La Bambola
23.04.2008

Telerrealidad, ¿metaficción?

por comcinco

Se cumplen ocho años de la telerrelidad en la televisión nacional. He creído recibir señales por varios canales (en forma de textos pensando sobre televisión) y empiezo a plasmar mi reflexión en este post. Con mis valoraciones como espectadora y asidua a terrenos de la comunicación intento escribir algunas notas sobre el fenómeno de los realities y de sus víctimas.

Fue en el viaje de vuelta de Casablanca cuando Preescolar me preguntó si había leído un reportaje que aparecía en El País, en su edición del domingo 20 de abril. «Es sobre telerrealidad» me dijo. En seguida recordé que me estanqué en las primeras páginas de la sección de internacional y no me dio tiempo a leer el resto debido al profundo estado de sueño en el que quedo atrapada cuando me encuentro en un medio de transporte.

Ya en casa busqué el artículo que me recomendó Sofía y me encontré con un interesante cruce de testimonios de participantes de reality shows, psicólogos y directivos de algún que otro programa.

Reconozco sin problemas que he visto, veo y probablemente seguiré viendo, programas como Fama ¡a bailar! (Cuatro). Están bien para amenizar el almuerzo, (sobre todo como cuando habitualmente comes sola, como es mi caso). Hay veces que me «pseudoengancho» y me gusta hablar de ellos con amigos, pero siempre pasa más al principio, a medida que el programa va ganando popularidad -lo cual significa que se engrandece de la manera más hortera posible- ya me va importando menos y mi adicción mengua. Son varias las sensaciones que me pasan por la cabeza: vergüenza ajena, impotencia, asco, lástima… Quizás tenga que ver esto con que mis adicciones las controlo bien y por tanto vicios son más bien pocos, por no decir ninguno… (mmm)

El tema central del reportaje es la fama. No es la primera vez que abordamos este tema en este espacio , pero causa impresión conocer que cada uno de los concursantes de formatos como La casa de tu vida o Supervivientes (esos sí que no me molan) llevan una lista de secuelas consigo.

La fama, y sobre todo la otorgada en estos ejemplos, es insostenible. Según el psicólogo José Errasti:

«los concursantes tienen dos opciones, ambas malas: o entran en un círculo vicioso que les obliga a seguir siendo famoso para mantener su nivel económico, o vuelven al anonimato, lo que provoca resentimiento y frustración»

Salir en televisión se convierte en una obsesión.

La televisión engulle, digiere y defeca, y Beiro [ganador de la primera edición de Gran Hermano en España] está sudando la gota gorda para seguir aferrado a ella. Ha cursado un master en dirección de empresas audiovisuales, ha escrito una tesis sobre los contenidos para móviles, va a la escuela de interpretación de Coraza, ha estudiado guitarra, se ha hecho un book, sigue al dedillo la programación. En su mente hay un objetivo: televisión. (…) Beiro es consciente de que lleva «Gran Hermano» escrito en la frente y de que eso le resta puntos. Es una losa sobre sus hombros.

Con la llegada de Operación trinfo (octubre de 2001) se les da un punto de vista más benevolente a este nuevo género: si comparamos a la pandilla de grandes hermanos -que no hacían más que estar tumbados en el sofá- con el armónico grupo de grandes voces de la academia… ¿quién cosecha mejor imagen? Tenemos aquí el primer punto que marca la diferencia: los realities «cantera de casposos y frikis» y los realities artísticos. (Nótese que ambos son compatibles).

En este último caso, donde la telerrealidad se entiende como escuela de (de)formación, parece que el querer ser famoso está más justificado: tu objetivo es cumplir tu sueño. Desde el principio te dejan claro que es una suerte estar en la academia y te hacen creer que has luchado mucho por llegar ahí (quizás se refieran a las 8 horas de cola que algunos pobrecitos se atreven a aguantar). Viva el sueño americano.

Lo más curioso de todo es que muchos acuden a estos castings como una última oportunidad que se conceden a sí mismos. También hay otros que una vez dentro del centro confunden su sueño de ser bailarín con el hecho de haber entrado en la escuela de turno. ¿Qué pasa?¿No hay más opciones? Existen buenos cantantes, actores y bailarines desde el principio de los tiempos… pero claro, ir al conservatorio o hacer cursos en una escuela modesta no te garantiza fama al 100%.

Pero ¿qué es ser famoso? Según la RAE:

famoso, sa.

(Del lat. famōsus).

1. adj. Que tiene fama y renombre. Comedia famosa. Ladrón famoso. U. t. c. s. Reunión de famosos.

2. adj. coloq. Insigne, excelente en su especie.

3. adj. coloq. célebre (‖ que llama la atención por ser muy singular y extravagante). Famoso tarambana. Famoso disparate. Ocurrencia famosa.

4. adj. ant. Visible e indubitable.

Los medios y las empresas se confabulan para hacer un frente bastante fuerte y buscarse el mejor sitio en esto de las modas: todo lo que pasa por el programa es lo más, música, estereotipos de personas, tendencias. Los personajes y productos derivados copan el mercado… Y no es que quiera hablar ahora de la competencia y de que Bisbal sea número uno, porque eso ahora me importa bien poco. Lo realmente preocupante son las otras víctimas de todo este circo: el público.

No un público que pueda abstraerse, sino los adolescentes, que además son público objetivo de estos formatos. Para ellos eso es lo normal, de manera que creerán que hacer coreografías tan hot a diario, sin ton ni son, como las de cierto profesor de Fama, es lo más normal del mundo. Para mí es tan irracional como si les pidiera que bailaran todos los días con los pies atados a una silla. Ser sensual está muy bien, pero ser sometido a eso todos los días parece ser más un reflejo de frustración o de poca originalidad del coreógrafo. (No me meteré ahora en estos berenjenales, además para eso habla con todo el sarcasmo la Dra. Smichdt en Diagonal).

¿Por qué llamarlo telerrealidad cuando quieren decir…?

Es curiosa la denominación (reality show o telerrealidad) cuando lo que vemos es una distorsión, nada más lejos de la cotidianeidad. ¿Cómo vamos a comportarnos igual encerrados en una casa que no es la nuestra con personas que no hemos visto en nuestra vida? Y cuando no es una casa es una isla… ¿qué está pasando?

Mayte Prieto, la siniestra maniquí de Supermodelo (Cuatro) ya no quiere ser modelo:

«El programa me ha abierto caminos, pero no me gustó la idea que nos vendieron de la moda. Nos trataban bastante mal y he comprobado que la realidad no es así. Cuando salí, sufrí bajones emocionales, sentí que habían explotado mi imagen. O haces un programa de moda o un reality»

Los concursantes y las ediciones en general suscitan cada vez menos interés, por eso se apuran en estrenar nuevas y vacías ideas. Solución: morbo, discusiones en la casa, historias de amor… aunque las personas que viven esas experiencias no tengan un carácter especialmente fuerte para soportar las secuelas. Al fin y al cabo quien manda es la producción del programa.

La fama esporádica que se suscita a raíz de estos concursos no merece la pena cambiarla por nada. Cuando estuve trabajando en una agencia de modelos conocí a muchas personas que cumplían el perfil de concursantes telerrealidictivos… Meses más tarde una de las chicas salía en El tomate por un microchisme con un famoso y una semana después cayó en Interviú… Las prisas, como me dice mi madre, son muy malas…

¿Otra televisión es posible?

En Casablanca hemos hablado de cómo hacer televisión sin la televisión, de eso ya se había hablado por aquí. No es que la televisión por internet y el videoblogging sean la clave de la calidad, pero sea como sea tenemos que tomarnos tiempo para reflexionar sobre los contenidos. Más vale poco y bueno que mucho y malo. Es absurdo comparar ambas televisiones, ya que sus hábitos de consumo y su producción son diferentes.

Algún día no podremos dormir y contaremos ovejas… será entonces cuando veamos humanos saltando una valla.

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comentarios

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felipe ZEMOS98 dice:

este tema me interesa bastante…más más más, ñam ñam ñam.

básicamente de lo que suelen carecer estos programas es de ÉTICA.

al fin y al cabo son concursantes y no personas…personajes y no personas…objetos y no sujetos…

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