El libro La inclusión, eje articulador del sistema educativo, escrito por Mª Antonia Casanova y Mª del Carmen Escandón, editado por La Muralla en 2024, es una recopilación de artículos desde 2009 a 2024 en los que podemos ir viendo la progresión que la educación ha tenido con respecto al alumnado con dificultades de aprendizaje. Queda muy claro que la opción debe ser la educación inclusiva, en la que se respetan y se benefician los derechos de todo el alumnado.
En esta obra Casanova hace una recopilación de artículos desde 2009 hasta 2024 donde se va viendo el progreso de la educación en cuanto al cuidado de todas las alternativas que confluyen en el respeto a la diversidad y el cuidado en todo el alumnado. Escandón nos presenta el panorama en México que está muy retrasado con respecto a otros países aunque se ve que la normativa va apostando también por la educación inclusiva.
“La educación inclusiva es el principio que sustenta los sistemas educativos actuales, desde ya hace décadas, como eje fundamental para conseguir una sociedad realmente democrática, justa y equitativa. Así lo avalan normas legales internacionales, al igual que las de nivel nacional que han ido apareciendo a lo largo de estos últimos años”.
Si alguien tiene aún dudas sobre qué es la educación inclusiva y cómo llevarla a cabo, le recomiendo que lea esta colección de artículos, recopilados por Casanova, en la que ella misma va dejando muy claro por qué hay que optar por este tipo de educación y los fundamentos legales que la hacen posible en cada aula, no hay que exigir más leyes porque ya en las actuales se contempla toda la normativa para que desde hoy mismo podamos tomar esta opción en nuestras aulas y en nuestros centros.
Nos dicen Casanova y Escandón que el modelo inclusivo implica disponer de una misma escuela para todo tipo de estudiantes, por lo que debe contar con los recursos adecuados para atender las diferencias singulares de cada uno de ellos. Está claro que es el sistema el que se adecua al alumnado y no el alumnado el que se adecua al sistema.
En la primera parte se recopilan los artículos en torno a la evolución temporal del concepto de inclusión, los problemas concretos que aparecen en las escuelas, las confusiones habituales entre la terminología utilizada, el mantenimiento de conceptos ya desfasados que permanecen en el nuevo modelo, las incoherencias legales que se plantean a veces… y a la vez se presenta un planteamiento básico que fundamenta y justifica la elección de la educación inclusiva como un eje transversal que debe estar presente en todas las actuaciones docentes (Casanova y Escandón).
Son textos cortos que se leen bien y nos ayudan a tomar una opción, quizás por el camino más justo por el que debe marchar la educación para todo el alumnado. Nos dicen las autoras que es imprescindible repensar el planteamiento general de la educación para incorporar la inclusión a todos los momentos de los procesos de enseñanza y, sobre todo, de aprendizaje de modo que la convivencia en la diversidad llegue a ser admitida y vivida con toda naturalidad. Somos nosotros con nuestra profesionalidad docente los encargados de buscar los caminos metodológicos con una evaluación formativa y estrategias para que todo el alumnado vaya avanzando en su proceso de formación.
En la segunda parte se aborda la situación de la educación inclusiva en México y el recorrido que se ha llevado hasta llegar a la misma educación inclusiva.
Este libro es muy recomendable para los docentes y para los agentes sociales y culturales, sin olvidar a las familias. De nada sirve llevar una educación inclusiva en las escuelas si después el niño o la niña sale a una sociedad que los excluye por sus diferencias. Es de justicia social que se piense en esta alternativa que respeta los derechos humanos y tiene en cuenta las necesidades educativas personales (NEP) de cada estudiante.
A nivel social aún nos queda por subir algunos peldaños, se sigue pensando que “esa niña que está malita” no va a disfrutar con los demás y va a entorpecer el grupo, por eso siguen existiendo aulas cerradas en las que solo están personas con “dificultades”, según algunas personas y que obstaculizan el desarrollo en el aula ordinaria. “Todas aprenden de todas” debe ser nuestra máxima para que se haga una inclusión real en todos los niveles.
En definitiva, un libro necesario para la reflexión y el aprendizaje de la inclusividad en la educación y en la sociedad de forma que se respeten los derechos humanos y se persiga una justicia social para todos y todas.