Cuando Francisco Franco vivía (y mandaba) todo era de otra manera. Seguro que peor que ahora, pero una cosa es cierta: los héroes de aquel entonces eran mucho más divertidos que los de ahora. Y por una sencilla razón: la represión, la falta de libertad… todos ellos tenían razón de ser. La dictadura los desquició.
Con este título tomado desde un cariño nostálgico, Franquismo freak, me animo a abrir una posible serie que hable de personajes sin los que la historia de la dictadura y el comienzo de la transición de nuestro país quedaría incompleta.
Se trata de los héroes del pueblo (o del caudillo…), los ídolos que arrasaban en varias disciplinas (televisión, cine, música…) y que se encontraban presentes en cualquier conversación de barrio o de una reunión del star system de la época.
El deporte no es mi fuerte, pero a raiz de asistir al último montaje de Animalario en coproducción con el Centro Dramático Nacional he buscado algunos vídeos de Jose Manuel Ibar, más conocido como Urtain, boxeador vasco, emblema de la cultura social del franquismo.
Se encargaron de sacarle el máximo partido, realizó una campaña publicitaria de coñac Fundador, le cantaban canciones y hasta protagonizó una película documental dirigida por Manuel Summers: «Urtain, el rey de la selva… o así«.
Cuando ya no tenía nada que hacer en el boxeo, el púgil guipuzcuano probó suerte en varios negocios… sin ningún resultado. Se dice que lo envolvió una profunda depresión. En 1992 se suicidó saltando al vacío desde su terraza, era un décimo piso y faltaban cuatro días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Como dice Andrés Lima, director del montaje de Animalario: «Urtain fue España. España acabó con Urtain«.
En 1969, en Sevilla, la Sansona demostraba ser la mujer más fuerte de España, era la manera que tenía el régimen político de tener presente al género femenino, no solo para tareas del hogar:
Todo era un pequeño circo, eran bufones que servían de quitapenas en la corte, la cara amable que el gran dictador necesitaba mostrar a los ciudadanos. Resultaba ser una buena táctica de despiste o embelesamiento, sobre todo para un público infalible: el infantil. Urtain era todo lo que el macho español tenía que ser: fuerte, atractivo, rodeado de mujeres y aficionado al buen beber.
¿Qué más da que encarcelaran a homosexuales si había una señora que podía pasearte a modo de tiovivo humano? ¿Qué importa si fusilaban a algunos si el gran triunfador y símbolo de la virilidad estaba entre los nuestros?
¿Y ellos? ¿Eran felices? ¿Cuál era su postura ante la situación política? ¿Era todo un teatro? Como buenos bufones cumplían con su trabajo, aunque en algunos casos la conciencia se quedara despierta a la hora de irse a la cama.
Para terminar nada mejor que ilustrar con un vídeo que hacía tiempo quería realizar. Son combates de boxeo de Urtain y Pedro Carrasco y … viva la remezcla!
Inspirándome en uno de los últimos posts del compañero Abrelatas, me arranco a escribir (o a dar explicaciones) sobre mi nick. No es una palabra rara, es extranjera. Es también una canción, una película y hasta un restaurante. Hoy en la bambola: nostalgia de mí misma. Viva el ego.
Esto no es un blog personal, no del todo. Pero hoy voy a tener una conversación en voz alta conmigo misma. Esta semana me he querido mucho e incluso he probado por primera vez buscar googlegangers.
Pero empecemos por definir.
ˡbambola noun, feminine doll (muñeca)
Y según el diccionario:
Muñeca.
(Voz de or. prerromano; cf. moño, muñón, vasco muno, colina, etc.).
1. f. Parte del cuerpo humano en donde se articula la mano con el antebrazo.
2. f. Figura de mujer que sirve de juguete.
3. f. Maniquí para trajes y vestidos de mujer.
4. f. Pieza pequeña de trapo que, atada con un hilo por las puntas, encierra algún ingrediente o una sustancia medicinal que no se debe mezclar con el líquido en que se cuece o empapa.
5. f. Lío de trapo, de forma redondeada, que se embebe de un líquido para barnizar maderas y metales, para refrescar la boca de un enfermo o para cualquier otro uso.
6. f. hito (‖ mojón).
7. f. coloq. Mozuela frívola y presumida.
8. f. Á. R. Plata, Bol. y Perú. Habilidad o influencia para obtener algo. Tener muñeca.
Todo empezó en marzo de 2005, aprendí en un curso de diseño de páginas web el año anterior cómo se hacía un blog, aunque ya me picaba la curiosidad las cosas que escribía Felipe, cuando su plantilla en la coctelera era negra. El profesor nos sugirió abrirnos una cuenta en blogger y de ahí surgieron varios blogs… el mío, y esto es una exclusiva, era éste: http://alumnacristina.blogspot.com/
Fue justo un año después, en marzo de 2006, cuando nace otro blog: http://la-bambola.blogspot.com/, que en julio del año pasado se vino a la casa ZEMOS98. Sin saberlo estaba creando no solo un apodo, sino una identidad, que me ha servido y me está enseñando a aprender, a escribir y a leer de una manera natural. Seguramente éste y otros blogs han contribuido a alimentar mi lado freek y audiovisual.
¿Pero por qué la bambola?. La canción me gustaba desde pequeña y por aquél entonces la escuchaba muy a menudo. Siempre he creído que la vida es una hilera de ciclos y aquí empezaba uno de los míos: encontré trabajo, me fui de casa y empecé a vivir en un apartamento con Rubén! De repente vi que por primera vez en mi vida el concepto de «libertad» iba a estar ahora un poco más cerca de mí. Y no es que en mi casa fuera un lugar terrible, pero disfrutaba con el hecho de fantasear pensando que no tenía que volver a ninguna hora cuando saliera, aunque luego llegara a casa muerta de sueño a las 2.30.
Descubrí entonces que desde siempre he sido una niña muy bien educada, muy responsable y excesivamente obediente, y al escuchar la canción pensé en que de alguna manera había sido alguien fácil de tratar, como una muñequita, un títere, una marioneta (como podéis ver paso por alto las acepciones 6 y 7…). No es tan dramático como la canción, que habla de un desengaño amoroso, ni tampoco se trata de pensar que en casa estaba subyugada. Simplemente es el reflejo del instante inocente en el que pensé que por fin iba a no dar explicaciones en mi propia casa, algo que no sabía que me molestaba tanto hasta que dejé de hacerlo. Como en una película me recordé cuando era pequeña y jugaba a que el patio particular de mi casa era mi apartamento y el resto de la familia vivía en el piso. Cuando veo a mi sobrina jugar en su casita me da una envidia terrible.
Justo desde hace dos años estoy queriéndome más, siendo más independiente, más sincera, menos abnegada, más justa conmigo misma. La prueba de ello es lo que estoy haciendo ahora: estudiar de lleno interpretación, colocándolo como lo absolutamente primordial en mis intereses, algo que Cristina no se atrevió a hacer nunca, pero la bambola sí.
También eso hace que sea un poco más intolerante, quizás sea ése el otro extremo y tenga ahora que encontrar el camino entre ambos. Pero la verdad, señores, es que me va muy bien…
Tenía guardados en la recámara nostálgica un par de vídeos dignos de unas palabras. A uno de ellos, made in EEUU, le sigue su copia o fiel réplica con sello nacional… ¿Complejo o poca vergüenza? A principios de una nueva década (los 90) ya podíamos intentar hacer proezas audiovisuales y artísticas como las de los vecinos del otro lado del charco… esto es lo que salió.
1985. USA for Africa
Más de cuarenta conocidos artistas, estadounidenses en su mayoría, bajo el nombre de Unión de Apoyo de Artistas para África -qué bien les quedó el acrónimo, muy sutil- cantaron el single «We Are the World». El objetivo era destinar los beneficios para paliar el hambre y las enfermedades en África, aunque como apunta la wikipedia » los críticos, sin embargo, reclamaban que el dinero llegaba a los gobiernos de los países africanos, antes que a la propia población afectada».
1990. Telepasión Española
La primera entrega de este serie de programas producidos para las navidades de TVE1 puso el listón muy alto. Cinco años después de la gran obra caritativa de los estadounidenses, los presentadores y caras conocidas de la pequeña pantalla de la 1 quiseron emular aquél vídeo, con estudio de grabación, cascos inútiles, hombres, mujeres, incluso gente de otra raza (Francine Gálvez), algo que los hacía acercarse más al contiente americano por aquél entonces.
Si ese vídeo lo hubiese hecho hoy la trupe de Joaquín Reyes en Muchachada Nui, por ejemplo, hubiese sido desternillante (nada como una buena parodia), pero lo triste es que estos españolitos se lo tomaron en serio y también cantaron un himno de paz y amor, que era lo que tocaba.
No tenía preparados más vídeos, he hecho un repaso mental (muy rápido, sí) del afán de superación nacional y del sueño americano y solo lanzaré una propuesta, una comparación que tal vez solo sea válida en mi imaginario freak. Ayer tuve la suerte de ver los vídeos publicitarios de “Todos contra el fuego”, campaña de sensibilización contra incendios forestales de los años 1988, 1989 y 1990. (Gracias, Nazaret). Inevitablemente me recordó a una de las campañas más famosas de la bedida de la etiqueta roja.
Aunque el mensaje del anuncio sea distinto visualmente son parecidos (personas – campo – aglomeración), además, es curioso que estos yankis relacionaran ya Coca Cola con la felicidad y la «sensación de vivir / can’t beat the real thing»… Se pondría aquí de moda las luchas utópicas y el sentimiento de pensar en ayudar a los demás… con un anuncio?
¿Qué os parece a vosotros?
Varios días de vacaciones expuesta a dosis ingentes de cultura urbana, teatral, cinematográfica y hallando tesoros del baúl de los recuerdos franceses. Algo que no inventaron los americanos y que tantas risas me está acarreando estos días…
Mañana hace una semana que llegué a Madrid, aún no para quedarme. Buen tiempo, mejor ambiente, mayor oferta, cosas por aquí, por allá… Por las mañanas estudio interpretación en el Laboratorio William Layton, un curso intensivo donde nos enseñan muchas cosas, entre ellas, aprendemos la técnica para luego olvidarla. ¿No es genial y contraditorio?
Pero también una de los eventos más reseñables es que llevo casi una semana sin ver la tele, ni siquiera la echo de menos. No es por tiempo, es porque la que tenemos no nos funciona, está sustituyendo a la verdadera, que alguien malo ha retirado sin piedad.
Pero dejemos la introducción para adentrarnos en el gran descubrimiento, quizás ya lo conozcáis, en ese caso os agradecería que os hiciérais los locos. Señoras, señores, os presento al scopitone!
Esta máquina fue un invento francés que se puso de moda en la década de los 60. Fue un predecesor del videoclip, ya que era algo similar a las gramolas (Jukeboxes) pero con un visor de imágenes en 16mm que animaban la canción elegida. Según he encontrado en Papel Contínuo, a su vez los scopitones son una evolución de los soundies (éstos sí son americanos).
Los vídeos que vamos a ver a continuación se los debo a mi amigo y gran descubridor Julio, él a su vez le agradecerá eternamente a su profesor de Teoría y Crítica del Cine Contemporáneo, Roberto Cueto -al que tuvimos el gusto de invitar a este seminario-, que un día en clase les habló de estas perlas.
Calendar Girl
Curioso que Neil Sedaka se rodee de estas bellas señoritas no siendo él precisamente atractivo. ¿Habéis prestado atención a la chica de ’agosto’?. El casting de las bailarinas no lo hizo Hitchcock.
La Passionata
Sin palabras…
El Festival SevillaFoto en colaboración con la UNIA ha organizado unos encuentros con profesionales de la fotografía. Ayer tuve el placer de ver a Alberto García-Alix y escuchar sus fotos, que nos contaron la vida intensa del que mira a través de la cámara.
Ya conocía gran parte de su obra, por eso tuve tanto interés en acudir, pero ni mucho menos soy una erudita, de eso me di cuenta cuando estuve rodeada de verdaderos admiradores. El encuentro fue realmente emocionante y el interés estuvo presente desde el principio hasta el final, cuando ya había tanta gente que tuvieron que ocupar la planta de arriba de la minúscula sala de la UNIA.
Alberto García-Alix es de esas personas que tienen un don especial para narrar. Él mismo dijo que lo que pretende es contar un cuento. Su voz impacta, pero más aún sus silencios y una rotundidad con cierta pizca de hombre ingenuo (a sus 52 años) que hace que por unos minutos olvides por fin ese estereotipo que le envuelve (claro que en él no es solo un cliché, es una forma de vida).
Curiosamente este fin de semana había visto en casa Quadrophenia, una historia entre mods y rockers… Qué casualidad que en el visionado de las fotos que Garcia-Alix ofreció me fuera a encontrar a personajes que bien podrían haber participado como figurantes de la película. Conocía su obra más reciente, desde finales de los 80, pero su manera de retratar los tupés y los pantalones pitillo me provocó un gran impacto.
El artista leonés estuvo muy presente en la movida madrileña y retrató a cantantes, actores, a sus amigos, dice que trata con mucho respeto a quien fotografía, porque entiende que esa persona está dando algo en ese momento. Requiere este proceso de una complicidad, una foto no se hace si no hay dos.
Participó en El canto de la tripulación, una revista que duró casi una década, donde se investigaba y se plasmaba sobre arte y otras inquietudes del círculo cercano a Alberto (calle, drogas, tatuajes, motos…). En su extensa carrera (acaba de llegar de China y prepara una exposición para el Reina Sofía) su implicación le llevó a hacer varios cortometrajes, en uno de ellos contó en su reparto con dos actores excepcionales: Ana Curra y Silvio. Había visto retales de estas imágenes en A la diestra del cielo (Paco Bech, 2007), un documental sobre la vida del rockero sevillano, pero había pasado por alto la figura de García-Alix. La obra es No hables más de mí (1984), auténtico:
Putas, viejos, porno, drogadictos, barrio, rockeros, amigos… algún que otro personaje estuvo presente ayer, me refiero a Los irreductibles (1984):
En 1999 llegó un merecido Premio Nacional de Fotografía, algo que empezó como un juego se ha convertido en la clave de su vida. Las fotos que ayer se mostraron fueron desoladoras, tristes, reales, sencillas, sinceras, humanas, sucias y eternas.
Mi habitación en Barcelona (1984)
Después de casi un mes de haber asistido al curso de Protocolo, Relaciones Institucionales y Comunicación impartido en la Sede Antonio Machado de la UNIA, en Baeza (Jaén), comparto la reseña que realicé como balance de lo aprendido. Hubo clases aburridas, divertidas y polémicas. Toda una experiencia.
Este curso ha durado dos fines de semana (11, 12, 25 y 26 de abril). Creímos que era conveniente que lo hiciera porque entre otras cosas una de mis tareas en la empresa y el colectivo es cuidar un poco del protocolo, algo tan extraño y poco definido como la vida misma.
El balance ha sido totalmente positivo, Baeza es un pueblo precioso, la sede es impresionante (es el antiguo Palacio de Jabalquinto) y los compañeros han sido estupendos.
El curso estaba organizado por Antonio Marín, encargado de la Comunicación y Divulgación Científica en CEAMA (Centro Andaluz de Medio Ambiente), perteneciente a la Universidad de Granada. Aunque los ponentes venían de la Escuela Internacional de Protocolo de Granada.
No sabía con lo que me iba a encontrar, las charlas eran muy diferentes entre sí: comunicación con los medios, organización de banquetes (parece que no pero fue útil), protocolo específico (pusieron como ejemplo el militar…). En realidad el curso resultó ser una amalgama de materias, donde lo mismo nos hablaban de la psicología propia de ciertas profesiones que de qué botón nunca debe abrocharse en una chaqueta.
Nos pidieron que hiciéramos una reseña de la clase que más nos había interesado para entregársela al director. Quise hacerlo pronto, para no acumular cosas en Casablanca, e hice mi resumen de lo mejor del primer fin de semana (aunque el último día de curso acabara siendo el más interesante, con unas conferencias de Protocolo no oficial y Habilidades sociales).
Fue precisamente en una de las ponencias de Antonio Marín, una de estas personas que parecen no estar agusto en el mundo, aunque se vea a leguas que lo que le encanta es polemizar, donde me desconcerté al ver de qué nos estaba hablando. La mayoría de los compañeros eran periodistas, ejercían la profesión en gabinetes de prensa convencionales, y a veces sentía que no encajaba, por la estructura horizontal y menos convencional de nuestro caso. Y en esa clase creí que con él podía sentirme más identificada. Entonces, hablando de Negroponte, nos mostró este vídeo (que yo no conocía): EPIC.
Mi reseña, que escribo a continuación, reflexiona acerca de todo esto, y además también dejé algunos renglones para hablar de la ponencia de Sociología del comportamiento (la clase más cercana al protocolo a la antigua usanza).
Según su petición de realizar una reseña de alguna de las clases recibidas en el curso, entiendo que de aquélla que nos haya parecido más interesante hasta el momento, comienzo a escribir hilando ciertas reflexiones que me surgieron a raíz del visionado de Epic, en la clase de Protocolo y Comunicación II. Los motivos: no esperaba encontrarme tal contenido en un curso de esta índole y por supuesto me sorprendió gratamente al abordar temas cercanos al contexto en el que trabajo (colectivo de gestión cultural ZEMOS98).
La comunicación evoluciona. Y con ella todo lo que lleva consigo: el marketing, la publicidad, la prensa. Comentando en clase el proceso de la noticia me pareció muy interesante que se dijera que nosotros podemos y debemos ser fuentes multimedia. En el contexto del curso, y pensando en la mayoría de los trabajos de mis compañeros, entendía que se hablaba de una visión del periodista como empresa, no como persona. El periodista se debe a su medio, lo representa y lo defiende.
Pero entonces, al ver el vídeo en el que colaboró Negroponte, no comprendí bien el cambio de giro. ¿Quería suscitar polémica? ¿Quería tantear el terreno para ver la relación entre los alumnos y la red? Sea lo que sea me gustó. Y creo que dio en la clave para que yo ahora pueda expresar lo que intenté decirle en clase pero aquel sábado no salió. Como he dicho varias líneas arriba el periodismo también está experimentando nuevas fórmulas. Ahora es el turno del periodismo ciudadano, que por supuesto sabemos (o al menos yo pienso) que no tiene entre sus objetivos desbancar al periodismo convencional, sino más bien complementarlo. El individuo tiene ahora el poder de comunicar, de considerar qué tiene que denunciar, y gracias a las herramientas que internet nos proporciona podemos nutrirnos de esa información de mil maneras.
Fue muy bueno el ejemplo que puso en clase: la fotografía digital no ha acabado con los fotógrafos de prensa. O por ejemplo, ya que se trata comunicar actualidad, el libro electrónico no extinguirá al libro de siempre y las descargas de canciones por internet no han acabado con la música, yo creo que más bien la engrandece (pero por ahí mejor no seguir, entre otras cosas porque no viene al caso).
Se trata de democratizar el medio. Todavía hoy quien tiene el medio tiene el poder (creo que le sonará un señor llamado Silvio Berlusconi). Internet es un nuevo medio, diferente. No es televisión, aunque podamos ver imágenes en movimiento, no es prensa escrita, aunque cada periódico tenga su edición digital… Y como medio distinto hay que tratarlo como tal. Noam Chomsky decía con cierto aire visionario hace diez años:
“…si no hacemos nada, internet y el cable estarán monopolizados dentro de diez o quince años por las megacorporaciones empresariales, la gente no conoce que en sus manos está la posibilidad de disponer de estos instrumentos tecnológicos en vez de dejárselos a las grandes compañías. Para ello, hace falta coordinación entre los grupos que se oponen a esa monopolización, utilizando la tecnología con creatividad, inteligencia y iniciativa para promocionar, por ejemplo, la educación.”
Quizás crea que esto no tenga nada que ver con su clase, pero lo cierto es que yo creo que su clase distaba de las otras que componían el curso . Precisamente por eso escribo sobre ella. No soy periodista, sino licenciada en Comunicación Audiovisual (he de decir que para los miembros más longevos de mi familia sí que soy periodista). Desconozco casi completamente el protocolo que se sigue, esa negociación de la que hablamos, esa característica fundamental del jefe de comunicación. Pero lo que tengo claro, porque he tenido la suerte de vivir esta revolución, es que tenemos que adaptarnos para buscar el éxito (y no me refiero a la “obsesión que tenemos de salir en los medios”, desde luego es usted un provocador…), me refiero a realmente comunicar tu idea, tu producto, tu noticia. Entiendo que cada vez es menos efectivo el ’one to many’ (de uno a muchos) y se apuesta más por el ’many to many’ (de muchos a muchos).
Me pareció también interesante cuando hablamos de que debíamos organizar el trabajo a diario, supuse que eso era crear un protocolo. Una de las compañeras habló de mimar a los medios, no puedes esperar resultados ni no lo preparas día a día. La comunicación a pequeña escala también es imprescindible.
Y ahora me encuentro en un dilema: cómo dar el salto y cambiar “de clase” siguiendo la misma línea. En general me parecieron interesantes todas las clases, diferentes entre sí (hubiera preferido otro protocolo específico en lugar del militar, pero ésa es una cuestión personal). Pero sin duda me parecería injusto no hacer una valoración de la clase de Sociología del Comportamiento, con Dª Mª Ángeles Villaverde.
La parte que me gusta del protocolo es la parte amable, la sociabilidad que a veces eso requiere, pero nunca me enseñaron cómo comer correctamente en la mesa. A día de hoy creo que me comporto… Cómo decía la Dª Mª Ángeles Villaverde todo se reduce al sentido común y es ahí donde quiero ir. Su clase fue una de las más entretenidas, tiene buenas dotes de comunicación esta señora. Pero a mí personalmente me suscitó contradicciones constantemente. El protocolo, en su acepción más cercana al concepto de educación y el saber estar, me ha parecido siempre necesario pero a la vez obsoleto. ¿Cómo no se renueva? De hecho, y de esto hablamos en clase, el protocolo no tiene sentido si no es una enseñanza generalizada, si solo acceden a ella unos pocos los demás estaremos expuestos a cometer errores sin ni siquiera saberlo y por tanto ser malinterpretados. ¿Por qué entonces ha dejado de ser una materia de interés en la escuela?…
Creo que lo interesante es cambiar de registro en función del momento o contexto. No concibo que hablemos de periodismo ciudadano y obligar a que un chico se ponga un traje de chaqueta para presentar su tesis en alguna universidad de Andalucía en el mes de junio. Hace unos años se oyó la noticia de que una empresa extranjera, para no contribuir más al calentamiento global, permitió que sus trabajadores acudieran a la oficina sin chaqueta y así no usarían tanto el aire acondicionado. ¿No es eso más lógico? La variedad nos hace diferentes y la diferencia nos enriquece. Entiendo que esas normas existan (si alguien decidió que el último botón de la chaqueta nunca se abrocha será por algo…), pero tenemos muchas opciones y hay que avanzar en ese sentido. Hay un claro ejemplo: los protocolos que han nacido ahora, como los que se usan en internet (por citar alguno, el uso del correo electrónico: contestar siempre a un mail, saber usar el CC, no enviar un mail masivo dejando que se vean los correos de todos los destinatarios…).
Evolucionamos y la comunicación es un poder que tiene el ser humano desde el momento en que nace. No tiene sentido que permanezca estancada.
Espero que la segunda parte del curso sea igualmente interesante. Gracias por acercar el conocimiento.
Hasta hace poco dudé si fue una buena reseña o si le solté una parrafada, pero recibí un correo electrónico diciéndome que mis palabras no le habían dejado indiferente. Objetivo conseguido!
Se cumplen ocho años de la telerrelidad en la televisión nacional. He creído recibir señales por varios canales (en forma de textos pensando sobre televisión) y empiezo a plasmar mi reflexión en este post. Con mis valoraciones como espectadora y asidua a terrenos de la comunicación intento escribir algunas notas sobre el fenómeno de los realities y de sus víctimas.
Fue en el viaje de vuelta de Casablanca cuando Preescolar me preguntó si había leído un reportaje que aparecía en El País, en su edición del domingo 20 de abril. «Es sobre telerrealidad» me dijo. En seguida recordé que me estanqué en las primeras páginas de la sección de internacional y no me dio tiempo a leer el resto debido al profundo estado de sueño en el que quedo atrapada cuando me encuentro en un medio de transporte.
Ya en casa busqué el artículo que me recomendó Sofía y me encontré con un interesante cruce de testimonios de participantes de reality shows, psicólogos y directivos de algún que otro programa.
Reconozco sin problemas que he visto, veo y probablemente seguiré viendo, programas como Fama ¡a bailar! (Cuatro). Están bien para amenizar el almuerzo, (sobre todo como cuando habitualmente comes sola, como es mi caso). Hay veces que me «pseudoengancho» y me gusta hablar de ellos con amigos, pero siempre pasa más al principio, a medida que el programa va ganando popularidad -lo cual significa que se engrandece de la manera más hortera posible- ya me va importando menos y mi adicción mengua. Son varias las sensaciones que me pasan por la cabeza: vergüenza ajena, impotencia, asco, lástima… Quizás tenga que ver esto con que mis adicciones las controlo bien y por tanto vicios son más bien pocos, por no decir ninguno… (mmm)
El tema central del reportaje es la fama. No es la primera vez que abordamos este tema en este espacio , pero causa impresión conocer que cada uno de los concursantes de formatos como La casa de tu vida o Supervivientes (esos sí que no me molan) llevan una lista de secuelas consigo.
La fama, y sobre todo la otorgada en estos ejemplos, es insostenible. Según el psicólogo José Errasti:
«los concursantes tienen dos opciones, ambas malas: o entran en un círculo vicioso que les obliga a seguir siendo famoso para mantener su nivel económico, o vuelven al anonimato, lo que provoca resentimiento y frustración»
Salir en televisión se convierte en una obsesión.
La televisión engulle, digiere y defeca, y Beiro [ganador de la primera edición de Gran Hermano en España] está sudando la gota gorda para seguir aferrado a ella. Ha cursado un master en dirección de empresas audiovisuales, ha escrito una tesis sobre los contenidos para móviles, va a la escuela de interpretación de Coraza, ha estudiado guitarra, se ha hecho un book, sigue al dedillo la programación. En su mente hay un objetivo: televisión. (…) Beiro es consciente de que lleva «Gran Hermano» escrito en la frente y de que eso le resta puntos. Es una losa sobre sus hombros.
Con la llegada de Operación trinfo (octubre de 2001) se les da un punto de vista más benevolente a este nuevo género: si comparamos a la pandilla de grandes hermanos -que no hacían más que estar tumbados en el sofá- con el armónico grupo de grandes voces de la academia… ¿quién cosecha mejor imagen? Tenemos aquí el primer punto que marca la diferencia: los realities «cantera de casposos y frikis» y los realities artísticos. (Nótese que ambos son compatibles).
En este último caso, donde la telerrealidad se entiende como escuela de (de)formación, parece que el querer ser famoso está más justificado: tu objetivo es cumplir tu sueño. Desde el principio te dejan claro que es una suerte estar en la academia y te hacen creer que has luchado mucho por llegar ahí (quizás se refieran a las 8 horas de cola que algunos pobrecitos se atreven a aguantar). Viva el sueño americano.
Lo más curioso de todo es que muchos acuden a estos castings como una última oportunidad que se conceden a sí mismos. También hay otros que una vez dentro del centro confunden su sueño de ser bailarín con el hecho de haber entrado en la escuela de turno. ¿Qué pasa?¿No hay más opciones? Existen buenos cantantes, actores y bailarines desde el principio de los tiempos… pero claro, ir al conservatorio o hacer cursos en una escuela modesta no te garantiza fama al 100%.
Pero ¿qué es ser famoso? Según la RAE:
famoso, sa.
(Del lat. famōsus).
1. adj. Que tiene fama y renombre. Comedia famosa. Ladrón famoso. U. t. c. s. Reunión de famosos.
2. adj. coloq. Insigne, excelente en su especie.
3. adj. coloq. célebre (‖ que llama la atención por ser muy singular y extravagante). Famoso tarambana. Famoso disparate. Ocurrencia famosa.
4. adj. ant. Visible e indubitable.
Los medios y las empresas se confabulan para hacer un frente bastante fuerte y buscarse el mejor sitio en esto de las modas: todo lo que pasa por el programa es lo más, música, estereotipos de personas, tendencias. Los personajes y productos derivados copan el mercado… Y no es que quiera hablar ahora de la competencia y de que Bisbal sea número uno, porque eso ahora me importa bien poco. Lo realmente preocupante son las otras víctimas de todo este circo: el público.
No un público que pueda abstraerse, sino los adolescentes, que además son público objetivo de estos formatos. Para ellos eso es lo normal, de manera que creerán que hacer coreografías tan hot a diario, sin ton ni son, como las de cierto profesor de Fama, es lo más normal del mundo. Para mí es tan irracional como si les pidiera que bailaran todos los días con los pies atados a una silla. Ser sensual está muy bien, pero ser sometido a eso todos los días parece ser más un reflejo de frustración o de poca originalidad del coreógrafo. (No me meteré ahora en estos berenjenales, además para eso habla con todo el sarcasmo la Dra. Smichdt en Diagonal).
¿Por qué llamarlo telerrealidad cuando quieren decir…?
Es curiosa la denominación (reality show o telerrealidad) cuando lo que vemos es una distorsión, nada más lejos de la cotidianeidad. ¿Cómo vamos a comportarnos igual encerrados en una casa que no es la nuestra con personas que no hemos visto en nuestra vida? Y cuando no es una casa es una isla… ¿qué está pasando?
Mayte Prieto, la siniestra maniquí de Supermodelo (Cuatro) ya no quiere ser modelo:
«El programa me ha abierto caminos, pero no me gustó la idea que nos vendieron de la moda. Nos trataban bastante mal y he comprobado que la realidad no es así. Cuando salí, sufrí bajones emocionales, sentí que habían explotado mi imagen. O haces un programa de moda o un reality»
Los concursantes y las ediciones en general suscitan cada vez menos interés, por eso se apuran en estrenar nuevas y vacías ideas. Solución: morbo, discusiones en la casa, historias de amor… aunque las personas que viven esas experiencias no tengan un carácter especialmente fuerte para soportar las secuelas. Al fin y al cabo quien manda es la producción del programa.
La fama esporádica que se suscita a raíz de estos concursos no merece la pena cambiarla por nada. Cuando estuve trabajando en una agencia de modelos conocí a muchas personas que cumplían el perfil de concursantes telerrealidictivos… Meses más tarde una de las chicas salía en El tomate por un microchisme con un famoso y una semana después cayó en Interviú… Las prisas, como me dice mi madre, son muy malas…
¿Otra televisión es posible?
En Casablanca hemos hablado de cómo hacer televisión sin la televisión, de eso ya se había hablado por aquí. No es que la televisión por internet y el videoblogging sean la clave de la calidad, pero sea como sea tenemos que tomarnos tiempo para reflexionar sobre los contenidos. Más vale poco y bueno que mucho y malo. Es absurdo comparar ambas televisiones, ya que sus hábitos de consumo y su producción son diferentes.
Algún día no podremos dormir y contaremos ovejas… será entonces cuando veamos humanos saltando una valla.
Recojo el meme enjut@ que me ha lanzado Tíscar. Resulta que quieren ver cómo va esto del género y las cadenas. A ella la enganchó Lula.Ha sido divertido hacerlo. Aunque parezca mentira no me había preguntado algunas de estas cosas.
La verdad es que tengo algo más que ver con Enjuto Mojamuto que un simple poster de Michael Jackson en mi habitación (bueno, cuando era pequeña y lo compartía con mi hermana)…
Y ahí van las respuestas:
Voz en off> ¿Cuántas horas al día de media pasas conectada a Internet?
Enjut@> Muchas más que antes. Internet es cada vez más una forma de vida para mí, pero creo que mi uso no es desmesurado. Desde hace unas semanas estoy intentando reposar y dejarlo en la oficina cuando salgo de trabajar (recomendaciones médicas). El fin de semana lo vuelvo a retomar y es cuando intento concentrarme para escribir algún post.
Voz en Off> ¿Cuántas cuentas de correo tienes?
Enjut@> Pues.. la primera me la abrí en latinmail.com (ya me la tienen más que cancelada!), luego en hotmail, yahoo, gmail, ZEMOS98/hapaxmedia, …creo que ya.
Voz en off> ¿De cuantas redes sociales eres?
Enjut@> Flickr (ahora lo uso más gracias a la cuenta pro que me regaló Rubén), blogger, messenger, twitter (aunque al principio fui reticente), last fm, vodpod, feevy, youtube… me resisto al fotolog, pero últimamente no sé por qué me pica la curiosidad, me imagino que le daría un uso como los microposts de twitter pero ilustrados.
Voz en off> ¿Qué te gusta más para expresarte el blog, el wiki, flickr o twiter?
Enjut@> Según qué quiera expresar. Creo que para escribir un artículo en tu blog necesitas cierta documentación y tiempo (al menos yo me lo intento tomar así). El wiki lo uso en el trabajo, para ordenarme y no desordenar a mis compañeros. Para flickr necesitas ser muy plástico (me falta el punto fotógrafa instantánea que por ejemplo tienen personas como Blanca G. Carrera), pero intento usarlo, me encanta poder archivar cosas, twitter me ayuda a desahogarme y también a ser creativa, ya que como es tan rápido de usar hace que cualquier cosa que se me ocurra la comparta al momento: preguntas, anécdotas… incluso algún chiste!
Voz en off> ¿A cuántas mujeres blogueras conoces personalmente?
Enjut@> en persona a menos de las que leo.
Voz en off> ¿A cuántas mujeres blogueras lees habitualmente?
Enjut@> haciendo una lista me salen unas diez, pero quizás lea blogs que escriben mujeres y no lo sé!
And the meme goes to… preescolar, igualemente, atemporal y teclista.
Will Smith, Jazz, Harriet Winslow, Bill Cosby, Arnold, Gordo Alberto, Hilary Banks, Carlton, Steve Urkel… Son ellos, los negros más televisivos que forman parte de nuestro imaginario televisivo infantil y adolescente. Algunos nacieron en los 70 y llevaban pantalones de campana… otros surgieron en los 90 y vestían bombachos y camisetas con dibujos verde fosforito. De igual manera eran seres que nos hacían reir de otra forma.
Ayer pasamos una buena noche en casa de Irene, y gracias a un juego que suele terminar siendo el colofón de nuestras veladas surgió del pasado el personaje de Jazz. Explico en qué consiste el juego por si alguien lo quiere añadir a su lista de entretenimientos: hay que pensar en un personaje (ficción o realidad), escribirlo sobre un papel y adjudicárselo al amigo que tienes a la derecha (en realidad a su frente), sin que éste pueda verlo. De manera que todos tenemos un papelito en la frente con el nombre de alguien y a base de preguntas cerradas tenemos que ir averiguando quiénes somos.
Nuestro querido Juan propuso el personaje de Jazz para Irene, que todo sea dicho le costó cierto esfuerzo adivinarlo y tuvo que rendirse a las pistas de última hora. La verdad es que este personaje fue importante en nuestras vidas, aunque no sea uno de los más destacados, pero enseguida empecé a recordar todos los personajes de series ’étnicas’ que aterrizaron con un boom en los 70 y que han dejado huella.
Recuerdo que una de las series que veíamos juntos en mi casa era La hora de Bill Cosby (The Cosby Show). Eran guapos, graciosos, exitosos, bailaban, cantaban, se amaban. ¡Eran prefectos! Pero por supuesto negros y esto lo digo como un detalle determinante: estas series guardaban los papeles de pardillos para los blancos. Pero qué más da, yo disfrutaba, era fan del Dr. y la familia Huxtable, desde la intro hasta el final:
Pero Bill Cosby ya era un perfecto conocido de la pequeña pantalla, era un gran cómico que repartía un humor muy particular. Siempre unió su vis cómica y su feeling con los más pequeños (en Sesame Street, por ejemplo) o en una de las series con las mejores sintonías de cabecera que haya podido escuchar: El Gordo Alberto (Fat Albert).
Por eso, en parte, se debe el gran éxito de The Cosby Show, que duró 8 temporadas (1984-1992). Su especie de spin off A different world (1987-1989) – y digo ’especie’ porque ambas series se emitieron en el mismo tiempo – narraba las aventuras en la universidad de una de las hijas de Cliff Huxtable, Denise, y tenía otro público objetivo: los adolescentes y pre-universitarios.
A la televisión española de los 80s y 90s llegaban más series de familias negras producidas en los 70s y 80s, todas además parecían haber salido del mismo estudio de grabación, compartían un universo Ikea particular, nada nórdico, por cierto… claro que solían ser familias numerosas y había que meterlos en grandes casas.
Otra de las series bomba con protagonistas de color (de color negro) fue Arnold (1978-1986), cuyo título original era Different strokes (supongo que se asustaron al no saber cómo traducir ’stroke’ al español, ’golpe’ es demasiado agresivo). Esta sitcom seguía perteneciendo al grupo de las étnicas, pero se le sumaba a una nueva característica: su protagonista tenía una discapacidad física. Gary Coleman goza de un perfecto estado de salud en la actualidad, solo que su anomalía en el riñón hizo que su crecimiento se estancara bastante pronto.
Hubo otra serie que pertenecía que compartía esta característica: Webster (1983-1984). Como era demasiado lacrimógina y tampoco he encontrado muchas imágenes me quedo con este anuncio de Burguer King.
Llegan los 90, vivan los colores fosforitos
Aunque pueda parecer lo contario en las sitcoms étnicas de los 90 la decoración de los hogares seguía siendo la misma. Y si no comparad la casa de los Cosby con la de los Wislow. Cosas de casa (Family matters) se mantuvo hasta 9 temporadas, desde 1989 a 1998, aunque hayamos sido testigos de sus numerosas reposiciones en Antena 3.
Aquí todo seguía igual, aunque los temas que pululaban por la mente de los guionistas cada vez reflejaban más los problemas de la adolescencia, todo giraba en torno a los jóvenes de la familia y a su vecinito, Steve Urkel. Aunque era una comedia se decantaba más por el estilo moralina que parece que lleva todo producto televisivo diseñado para jóvenes. Pero eso sí, los blancos seguían siendo los malos, los tontos y los raros.
Pero la gran serie que me marcó para el resto de mis días (y como he comentado al principio también a varios de mis amigos) fue El príncipe de Bel Air (The Fresh Prince). Se produjeron solo 6 temporadas (1990-1996), pero yo casi puedo tirarme el farol de saberme varios diálogos de memoria.
El protagonista, Will Smith, era un chico de barrio que llegaba a casa de una tía suya, en Bel-Air, a partir de esa idea las excentricidades del chico eran interminables (146 episodios). A medida que la serie avanzaba los demás personajes cobraban más fuerza. Mis favoritos: Geoffrey y Carlton. En honor al juego de anoche pondré este fragmento (por esto y por más cosas cuando veía la tele de pequeña quería ser negra):
Algo que no sé si sigue ocurriendo en la actualidad en la televisión americana es la colaboración entre series. Eso de que Bill Cosby participara en El Gordo Alberto o que en un capítulo de El Príncipe de Bel-Air de repente apareciera a modo de cameo Arnold y el Señor Drummond… Para mí es algo que siempre me parecerá divertido.
La discriminación positiva por parte de la raza negra ha tenido mucho peso en televisión, se han realizado series de calidad. Actualmente siguen haciéndose, y, aunque no las sigo mucho, me ha parecido ver a pequeños niños negros endemoniados hablando al más puro estilo Harriet Wilslow, esto es ’pure nigga’. A veces me da la sensación de que si lo trasladáramos al terreno andaluz e hiciéramos la comparación, esos niños negros de las series actuales serían como la odiosa niña de Menuda Noche, el programa supuestamente infantil que presenta Juan y Medio emitido en Canal Sur en horario no infantil.
Como regalo dejo una promo de un canal de televisión que anuncia dos de las series aquí citadas de una manera bastante curiosa:
Rita Pavone es maravillosa de principio a fin, pero especialmente en este vídeo -de baja calidad- está adorable!