Érase una vez una hormiga llamada Generosa. Generosa era muy trabajadora. Como también lo eran sus amigas Inquieta, Observadora, AnalÃtica, Forzuda, Impetuosa, Paciente o Voluntariosa. Generosa siempre estaba dispuesta a ayudar a todo el mundo con sus tareas.
Un dÃa, AnalÃtica se puso enferma. Estaba muy preocupada porque estaban construyendo un nuevo Hormiguero y las obras debÃan ir más deprisa porque el Invierno se acercaba. Cuando Generosa se enteró, le ofreció a AnalÃtica hacer su trabajo.
AnalÃtica aceptó encantada puesto que sabÃa que cumplir era muy importante y que alguien tendrÃa que sustituirla hasta que se curase. El problema es que Generosa justo estaba trabajando en el transporte de alimentos con Forzuda y como el Invierno se acercaba, ¡también estaba muy atareada!
Generosa, por su naturaleza, decidió no decirle nada a AnalÃtica sobre lo atareada que estaba con el Transporte, asegurándole que cubrirÃa su baja sin problemas. No querÃa que se sintiera mal y sabÃa que AnalÃtica era muy inteligente y no permitirÃa que Generosa tuviera trabajo en exceso.
Pero es que además, ¡Generosa tampoco le dijo nada a Forzuda! Muy preocupada, tomó la decisión de no decirle que ayudarÃa a AnalÃtica para que ésta no dudara de que podÃa cumplir con sus responsabilidades. Y es que Generosa…era muy generosa.
Cuando comenzó la jornada de trabajo, Generosa se afanaba en ir y venir, de un sitio para otro, tratando de transportar todo lo que podÃa al tiempo que en sus descansos, corrÃa para hacer las tareas de AnalÃtica en labores de Construcción. Durante un tiempo, todo fue bien. Pero poco a poco, el cansancio hizo mella en Generosa, que fue incapaz de realizar bien ambos trabajos.
Cuando por fin AnalÃtica se reincorporó al trabajo, llamó apurada a Generosa. «Amiga, ¡solo has hecho la mitad del trabajo que me correspondÃa!». Y en medio del silencio, se coló la voz por teléfono de Forzuda que le decÃa muy preocupada a Generosa: «¡Amiga, solo has hecho la mitad de tu trabajo!».