La Colina de Peralías
10.04.2015

Jugando y aprendiendo con Alejandro

por Dolores Álvarez

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Anoche tuvimos la suerte de asistir a un momento histórico en la vida del extinguido colegio Blas Infante en El Viso del Alcor (Sevilla). Nos reunimos para asistir a la inauguración de la Exposición de Juegos Didácticos elaborados por el maestro Alejandro Pérez. Tuve el honor de ser invitada a decir unas palabras en el acto y aquí os dejo mi intervención:

La historia de la inclusión y de la integración del alumnado con necesidades educativas específicas, en El Viso del Alcor (Sevilla), pasa por hablar del maestro Alejandro Pérez, él “buscó un futuro donde este grupo de personas pudiera vivir y convivir en un mundo en el que fueran socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres. Este era su sueño y su gran esperanza. Es el relato de cómo se acoge, se atiende, se nombra, se mira y se conversa con el “diferente” a lo largo del tiempo y dentro de la institución escolar” (Carbonell, 2015)

Alejandro, en una sala que cedió Cáritas, empezó atendiendo con mucho esfuerzo y cariño, a aquel alumnado que estaba desatendido, que estaba marginado por ser diferente, en algunos casos que estaba incluso excluido de la escuela por ser molesto. Era, a principios de los años ochenta, cuando él empezó a querer a esas personas con características específicas y socialmente ignoradas, cuando empezó a incluirlos dentro de la sociedad y cuando empezó a demostrar que era posible una buena relación con ellas. A todo esto tenemos que añadir que la integración fue mixta, hecho no muy frecuente por aquellos años, a él no le importaba si eran niños o niñas, ni qué edad tenían, ni qué dificultad padecían, formó un grupo e intentaba cada día que aprendieran y sobre todo que se relacionaran.

El desaparecido CP Blas Infante creyó en su proyecto y le cedió un sitio, era una reivindicación de las familias y del propio maestro Alejandro, el claustro puso a su disposición un lugar en el que esas personas empezaron a integrarse en la escuela. Fue el primer colegio de El Viso del Alcor, reconocido por la Administración, que comenzó a integrar al alumnado de educación especial, y todo por el esfuerzo y el tesón de esta gran persona, Alejandro, que apostó por atender las diferencias e integrarlas con los “normales”. Esta integración en un principio era solo física, en los momentos del recreo, él en su grupo clase trabajaba las diferencias para que la relación social fuera lo más normalizada posible.

Este comienzo hizo que Alejandro se fuera fabricando su propio material, él en el empeño de sacar a todo el grupo para adelante, siendo solidario con el alumnado y donde niños y niñas se ayudaban unos a otros, fue inventando juegos de todas las áreas curriculares y así es como comienza con estos maravillosos juegos que hoy nos viene a mostrar. Este fue su empeño diario y tardes completas las dedicaba a fabricar el material que iba necesitando, según las características del grupo que iba teniendo a lo largo de su carrera docente.

Pero lo más emblemático de esta persona, de la que estamos orgullosos en el claustro del CP Blas Infante, es el sentimiento y el amor que ponía en hacerlo todo. Los niños y las niñas lo querían y lo quieren a rabiar. Educaba las emociones y los sentimientos, Alejandro estaba convencido que era la mejor forma de avanzar en un sistema educativo unificado y no fragmentado, donde cuentan las personas más que el currículum, donde se atiende antes un enfado infantil que una cuenta de matemáticas, donde todos y todas se sienten felices aprendiendo porque es la verdadera forma de crear un clima positivo hacia el aprendizaje, respetando las diferencias y educando en valores que fomenten el desarrollo personal de la ciudadanía.

Las últimas investigaciones en neurociencia de Francisco Mora nos demuestran que solo puede ser verdaderamente aprendido aquello que te dice algo, aquello que llama la atención y genera emoción, aquello que es diferente y sobresale de la monotonía”. Eso es lo que hacía Alejandro en sus grupos, generaba emociones, impresionaba con sus materiales y llevaba a todo el grupo hacia el aprendizaje.

El desarrollo no se produce de forma natural sino cultural; el niño y la niña resuelven cualquier cuestión relacionada con el conocimiento con la ayuda de los demás, López Melero destaca la centralidad del enfoque histórico cultural para avanzar hacia la inclusividad y comparte la teoría de Vygotski que dice que “El colectivo es la fuente del desarrollo de las funciones psicológicas superiores y, en particular, en el niño con necesidades educativas específicas” (Vygotski, 1995)

Gracias Alejandro por hacernos sentir la educación y dedicar tu tiempo a la elaboración de este magnífico material, en ti todas las teorías se han hecho realidad y de ello nos hemos beneficiado las personas que hemos tenido la suerte de trabajar contigo. Gracias Dioni por la paciencia infinita que demuestras ante el trabajo de tu querido Alejandro.

Gracias a todos y todas por venir a compartir este gran momento.

Fue una velada entrañable, tantos y tantos recuerdos se nos venían a nuestra cabezas que estuvimos charlando hasta las dos de la mañana sin parar.

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