando ejecutas bien un golpe, sientes auténtico placer. Porque es un juego que como en el día a día, nunca dejas de aprender cosas nuevas. Porque el movimiento de tu cuerpo es como el baile de equilibrios que supone la vida, acompasando el ritmo continuamente entre la entereza y la debilidad.
Hace unos días usé twitter para lanzar la siguiente pregunta:
¿Cuál creéis que es la canción por excelencia del capitalismo?
Recibí varias respuestas. La idea era escoger la más adecuada para combinarla con las imágenes que había recopilado del volcán Eyjafjalla. Como sabéis, colapsó el tráfico aéreo y obligó a cancelar más de 20.000 vuelos. Gracias a todos los que participásteis (@grizlda, propuso «cualquiera de mili vanili», @efender propuso «Money» de Barret Strong, @itxasodiaz propuso «Depende» de las Foyu, @preescolar propuso «Gasolina» de Daddy Yankee, @mariacastello y @jldevicente propusieron «Material Girl» de Madonna, @nachetz propuso «Born in the USA» de Bruce Springsteen, @rubenmartinez propuso «Vivir así es morir de amor» de Camilo Sesto, @oscar_garcia_o propuso «For the love of money» de The O’jays, @masus (mi madre) propuso «Money» de la película «Cabaret» y por último @bnitojimenez propuso dos: «La Puerta del Sol» de Mecano y la elegida finalmente: «We are the champions» de Queen.
Las imágenes han sido tomadas del paisaje mediático aportado por los usuarios weekelandia y LibertadDigitalTV. Esta cobra no tiene intereses comerciales.
La conocida organización sin ánimo de lucro TED (Technology, Entertainment, Design) que ha instaurado un modelo de consumo de conferencias audiovisuales por internet de calidad, diversifica su proyecto adentrándose en el mundo de la fruta para aprovechar la conocida «pera conferencia» y lanzar su campaña Pears worth spreading.
Aquí tenemos una imagen de la campaña.
Nos fijamos en los grandes escenarios, las grandes audiencias, las grandes noticias, los grandes acontecimientos. Emanan luz, hacen ruido, fijan la mirada. Las cosas pequeñas y los rincones están destinados a pasar desapercibidos. Pero a veces basta con buscarlos.
La otra noche estaba en la cama sin poder dormir cuando de forma autómata abrí el twitter en el móvil. Entre los twits de personas del otro lado del atlántico que sigo, me encontré con esta secuencia de Elena Cabrera.
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