Descansar la capacidad productiva. Activar el pensamiento. Venir al blog, al final de una semana horrible, y abrir una nueva entrada. Para respirar. Para tomar aire. Inspirar, espirar. Nos están haciendo daño. Piensa. Lo último que nos quitarán es el pensamiento, la malafamada vida interior. Nos están violando. Esta imagen es obvia. La rabia no lo es. Pero se expresa, como rabia, con escasa profundidad, por más amplia que sea la herida. O la penetración.
Traducción libre/remezcla de El libro de lo grotesco, primer relato de Winesburg, Ohio (1919)
La escritora, con su blanco mostacho, tenía algunos problemas para subir a la cama. Las ventanas de la casa en que vivía eran altas y le gustaba mirar a través de ellas las historias de sus contemporáneos. Un carpintero vino a arreglar su cama Fogwill, para que así ella pudiera mirar por las ventanas cuando se acostaba.
En uno de los mejores libros que he leído este año (Mata a tus ídolos, de Luc Sante), hay un texto llamado «El molde».
Es difícil elegir uno solo de los artículos de este libro, obra que abarca textos de más o menos una década, compuestos a partir de las preguntas, obsesiones y temas preferidos de este periodista y crítico cultural, belga de nacimiento, afincado en Estados Unidos hace 50 años y sin pasaporte (el dato me encanta).
«Estaba predestinado a trabajar en una fábrica. Nací en una ciudad belga dedicada a la industria textil y mis antepasados habían trabajado en las fábricas durante al menos dos o tres siglos (…)» (89)
«Mi padre no quiso que siguiera sus pasos. Nunca me empujó en una dirección en particular, pero desde muy pequeño me dejó claro que el trabajo mental es preferible al trabajo físico (…)» (90)
Ya va siendo hora de compartir el prólogo que escribí para Silvia Nanclares, que esta misma tarde ha presentado su libro en Sevilla. Más detalles al final.
Itinerario del empoderamiento posible
Escribe, que nadie te retenga, que nada te detenga: ni hombre, ni imbécil máquina capitalista donde las editoriales son los astutos y serviles relevos de una economía que funciona contra nosotras y a nuestra costa; ni tú misma.
hélène cixous
Observo y analizo con la mirada cariñosa del crítico (similar en todo a la de una Erzsébet Báthory frente a la carne blanca de seiscientas doncellas) en busca del quid del proceso por el que algunas extraen de sí la energía suficiente para creer en ellas mismas y llevar a cabo un proyecto, de cualquier índole. Ese proceso por el cual el sujeto se convierte en agente activo como resultado de un accionar: a eso lo llaman «empoderamiento». He debido acercarme mucho más al fenómeno, tratando de no mostrar los colmillos. He sacado a trabajar mis instrumentos: ¿será algo relativo al ADN de estas personas? ¿Tendrán las «empoderadas» ciclos hormonales menos salvajes? ¿Residirá la razón en el entorno y circunstancias de crecimiento (los años de formación, se sabe, hicieron de Sade o Catherine Millet lo que fueron)?
Estoy desprecintando, una a una, las doce tablas de mis estanterías de CDs. Son los precintos que les colocaron los muchachos subordinados del “mudancista” que contraté para traerme los muebles a la nueva casa. Los voy sacando uno a uno y no puedo evitar pensar en ellos. En todos ellos: uno se llamaba Miguel y otro venía de Arequipa, Perú. De los demás no sé nada.
Aquellos hombres que desmontaron mis modestos muebles, los cargaron y descargaron de la furgoneta y los montaron en mi casa nueva, ¿cuánto cobraron por ese trabajo realizado en cuatro horas de un viernes tarde?
Estoy goteando. Soy agua, soy fuente. Be water, my friend. He perdido el hilo. No sé quién soy, y tampoco sé quiénes son amigos. ¿Aquellos con los que me veo una o dos veces al año? ¿Aquellos que me escriben y marcan en las redes? Estoy exagerando. Dejadme seguir.
«La melancolía no es una enfermedad sino un medio de conocimiento»
Cuando escribí esto en twitter hace dos días, no había visto Melancholia. Me da hasta un poco de susto haberla definido tan bien (a mi modo de ver).
Viernes, ¿qué pasará hoy? Apareceran los niños de Córdoba ilesos, vivos, sin sufrir ningún daño; lloverá un maná suficiente que alimente a todos los que están muriendo en África; en España ni en ningún otro lugar del mundo morirá una mujer ni un niño, ni ningun otro ser inocente por malos tratos; los políticos pasarán a ser gente honrada y responsable, el Papa y todos los que hacen discursos vacíos y sin soluciones, escupirán ranas por la boca. La gente normal y sencilla que andamos por la calle nos sonreímos al mirarnos. Pero nadie está libre de culpa.
El Día de la Hispanidad lo recuerdo desde siempre con rabia y con fastidio. En la tele daban el desfile, el besamanos y la pompa anacrónica. En casa nos aburríamos.
Colección de citas que se escaparon del último programa de ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor? sobre maternidad y creación:
«Acumulaba libros estratégicamente para leer mientras daba de mamar; libros de bolsillo que cogía en una mano…» (Moyra Davey)
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