Aunque tú no lo sepas los maestros me marcaron en mi etapa escolar, no puedo hablar de las maestras porque en esta época no existía la enseñanza mixta, así que los maestros para los niños y las maestras para las niñas. Era muy aburrido estar en clase y no enterarte de nada, sí has leido bien, yo estaba en clase y por más que atendiera no me enteraba, no era falta de atención, es que mi cerebro no ponía emoción, por eso no aprendía, no era culpa mía, era culpa de los maestros que solo se dedicaban a repetir lo que otros maestros habían dicho, no me emocionaban con sus enseñanzas, no se preocupaban de las personas, solo repetían conocimientos que otros habían descubierto y nosotros, los niños, teníamos que aprender de memoria para después exponerlo en un examen que calificaba lo que tú habías memorizado.
Aunque tú no lo sepas mi familia no estaba desestructurada, ni tenía problemas económicos, ni vivíamos en un barrio marginal… mi padre era médico y mi madre era funcionaria del ayuntamiento, en mi casa había muchos libros y se charlaba después de comer… en fin, ninguna de las probabilidades para que yo fuera un mal alumno en la escuela, pero… en mi casa, hasta el perro era más listo que yo. Sigue leyendo
Anoche tuve la suerte y el lujo de asistir a una sesión de «Teatro Foro» titulada «El techo de cristal» del grupo «Menudo Teatro» dirigida por Edi Carrascal, dentro de los actos que se celebran en El Viso del Alcor (Sevilla) con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Mi primera sorpresa fue ver la asistencia de jóvenes de Secundaria que asistían con ánimo y que quedaron con ganas de más, así lo expresó la chavala que estaba delante mía a su amiga «Oye, a esto tenemos que venir más veces, a mí me ha gustado» Desconozco si la asistencia era una actividad programada por alguna persona docente.
El grupo pasó la pieza entera y mostraron micromachismos que están muy presentes dentro de la sociedad: conseguir trabajo por ser varón, desprecio a las titulaciones por ser mujer, impedimento de la edad de la mujer por estar en período de tener hijos o hijas, culto al cuerpo e imitación entre las propias mujeres, críticas a la forma de vestir entre las propias mujeres, pensamientos de que el hombre es el inteligente y las mujeres guapas, poner de reclamo las entradas de las mujeres en sitios públicos…
Las actuaciones de este grupo de mujeres y hombres no dejaron indiferente al público, estaban muy bien expresadas situaciones que a diario vemos y que siguen machacando los estereotipos y las injusticias hacia el género femenino en una sociedad puramente machista.
En el segundo pase de la obra, según la técnica del teatro foro, ya se podía paralizar a un actor o a una actriz y cambiar el papel que estaba representando. Hubo una gran participación de la gente joven que estaba presente y con gran acierto hacia la transformación de esas actitudes machistas que se habían planteado. Hubo un momento en que cambiaron a todas las que actuaban y aparecían en escena solo las personas jóvenes. Una alegría que este tipo de metodología haya hecho reflexionar al público y poner de relieve los micromachismos existentes.
Finalmente hubo un debate sobre la obra y se aportaron ideas que fueron evidentes para refrendar las acciones de muchas mujeres: «a mí no me dejaron estudiar», «eso deben hacerlo esta gente joven que tiene estudios y puede hablar bien, yo ya con 80 años…», «la educación empieza en las casas y son las madres las que no deben fomentar estos machismos» «el teatro ayuda a la pura transformación personal»…
Sería bueno que se aprovecharan en educación los nuevos recursos que la Neurociencia, a través de las «neuronas espejo» nos presenta como medio de tener emocionado al público y, en este caso al alumnado »
Enhorabuena a Edi Carrascal y al grupo «Menudo Teatro» por evidenciar este tipo de situaciones y por generar emociones positivas con el teatro, haciendo que la participación sea una realidad de transformación de las personas.
«¿Son compatibles la razón y los sentimientos? ¿Cuál de los dos vence cuando se enfrentan? ¿Es posible lograr un equilibrio entre ambos? ¿Somos seres racionales o sentimentales? ¿Por qué cuesta tanto cotrolar las emociones? ¿Tomamos las decisiones razonando o arrastrados por la emotividad? ¿Controlan mejor las emociones los hombres o las mujeres¿ ?Influyen las emociones en la inteligencia? Basándose en los más recientes experimentos y estudios científicos, Ignacio Morgado describe el cerebro emocional y cómo los sentimientos afectan a las percepciones, la memoria, la comunicación, la toma de decisiones, la planificación del futuro, la creatividad o al sistema de valores y la moral de las personas. Este libro, útil y apasionante, trata especialmente de cómo la educación emocional puede contribuir al equilibrio entre las emociones y la razón y al bienestar de las personas». (Casa del libro)
Es apasionante conocer qué pasa en nuestro cerebro, saber cómo pensamos, sentimos… es un lujo a nuestro alcance debido a los estudios de las últimas décadas, avances recientes pueden atribuirse a las neuroimágenes que se toman de esta parte de las personas de la que hasta hace poco se aventuraban teorías pero no con pruebas fehacientes que comprobaran su veracidad.
«Ignacio Morgado nos proporciona los conceptos y las herramientas necesarias para la mejor comprensión y nos expone, de una forma amena, estimulante y rigurosa, los progresos de una disciplina científica que en los últimos años nos ha regalado sorprendentes hallazgos» (Pos. 45) Sigue leyendo
Sinopsis de la editorial
Prácticamente «todo el mundo» afirma rotundamente que la Educación es muy importante y quizás sea por eso por lo que los gobernantes quieren hacerse con ella. Pero ¿esa «Educación» es la verdadera, la que ayuda a cada persona a alcanzar su propia plenitud personal y a que impere la auténtica libertad, igualdad y fraternidad?
El autor recorre situaciones, conceptos, principios y buenas, o no tan buenas, prácticas educativas y escolares y nos va llevando a grandes reflexiones para que podamos llevarlas al ejercicio de nuestra práctica.
Nos plantea en todo momento la diferencia entre lo educativo y la enseñanza como dos realidades inseparables pero diferentes.
A lo largo de las páginas, salpicadas de numerosos hechos reales vividos en primera persona por el autor, se presenta el hecho educativo como algo de enorme trascendencia en la vida con el que se deben detectar, tener en cuenta y satisfacer las necesidades educativas personales.
Presenta un horizonte alejado de todo colectivismo e individualismo, que considera profundamente despersonalizadores y auténticos problemas del cuerpo social.
Su larga trayectoria en el mundo educativo hace que las numerosas afirmaciones, prácticas, anécdotas… que cuenta sean muy reales, creibles y eficaces para que se reflexione sobre ellas. «Defensor a ultranza de la Educación Personalizada. Aunque cree que estamos asistiendo a un nuevo renacimiento que sitúa a la persona humana en el centro de todo, subraya que queda mucho por hacer para lograr que el ser humano no esté al servicio de los sistemas y las instituciones sino que estas y aquellos estén al servicio de cada hombre y mujer concretos»
Subraya que «para educar, en el sentido más profundo y noble de la palabra, es necesario que educadores y educandos tengan muy claros los objetivos que pretenden y que la actividad se desarrolle desde la libertad, en libertad y para la libertad. Acaba proponiendo al educador que actúe de forma que los hijos o alumnos deseen imitarlo»
Apreciaciones personales
A pesar de las continuas referencias religiosas, cuestión que el autor en ningún momento esconde, dado su compromiso dentro del cristianismo y que a algunas personas pueden chocar, me parece un libro lleno de enseñanzas que pueden servir en la reflexión y práctica de los docentes y en general de aquellas personas preocupadas por la educación.
Tengo que decir que he disfrutado leyendo hasta la última página y eso que su lectura me ha cogido en medio de un viaje en el que mucho había que ver y que me quitaba tiempo de mi horario habitual de lectura. Recuerdo una noche en la que en el salón del hotel estaba leyendo y de fondo tenía la típica animación del Imserso en la que la gente baila al ritmo de las canciones de siempre, cuando me di cuenta mi marido estaba riéndose con mis hijos, por mensajería telefónica, de lo absorta que yo estaba leyendo, pasando olímpicamente de lo que para otros era un disfrute de cante y baile. Sigue leyendo
Si hoy celebramos la PAZ en los centros educativos quiere esto decir que estamos a favor de actuaciones diarias que van haciendo engrandecer ese camino para que las personas en formación vean los modelos que nos pueden llevar a crear ese ambiente pacífico donde todos y todas podamos respirar un ambiente de PAZ y Justicia.
Para educar en PAZ necesitamos aceptar las diferencias. Hacer que la inclusión en los centros sea una pura realidad y no esté sujeta a normas que obstaculicen el que las personas sean aceptadas cada una con sus diferencias particulares.
Para educar en PAZ necesitamos que no se hagan diferencias de género, que no se monten unas expectativas para los niños y otras para las niñas, que debemos mirar a las personas sin prejuicios de géneros.
Para educar en PAZ necesitamos que se dé al alumnado su protagonismo, como verdaderos agentes de su aprendizaje. Las clases no pueden ser transmisión de conocimientos y memorismo para después soltarlo en un examen. Esto significaría otra forma de enseñar, una forma de acompañar al alumnado en su aprendizaje, sabiendo que lo que ellos y ellas descubran por sí mismos les va a generar más curiosidad, lo van a amar más, lo van a aprender de forma significativa, ya que así no lo van a olvidar. El ambiente general será más relajado y desaparecerá la influencia que ejerce el saber del profesor que, en muchas ocasiones, es fuente de conflictos. Sigue leyendo
Ayer celebramos la segunda sesión de las Tertulias Dialógicas Pedagógicas en el Cep de Huelva. Durante todo el tiempo ha habido inestabilidad por el número de asistentes pero ayer ya decidimos seguir hacia adelante, aunque no se cumplan los requisitos establecidos para darle una cobertura legal como curso. Lo importante es que la gente disfrutó leyendo y debatiendo sobre el párrafo que cada uno eligió del capítulo I del libro Mal de Escuela, escrito por Daniel Pennac.
«Los profesores que me salvaron -y que hicieron de mí un profesor- no estaban formados para hacerlo. No se preocuparon de los orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos enfrentados a adolescentes en peligro. Se dijeron que era urgente. Se zambulleron. No lograron atraparme. Se zambulleron de nuevo, día tras día, más y más… Y acabaron sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente nos repescaron. Les debemos la vida».
Este párrafo en el que se relata cómo existieron profesores que creyeron en él, es una esperanza contra el mal alumnado, ese que es torpe porque no se esfuerza o que no se esfuerza o no sabe porque no tiene cualidades, a ese alumnado que nadie le muestra el camino y se empieza de nuevo con él para aprender desde el principio, aunque sus lagunas de conocimiento sean muy grandes, a ese alumno que necesita de la comprensión de su ignorancia por parte del profesorado, a ese alumnado es necesario también atenderle. Sigue leyendo
Conocer el funcionamiento del cerebro nos puede ayudar a dar respuesta a algunos de los comportamientos con los que a diario nos encontramos con nuestros niños y niñas; no se trata de parar las distintas manifestaciones con las que se pronuncia dicho cerebro sino de poder ayudarles a conectar las dos partes cerebrales que en la mayoría de los casos se manifiestan independientes si no reciben un tratamiento adecuado.
Ayudarles a conectar el cerebro izquierdo (lógico) con el cerebro derecho (emocional) les dará más claridad y comprensión de cada uno de sus actos. En los momentos que se desbocan y enfurecen las emociones hay que tratar de tranquilizarlos porque de nada nos sirve echarles una bronca en ese momento. Una vez que se han estabilizado emocionalmente, entonces una buena medida (según D. Siegel y Tina Payne en su libro «El cerebro del niño») es ayudarles a contar lo que ha pasado desde el principio, lo que les ha alterado, así su cerebro izquierdo puede contribuir a dar sentido a su experiencia y a ir controlando sus emociones primarias. Sigue leyendo
Por estas fechas se hace balance del año anterior, en este caso 2016, y se escriben los deseos para el año que entra, 2017. Yo no quiero hacer balance porque sería demasiado nefasto, la educación ha estado maltratada en la mayoría de los sectores de la sociedad y prefiero poner mis deseos para que, al menos nos lleven a la reflexión, se cree la esperanza de luchar por una Educación mejor, sí por la que tiene categoría para escribirla con mayúscula, aceptada por toda la sociedad como el medio único para que se haga una ciudadanía reflexiva, participativa, dialogante, crítica y responsable. Y sin más preámbulos aquí os dejo con mis deseos educativos para este futuro año que ha comenzado hace tan solo unas horas:
Todos estos deseos son fuentes de un buen clima de centro y de una mejor calidad educativa. Feliz 2017 a todas las personas que tengo la suerte de que me sigan y me lean.
Hace unos años que llevo escribiendo en este blog, así me da tiempo para la reflexión y para escribir mis ideas ya que es una forma de recordar lo que se piensa, lo que se vive, lo que se lee, lo que te emociona, lo que te gustaría recordar… por eso en este año que acaba de terminar he publicado 62 entradas.
Seguiré con él, así me ayudo a mí misma y expongo mis humildes ideas a disposición de todas aquellas personas que quieran leerme.
Por qué me engaña mi cerebro?
¿No exagera?
No. Seguro que tiene en su cabeza historias de su niñez, pero… ¿en realidad se acuerda de lo que ocurrió o de lo que le contaron que ocurrió?
Ya no lo recuerdo…
La forma en la que nuestro cerebro guarda información tiende a mezclarla y confundirla. Si usted rememora con otra persona algo que vivieron juntos, probablemente lo recordarán distinto.
Habrá matices, sí.
Lo interesante es que esos matices que la otra persona le ha explicado cambiarán su recuerdo: al cabo de unos días usted confundirá su recuerdo con el que la otra persona le generó.
Entonces, la memoria es manipulable.
En EE.UU. y ahora en Argentina hay un gran debate en torno a los testigos presenciales.
¿Gracias a la ciencia?
Sí, porque hoy sabemos que al cerebro no le gustan las dudas y nos cierra las historias sin importarle la verdad. Hay muchísimos casos de personas a las que se condenó a muerte por declaraciones de testigos y que luego resultaron ser inocentes.
Entonces, el psicoanálisis…
Tiene temas por resolver. Los psicoanalistas reinterpretan nuestras historias y así modifican nuestros recuerdos.
¿Y yo misma puedo modificar mis recuerdos?
Sí, de hecho esa oportunidad existe cada vez que recuerda algo; si es usted más benevolente con aquello que pasó y ve el lado bueno, el recuerdo dejará de mortificarle.
¿El bienestar de las personas está en la buena interpretación de su memoria?
Sin duda, pero lo que nosotros estamos investigando es cómo mejorar memorias, y el lugar idóneo para eso es la escuela.
¿Y cómo se hace?
Es muy sencillo: la clave es la sorpresa. Los humanos somos una máquina de predecir. Aunque no nos demos cuenta, nuestro cerebro hace un repaso de todo lo que puede suceder ante cualquier situación.
¿Todo el rato?
Sí. Cuando, por ejemplo, estamos conduciendo, nuestro cerebro está evaluando todas las posibilidades predecibles: que el semáforo se ponga en rojo, que el motorista gire…
¿Y lo hace sin que seamos conscientes?
Lo hace con independencia de que lo seamos o no. Pero cuando algo rompe la rutina, aunque sea algo muy pequeño, nuestro cerebro enciende una alarma.
¿De qué tipo?
“Esta nueva posibilidad la tengo que recordar”, se dice. Y no sólo recuerda ese evento que le llamó la atención, sino que hace una cosa fantástica: guarda todo lo que ocurrió una hora antes y una hora después con mucha fuerza.
Todo el mundo recuerda qué hizo el 11-S.
Así es, pero si mis días son todos iguales, probablemente no recuerde nada.
Olvidamos la rutina.
Sí, y es necesario, pero las novedades las guardamos, por eso la clave para poder interferir en la memoria es sorprender.
Lleva usted diez años investigando cómo mejorar la memoria de los estudiantes.
Con estudiantes desde la primaria hasta la universidad, es una investigación dentro de las escuelas. El resultado es que la sorpresa mejora el aprendizaje entre un 60% y un 200%.
Ha creado usted una oenegé.
Educando al Cerebro trata de unir el conocimiento científico y la educación. Damos charlas gratuitas a educadores, en Buenos Aires hemos llegado a tener en una clase de ocho horas a 3.000 profesores interesados en aprender cómo causar sorpresas y eso es muy gratificante.
¿Y cómo se hace?
Con estrategias muy simples, como sacar a los chicos del aula y darles una clase de ciencia debajo de un árbol o utilizar el humor. Esa variación de la rutina hace que la materia se grabe en el cerebro. Recuerdo que al finalizar una charla se me acercó una maestra ya veterana y me dijo: “Es la primera vez que pienso que mis alumnos tienen cerebro”.
¡…!
En ninguna instancia de la formación de los docentes se tiene en cuenta que los niños tienen cerebro y que este funciona de una determinada manera, ni cómo se guarda la información.
…Necesita agua para funcionar.
Cierto, pocas escuelas saben que las neuronas y sus redes necesitan hidratarse, o los ciclos de sueño: los cerebros adolescentes están dormidos a primera hora de la mañana, así que mejor no dar entonces las materias importantes.
La ciencia puede orientarnos.
Hemos evaluado este año cómo reacciona la memoria a esas pequeñas sorpresas con 8.000 estudiantes, y funciona.
Se puede conseguir que los otros tengan un buen recuerdo tuyo.
Basta con provocar experiencias sorpresivas, romperles la rutina. Te quedarás con el profesor que se subió a la mesa y se tiró al suelo para explicar la teoría de la relatividad (y con la teoría); y con los amigos que se salieron del molde.
Entrevista que me llega a través de Anna Forés del periódico La Vanguardia http://www.lavanguardia.com/lacontra/20161222/412792294100/la-clave-para-activar-nuestra-memoria-es-la-sorpresa.html
La foto es de Xavier Gómez.