«La edad de la ira» de Fernando J. López es una novela fuerte, dura y real, (aunque es ficción) que nos introduce una vez más en el controvertido mundo de la adolescencia, que nos hace reflexionar sobre las circunstancias familiares y de contexto en los que esta edad puede desarrollarse, en este caso, con violencia, con maltratos, con abusos… Marcos es un adolescente que sufre en su vida familiar porque el padre lo trata mal, después de morir su madre en un accidente que según algunos piensan se lo provocó ella misma por lo harta que estaba de aguantar a su marido.
La temática de la obra gira en torno a las averiguaciones que un periodista hace por el asesinato cometido… dicen que Marcos mató a su padre dándole con una antigua máquina de escribir, la misma con la que él le había obligado a hacer los trabajos del instituto, en un intento de alejarlo de todas las redes, y en general de toda la vida exterior, diciéndole que solo debía centrarse en sus estudios. Marcos no era un chaval violento, está viviendo una ira interna por aclarar y visibilizar su identidad sexual, pero eso lo mantiene en silencio, al igual que muchos adolescentes, en él se veía una mirada amarga y profunda, a pesar de ser un buen estudiante y tener buenos amigos.
El periodista no se siente satisfecho con la avalancha de información recibida y quiere ir más allá del puro morbo y sensacionalismo que se plantea en la prensa de aquellos días en torno al asesinato del padre, suponiendo que Marcos hubiese sido el autor del hecho. «Me cuesta creer que haya matado a nadie. Leo el informe policial una y otra vez y sigo sin entender bien lo que pudo pasar en aquella casa…» «Nadie creía que ese chico pudiera hacer lo que según este informe policial realmente hizo»… «Un crimen brutal e incomprensible, que conmociona a la opinión pública de todo un país». Y además agrede a uno de los hermanos…
Se mete en la vida del instituto y allí va haciendo entrevistas al profesorado, al equipo directivo, a la orientadora, al alumnado, a otras familias y amigos… En estos contactos con el personal les plantea cuestiones en torno a la vida del protagonista y deja que cada persona le conteste de forma libre: en persona, por correo electrónico, por audios… como se sienta más cómoda. Así nos va mostrando el autor cómo es la vida en un instituto de Secundaria, qué se cuece entre el alumnado y cómo responde el profesorado a esas situaciones, en la mayoría de los casos no de forma adecuada. Tan solo el profesor de lengua sabe cómo tratar al alumnado, los demás son profesores y profesoras que les viene larga la profesión.
«… Me cuenta Paco, el conserje,… «son muy pocos los que abandonan esto ¿sabes? El sueldo fijo y los dos meses de vacaciones atraen mucho… Son funcionarios. No lo olvides» . Una figura, la del conserje, pieza clave en un instituto, que podría haber aprovechado más el autor en su relato. Los conserjes saben de todo, del profesorado, del alumnado, del contexto y de las familias y normalmente tienen una visión más amplia que el propio profesorado de lo que ocurre en los centros.
Demasiado alto el porcentaje de profesores y profesoras que solo van a cumplir, que no les preocupa la vida de su alumnado, creo que en esto se pasa el autor; estoy de acuerdo que a una parte del profesorado de Secundaria le podemos aplicar estas características que nos va relatando, pero hay grandes profesionales en esta etapa educativa que se preocupan por el alumnado y por sus familias y que saben llevar esta edad de los cambios con verdadera profesionalidad.
Durante la obra, en la que te sientes implicado desde el primer momento, su lectura te lleva a posicionarte, te lleva a reflejar tu propia vida adolescente, te hace recordar tus propias experiencias adolescentes y quizás te lleva a un sufrimiento porque en aquel caso no supiste encontrar esa mano amiga que te ayudara y que te hiciera perder esos miedos que, por ese motivo, te están acompañando durante tu vida adulta.
Discriminación, racismo, misoginia, homofobia, acoso… frente a inclusión, igualdad y libertad van apareciendo a lo largo de la lectura, pero se toman medidas directivas y no se hablan en claustro, algo muy común. Aquí podía haber hecho fuerte la figura de la Orientadora, un pilar clave en estos temas que deben guiar al alumnado y llevarlos como una tarea común en el claustro.
«Marcos solo estaba harto de no poder ni respirar: de que su padre y el chulo de su hermano Ignacio se metieran con él por ser gay. De que no le dejaran hablar ni con Raúl, ni conmigo, ni con Henry», nos cuenta su mejor amiga.
«La edad de la ira cuenta con grandes toques de tensión y su lectura es muy rápida, el montaje de los testimonios hace que el lector se sienta partícipe de esta investigación y quiera saber más, hasta el punto de que la resolución del crimen acaba siendo algo secundario. El lector, como Santi, el periodista, querrá descubrir, ante todo, las causas que han llevado a Marcos a esta situación». (olelibros.com) Dejando la duda si Marcos fue el verdadero autor de los hechos…
Libro recomendado para docentes y familias, en él van a encontrar una verdadera semblanza de lo que vive el profesorado y de cómo se desarrolla la vida del alumnado, no solo en las clases sino en lo que son los espacios y los tiempos libres. Me cuesta recomendarla para el alumnado de Secundaria, quizás para el alumnado de Bachillerato sea más apropiada.
El autor hablando sobre la ley de educación en una entrevista que le hicieron en culturamas.es, dice: «Su desconocimiento de la realidad de las aulas es realmente peligroso: nos someten a una nueva reforma educativa en la que se desoye la voz de los alumnos, de los padres y de los profesores. Con semejante planteamiento y nula inversión, está abocada al fracaso. Y lo peor es que se apuesta por un modelo no inclusivo, donde quienes tengan más dificultades serán segregados de un sistema en el que volverán a partir con ventaja los que puedan pagar esas ayudas que otros, menos favorecidos, no tendrán. La LOMCE es una reforma antidemocrática y retrógrada».
Pero qué es lo que no funciona en el sistema… el autor ve necesario un diálogo y una continua comunicación entre profesorado, alumnado y familias ya que la escucha activa es necesaria en este tramo de edad.
En el vídeo podemos ver al propio autor hablando de su libro en el programa «La aventura del saber»
[…] de haber leído «La edad de la ira» y «En casa me lo sabía» del mismo autor, Nando López, tenía claro que seguiría leyéndolo […]
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