Un tren. Un tren en la tele. Música de cabaret… Todo se paraliza. Esta es la pequeña historia de cómo conocà Cabaret antes de yo saberlo.
Cabaret (1972, Bob Fosse) es una de mis pelÃculas favoritas. Lo supe en cuanto la vi, pero esto fue hace tan solo unos años, la descubrà en la maravillosa videoteca de la Facultad de Comunicación.
Me gusta por el patetismo, por el marco histórico en el que se desarrolla, por los actores, por lo trasgesora que fue, porque me parece una preciosa metáfora de la vida trasladada a un pequeño cabaret.
El otro dÃa, con esto de las reuniones navideñas, estuve con mi hermana y dos amigos de su infancia (y de la mÃa también). Estuvimos recordando anécdotas, riendo… y no sé por qué mi hermana recordó algo que estos dÃas aún no se me ha ido de la cabeza, aunque sea un detalle casi sin importancia.
Desde pequeña consideré la televisión como algo muy atractivo, eso ya se sabe, pero en especial me hipnotizaban los anuncios, por eso no es tan raro que canturree jingles y entone eslóganes con tanta facilidad.
Según mi hermana, en concreto, mi mirada quedaba fija en la caja tonta en el momento en que salÃa un anuncio de Renfe… Éste:
Yo solo tenÃa cinco años, pero de algún modo estaba presintiendo que esa melodÃa formarÃa parte de mi paisaje sonoro. El anuncio se basa en el comienzo de la pelÃcula Cabaret, en la que incluso también aparece un tren. El slogan dice «Bienvenido al tren» y nos acoge como el gran Joel Grey, que interpretó al Maestro de Ceremonias. Aunque el spot está ubicado en España, se respira un ambiente gris y espeso, propio de la Alemania pre-nazi… o es que asà se ven ya los anuncios que tienen casi veinte años?
En realidad es más común de lo que parece, el cabaret y la infancia con dos mundos bastante similares, asà lo demuestran en The Muppet Show: