La Bambola
16.03.2011

Quiero ser mayor (y Vogue también quiere que lo sea)

por Cristina Domínguez

Dejad que los niños… sean precisamente eso: ¡niños! Todo lo que nos rodea parece apresurarse para dar fin a una de las etapas más importantes del ser humano. La infancia es el origen de nuestros miedos, complejos, pero también de nuestras actitudes, seguridades y deseos. Hace unos meses una de las revistas de moda más prestigiosas ponía el grito en el cielo jugando de una manera muy sencilla con modelos menores de edad.

Hace unos años interpretaba en un espectáculo un texto de Ágata Roca: «Quiero ser mayor». La autora habla de una niña que está harta de su estilo de vida y anhela ponerse tacones, maquillarse… en definitiva lo que para ella es ser una mujer:

¡Estoy cansada de ser niña, de ser pequeñita, diminuta, redondita, la florecita, la croquetita, la ratita, de ser pesadita, de tener mofletitos, de llevar coletitas, de tener amiguitas, de hacer trencitas, de jugar a cocinitas, de coger florecitas, de jugar a muñequitas y de llevar braguitas! Yo quiero ser mayor.
Quiero ser alta, muy alta.
Quiero tener tetas, llevarlas con sujetadores, y que se vean debajo de una camisa blanca.
Y fumar y escuchar música y bailar en las discotecas.
Y hablar y reír…
Casarme. Quiero casarme con un vestido blanco y largo, con un velo que me cubra toda la cara y hacerme fotos, muchas fotos, y enseñarlas a todo el mundo, porque quiero tener amigos, muchos amigos…
Quiero un marido que lleve una corbata a rayas y una maleta llena de papeles muy importantes. Prepararle el desayuno, preguntarle si viene a comer y que me diga que no lo sabe, que ya me llamará. ¡Hasta luego! Hablar por teléfono y quedar con alguien.
Y tener otro novio rubio y con los ojos azules que vaya en moto…
Y tener hijos, muchos hijos. Llamar a muchas canguros para poder salir todas las noches.
Y crecer y hacerme mayor y cumplir muchos años y ponerme cremas, muchas cremas.
Y tener problemas, ir al médico. Tomar pastillas. Muchas pastillas. Pastillas para dormir, pastillas para levantarme, para el dolor aquí, aquí…
Y cumplir más años y tener más arrugas y ponerme más cremas y hacerme gorda y que me caigan las tetas y operármelo todo.
Y cumplir más años y que ya no me salgan pelos, y ponerme unos dientes de plástico, ir al hospital y no tener amigas y quedarme solaaaaaa…
¡Mamammmmmmá!

El texto es divertido, es una crítica a los convencionalismos sociales. La curva que experiementa el personaje cuando se da cuenta de en lo que puede llegar a convertirse es lo patético y por tanto lo que causa el efecto cómico.

Tengo dos sobrinas y a veces da hasta miedo la capacidad de mímesis, de imitación, que pueden alcanzar. Supongo que al menos la mayor (4 años) está en una etapa en la que adora a las princesas, pero también se deja fascinar por muchas más cosas. Su madre, mi hermana, se lo trabaja a diario y en general el entorno que la rodea procuramos que así sea.

Por mucho que una niña quiera ser mayor sigue siendo pequeña y de manera natural conserva su inocencia, cierta candidez y el mayor tesoro de la infancia: la espontaneidad.

Hace ya un par de meses la edición francesa de Vogue se arrimó al jugoso pastel de la polémica publicando estas fotos:

Seguro que para estas niñas de 7 años la sesión fue como un juego, pero lo que me angustia realmente son las expresiones (faciales y corporales) que supongo que el fotógrafo, Sharit Hamza, les sugirió. Eso y que las joyas, el maquillaje y los vestidos que llevan son de marcas como Bulgari o Versace. Estas niñas ni siquiera entienden qué han hecho. Cuando vi este reportaje sentí verdadera grima.

Se habla de tintes pedófilos, pero para mí hay una barrera anterior, que precede las connotaciones sexuales en lo infantil… Y es que estas fotografías juegan con esa ventaja de la que hablaba al principio, seguro que estas niñas ya se han imaginado de mayores, para ellas esto habrá sido un regalo.

Señores del mundo de la moda, si quieren polemizar tomen una vaca y vístanla de Gucci o repasen otros catálogos de moda, como, por ejemplo, el que hizo Terry Richardson para Sisley.

 

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