La cabecera de este blog, realizada por el gran DJ Gráfico Ricardo Barquín, tiene una distorsión en bucle de la palabra Remezcla. Lo cierto es que en ZEMOS98 tenemos una charla construida colectivamente y titulada “Remezcla audiovisual”. Me encantaría desglosar en el blog algunas de las ideas centrales de dicha charla. Espero ir haciéndolo poco a poco a partir de 2011.Una de esas ideas es que la remezcla ni es algo nuevo ni es algo exclusivamente asociado a lo digital. Obviando los precedentes artísticos (el collage en muchos de los artistas de las vanguardias, por citar uno) existen muchos ejemplos cotidianos. Por ejemplo, el proceso de aprender a hablar, es fundamentalmente un proceso de remezcla. La imitación de las palabras que escuchan los niños implica un proceso de copia, de repetición y re-apropiación. Otro ejemplo (seguro que discutible para algún historiador): las pinturas rupestres. Al margen de su consideración o no como arte, lo que está claro es que suponían un ejercicio de proyección identitaria. Si además las consideramos como las primeras representaciones gráficas llevadas a cabo por seres humanos, la conexión es evidente. Porque una representación es una imagen: un viaje en el que alguien decide remezclar sus mundos (el exterior y el interior, si es que acaso hoy esa distinción tiene sentido) y plasmarlo en una pared (y hoy esa pared es una pantalla de 15 pulgadas como la que estoy usando ahora mismo). Por tanto, la remezcla está muy asociada a la historia de la representación misma.
Otra de las grandes (y bastante repetidas) metáforas para hablar de remezcla (y de cultura libre) es la de la receta del gazpacho. La receta sería al gazpacho lo que el código fuente a un programa informático de código abierto. Es decir, un software está hecho gracias a un lenguaje. Y un gazpacho está hecho gracias a unos ingredientes. Por tanto, es absurdo pretender privatizar dichas recetas o lenguajes. De facto se entiende que hay un código común del que todos bebemos y que pertenece a la cultura popular/dominio público/procomún, etc. De hecho, el Radioactivos Expandido del pasado 12 Festival ZEMOS98 estaba dedicado a eso: proyectos que promueven el procomún (y la remezcla) desde puntos de vista no tecnológicos. Y así llegamos hasta el COMPOST.
Este es mi tío Paco el Rubio. Él y mi tía Macame tienen una casa de campo en Fuerteventura. En ella, después de mucho esfuerzo, han empezado a cultivar sus primeras verduras y frutas. Para poder abonar la tierra, mi tío utiliza el Compost (que para mi hasta hace dos días era una palabra desconocida). El compost funciona de la siguiente manera: hay que mezclar restos de comida orgánicos, con estiércol de cabra, con tierra. Esto no se mezcla de golpe. Se van realizando capas en grandes cubos de los tres “ingredientes”. Con el paso del tiempo, los restos de comida se pudren, nacen y mueren gusanos. Y de ahí, sale la mezcla perfecta para abonar.
En realidad, yo intervine en esa cadena del proceso (y otros de mis familiares) dejando restos de casi cualquier tipo de comida en un pequeño recipiente que mi tío se lleva cada 48horas de casa de mis abuelos, donde comen a diario y durante estos días unas 10 personas. Y supongo que la reflexión es bastante evidente, pero a mi hasta cierto punto me resulta poético: nuestras sobras alimenticias remezcladas con mierda de cabra sirven de base para poder cultivar verduras, hortalizas o frutas cuyo destino será nuestro plato y otra vez, nuevas sobras…y así sucesivamente. Un bucle de detritus muy naturalizado en el mundo de la agricultura del que bien podría extraerse una metáfora que sirva para explicarle la cultura libre (y la remezcla) a quién todavía no la entienda.
Como cantan clásicos modernos: «Caaaampo, qué bonito el caaampo» (Sr Chinarro) y «El campo fui yo!» o «Soy un olivo…» (ambas de Pony Bravo)… cuánto tenemos que aprender el campo, de los commons, de lo cercano… que tiene sus peros, ya lo sabemos, pero siempre recordaré cuando iba camino de un campamento y una monitora me decía… «oye, tú eres de pueblo no?, sí, más o menos, no te lo digo porque aquí el resto de urbanitas no saben que la leche viene de las vacas…» =)
[…] Valores, preferencias, habilidades, ambiciones, descubrimientos… La duda de si nos gusta porque lo hacemos bien o viceversa pero, ¿importa? Tal vez, lo único pendiente, es dejar que aflore el orden intrínseco de nuestra compartida dispersión. Pura remezcla. […]
La vida misma. A pesar del día, no es una inocentada.