Mucho se ha hablado ya y se sigue hablando sobre la importancia de las emociones en el proceso educativo de los niños y las niñas, a partir de los descubrimientos de la Neurociencia y de lo que nos demuestra el profesor Francisco Mora cuando dice:
“Solo se puede aprender aquello que se ama” en su libro Neuroeducación (2013) en el que nos indica, después de los estudios cerebrales correspondientes, que se aprende aquello que llama la atención y genera emoción.
ALFABETIZACIÓN EMOCIONAL
Marta Grañó, en uno de los artículos más leídos de este mismo Magazine, “Las emociones sí importan en educación” nos fundamenta que el cuidado de las emociones es de vital importancia en el proceso educativo.
“Para conseguir que un niño crezca, en toda la dimensión de la palabra, no basta con la adquisición de conocimientos. Generar un clima emocional positivo también va a influir en su desarrollo. Porque no hablamos de utopías, hablamos de aspectos físicos cuantificables en nuestro cerebro. Si la educación debe ser un proceso de aprendizaje para la vida, las emociones sí importan”.
También yo escribí sobre el tema en el artículo “Educar emocionalmente para socializar” en este mismo Magazine, argumentando igualmente la necesidad de las emociones en el proceso de educación de nuestros niños y niñas.
” …se hace necesaria la figura de un nuevo Profesor y Profesora, con un perfil distinto al que estamos acostumbrados a ver normalmente y que aborde el proceso de “Alfabetización Emocional” de manera eficaz para sí y para sus estudiantes. Para ello es necesario que él mismo o ella misma se convierta en modelo de equilibrio de afrontamiento emocional, de habilidades empáticas y de resolución serena, reflexiva, creativa y justa de los conflictos interpersonales, como fuente de aprendizaje ejemplar para sus estudiantes. Este nuevo Profesor o Profesora debe saber transmitir modelos de afrontamiento emocional adecuados a las diferentes interacciones que los niños y las niñas tienen entre sí”
Si educamos emocionalmente, la sociedad estará más equilibrada y podremos vivir en comunidades más democráticas, más solidarias, más dialogantes… y, en resumen, con más interés en que la ciudad marche bien en todos los sentidos.
APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
Morgado en su libro “Aprender, recordar y olvidar” (2015) nos habla del recuerdo emocional, argumentando que la memoria también tiene que ver con lo que nos emociona, es más fácil recordar algo que te ha llamado la atención, que te ha producido curiosidad, que te ha impactado y que ha activado tu cerebro para aprender y recordar, es decir, para producir un aprendizaje significativo.
“En una conferencia que Albert Einstein dio en un colegio de Francia, el escritor Paul Valéry le preguntó: “Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿la anota en un cuaderno o en una hoja suelta?”. A lo que Einstein respondió: “Cuando tengo una idea original, no se me olvida”. (pos. 1433)
“Los recuerdos emocionales activan la amígdala del cerebro que es muy importante para generar emociones y sentimientos”.
Morgado nos sigue documentando el poder de las emociones para potenciar y fijar la memoria con la siguiente metáfora:
“Si intentásemos marcar sobre la piel de una res el símbolo de la empresa ganadera utilizando un molde de hierro frío, la marca, por mucho que presionásemos con el hierro, resultaría efímera. Por el contrario, si el hierro está incandescente, la marca que se establece en el cuerpo del animal es indeleble” (Pos. 1468)
Las emociones actúan como el fuego en la piel, llegando a marcar de forma indeleble los recuerdos en nuestra memoria, de esta forma se irán incrementando nuestros saberes de forma significativa, aquellos que no olvidaremos con el paso del tiempo, a no ser que nos sobrevenga una enfermedad que ataque precisamente a esta zona del cerebro en la que se alojan nuestros recuerdos.
ENGROSAR SU MEMORIA
Si conectamos las vivencias externas y familiares del niño o la niña con lo que se hace en los centros educativos, podremos observar que el afianzamiento de los conocimientos se hará más efectivo y se fijarán mejor en esa memoria que es necesaria tener para ir encadenando, como si de redes se tratara, todas aquellas pautas necesarias para el crecimiento integral de nuestras personas en formación.
Todo esto podemos enlazarlo con la teoría de Vygotsky en cuanto a la interacción social del conocimiento, donde se usa el lenguaje como medio de expresión y se anima a los niños y las niñas a que utilicen el lenguaje oral y escrito partiendo de sus propias experiencias, a sabiendas que eso les llevará a engrosar su memoria.
No se trata de estudiar de memoria situaciones desconectadas de sus ámbitos más cercano, eso les llevará a olvidar rápidamente en cuanto hayan hecho el examen correspondiente donde debían plasmarlo; se trata de presentarles conocimientos encadenados a situaciones de su realidad para que de esa forma, con esas ideas previas que ya conocen, vayan formando el cuerpo del conocimiento que activará el cerebro para llevar a una memoria profunda, con la cual lo que se aprende es difícil olvidar.
De todo esto podemos deducir que las emociones sí importan en educación, como ya decía Grañó, y que también ejercen su influencia para el desarrollo de la memoria que irá encadenando saberes y que nos llevará a una educación integral de las personas.
(Este artículo me lo publicaron en el Magazine INED21 el 06/11/2016)