Historia contada por Abel Cortese en el XIV Congreso Latinoamericano de Educación.
De esta historia, que cada día se da en nuestros centros, podemos aprender que es necesario partir de las emociones, de lo que el alumnado tiene a su alrededor y lo puede motivar, de aquello más cercano que conoce y respeta… de ahí hay que partir para que empiece su aprendizaje y la labor del profesorado consiste en mantener siempre viva esa fuente de inspiración para que la motivación no nos lleve al caos disciplinario, para que se dé el verdadero aprendizaje partiendo de las emociones y los sentimientos.
Primero hay que encontrar al inspector y después al corcho … Después de este inicio de curso cada vez es mas evidente la función «burocrática» de los zitos, a pesar derechos de ellos que tienen que aplicar «prioritarias» y formalizar expedientes!!
[…] Una historia divertida, Albel Cortese […]
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Viva la inspección que ayuda a los docentes a descubrir que hay muchos corchos donde agarrarse o, mas bien, a encontrar el corcho