El diario americano The Washington Post propuso una experiencia para saber si somos capaces de reconocer la belleza sin la ayuda del contexto. Contactó con Joshua Bell, que el día anterior había tocado a más de 100 euros la butaca para llevar a cabo un experimento. El diario El mundo ha inicado algo similar…con Nacho Campillo.
Hace tiempo que leí en Almacén un artículo que me pareció bastante curioso. Julio escribía sobre el Experimento Bell:
El diario americano The Washington Post propuso una experiencia para saber si somos capaces de reconocer la belleza sin la ayuda del contexto. Contactó con Joshua Bell, que el día anterior había tocado a más de 100 euros la butaca y este no sólo aceptó entusiasmado a tocar en el metro, sino que insistió en llevarse su valioso Stradivarius.
Los resultados fueron desoladores: tras 43 minutos de concierto, 1070 personas pasaron por delante de Bell. No hubo corrillos ni admiración. 27 personas le dieron dinero, un total de 32 dólares.
Ver vídeo aquí
Ahora – es una forma de hablar, esto pasó hace ya días, pero a veces vivo en una burbuja – El mundo ha intentado hacer lo mismo en el metro de Madrid, pero con otro estilo: el conejillo de indias ha sido Nacho Campillo, componente de Tam Tam Go.
Nacho no recaudó ni un euro. Podéis leer la noticia completa.
La redactora, y según Julio la artífice de la idea es Silvia Grijalba «novelista, periodista, poeta, ensayista y autora de letras de canciones (entre otras cosas)«. Como veis es una mujer pluriempleada, (para Julio algo más), no lo digo yo, lo dice su web, en la que por cierto leo:
Como letrista ha escrito para Ricardo Teixidó, Justo Bagüeste, Susana Cáncer y es la coletrista del disco “Lo Eterno es lo que más dura” y de “El Futuro ya no es lo que era” de Javier Colis y Las Malas Lenguas, donde utiliza el sobrenombre de Marina Radis, en ese grupo también toca el theremin.
Hombre, Silvia, tuve el placer de verte en Nocturama…
Hola Juanlu!
éste parece el experimiento más usado de los últimos tiempos! Seguro que había leido vuestros posts en su momento, pero la verdad es que no los recordaba. Rescato una reflexión de Jessi, en Atemporal:
«Pero este es otro tipo de problemas, reside en la educación cultural -en el sentido antropológico- ya que no estamos educados para la belleza. De ahí que no sepamos verla en el arte contemporáneo, que consideremos a Bisbal como el mejor artista español, y etc, ect…»
Estoy de acuerdo, pero además de eso hemos de reconocer que dependemos de un simple contexto físico, no reconocemos la belleza porque también nos han educado a relacionar a un violinista de stradivarius con un teatro lujoso y nada más (si acaso a algún programa de talentos infantiles, de los que ya no se llevan). Al igual que en el metro se supone que solo podemos ver a cantautores de baja categoría o personas sin rumbo. Pero luego si una de esas personas triunfa (es decir, hacerse famoso y ganar dinero a reventar) bien que nos gusta recordar sus humildes orígenes: «míralo, y cantaba en la calle…»
Así está el mundo…
Un saludico!
Unos días tras el exerimento de Bell, 20minutos.es trató de hacer algo similar en el metro de Madrid con el prestigioso violinista libanés Ara Malikian, que vive en nuestro país.
Semanas más tarde elmundo.es se llevó a Campillo al metro
Genial iniciativa del WPost, que ya inspiró hace unos meses a un colega de 20minutos.es http://juanlu.eltridente.org/archiv…