05.10.2016
Una propuesta de reflexión diaria
por Dolores Álvarez
Faro de Isla Cristina (Huelva), imagen de Poliz
Hoy en el #DíaMundialDelDocente he encontrado este faro que guía a Francisco Riquelme Mellado (@RiquelmeMellado) en el Magazine ined21. «Y quiero recordarlo cada día, en el aula, para que las aguas turbulentas, las presiones, los cansancios, las mareas ideológicas y emocionales… no me alejen de mi rumbo», como él mismo dice.
«Ahora que empieza un nuevo curso quiero recordarme cada día:
- Que mis alumnos son, ante todo, personas en busca de la felicidad y la autorrealización.
- Que ellos, sus talentos y sus sueños son sagrados para mí. Ellos son más importantes y antes que el currículo a impartir.
- Que es necesario escucharlos sin juzgarlos, sino comprendiéndolos, asumiendo su diversidad como algo enriquecedor. No tienen que ser o pensar igual que yo.
- Que los padres depositan en mí la confianza para acompañar a sus hijos en el auto descubrimiento de su propia luz y saber personal.
- Que educar no es “llenar un balde, sino encender una llama”.
- Que me toca encender y avivar esa llama cada día en mí. Sólo puedo dar lo que soy: si soy naranjo, naranjas. Si soy almendro, almendras. ¿Qué soy y qué tengo para dar?
- Que la vida es una escuela de aprendizaje constante. Y me toca aprender de todo y de todos. Soy un aprendiz de la vida y las crisis vienen para crecer.
- Que el que más ha de aprender en el aula soy yo, el profe.
- Que los alumnos no aprenden lo que les damos, sino aquello que necesitan o aman aprender. Trato de que amen lo que hacen, conecto con sus inquietudes e intereses.
- Que cuando un alumno se porta mal o llama la atención inadecuadamente, no es un desafío hacia mi autoridad, sino una llamada de auxilio a una necesidad profunda insatisfecha: ¿Para qué hace lo que hace? ¿Cómo lo podemos ayudar entre todos?
- Que es importante incluir a las familias en el proceso educativo. ¿Cómo lo hago este curso?
- Que cuando estoy mal o cansado me cuido para re-parame, re-conectarme y re-comenzar.
- Que llego hasta donde llego, paso a paso, disfrutando del camino. Busco un ritmo adecuado para mí en el tiempo escolar institucionalizado.
- Que si no estoy disfrutando en el aula no vale tirar balones fuera, sino ver qué debo cambiar yo.
- Que en el prado hay boñigas de vaca, pero también flores. Así que prefiero ser abeja a ser mosca.
- Que si algo no me gusta, sólo me queda “ser yo el cambio que quiero ver en el mundo”.
- Que si algo depende de mí, me hago cargo, si no depende de mí dejo de enfadarme por ello y sigo dando lo mejor de mí.
- Que abrazo la incertidumbre y relajo la necesidad de control. Que no todo sean certezas me permite ser creativo y encontrar nuevos caminos.
- Que no soy perfecto, cometo errores, que son peldaños a la excelencia si no me maltrato y me sobre exijo. Con esta misma consideración trato a mis alumnos, compañeros y a todos.
- Que mi fortaleza son mis afectos, mi compañera, mis hijos, mi familia y mis amigos. Me acuerdo de cuidar y mimar esos vínculos afectivos que me enriquecen y sostienen.
- Que “la vida no es una carrera, pues al sitio donde hay que ir está en uno mismo”. Recuerdo respirar y observar, no sólo hacer.»
Me ha parecido tan excelente que quiero dejarlo aquí en mi blog para irlo recordando y para que las personas que me lean tenga la misma suerte que yo he tenido en descubrirlo.
Gracias, Paco Riquelme