La Colina de Peralías
23.03.2012

Chícharos amarillos

por Dolores Álvarez

 

Ayer me encontré con unos amigos de la infancia y quiero dedicar mi artículo a los recuerdos que tengo sobre ellos y sus familias.

Vivíamos en Gerena, un pueblo cercano a Sevilla, en la calle Ramón y Cajal, muy cerca de la Iglesia, por eso por aquella calle pasaban todas las procesiones porque la otra alternativa era pasar por delante del Ayuntamiento y allí había una cuesta muy grande,(otro día hablaré de las procesiones), la calle no era muy grande, en ella vivíamos unas 10 o 12 familias, pero de toda la vida, es decir, todas las casas eran propiedad de las familias y si se casaba alguien, aunque tuviera su casa independiente, pasaba el día con los padres con lo cual era como si no se hubiese ido de la calle (es el caso de mi tata Magdalena, de Rosario la de la huerta del pino, de la O, de …)

Ayer tuve la grata sorpresa de estar con Felipe, uno de los siete hermanos Marín Pérez, los nombraré, aunque lo que no recuerdo exactamente es el orden por la edad: Jeromo el mayor, Juana que después compró el molino de Maravillas y vivía enfrente nuestra y es con la que más contacto tuvimos después de vivir en Sevilla, Dolores mi mejor amiga que se fue a Sevilla a vivir cuando se casó, Felipe con el que nos une grandes ideales, Antonio, Carmelo el que ha superado una gran enfermedad como un verdadero campeón y el que actualmente vive en la casa de los padres y Francisco, el más pequeño, su padre Felipe y su madre Carmela.

Carmela tenía una tienda en el portal de su casa y mi madre me mandaba allí a comprar… tengo una estampa clavada en mi mente que nunca olvidaré y que siempre que veo a alguno de ellos se me viene a la memoria… en los años que estoy hablando, final de la década de los cincuenta o comienzo de los sesenta, las tiendas siempre permanecían abiertas y como estaban en las casas familiares pues se despachaba a cualquier hora… se llegaba al mostrador y con la moneda que llevabas se golpeaba suavemente en la madera y se decía: «a despachá» y, aunque estuviera comiendo, Carmela, una señora fuerte, alta, siempre con su pelo recogido y vestida de negro, se levantaba y me daba lo que buscaba con toda la amabilidad del mundo. Felipe, el padre, siempre me hablaba, era muy cariñoso… me decía ¿»niña, quieres chícharos»? En Gerena me decían niña y a mi hermano niño, mi madre sólo había tenido esos dos hijos y por eso nunca nos llamó por nuestro nombre, para ella ,y por extensión para la calle, siempre fuimos la niña y el niño.

La imagen que tengo clavada en mi memoria como postal de color sepia, es la de los chícharos amarillos ya que mi madre siempre los hacía con pimentón y salían rojos, pero no era sólo el color lo que me llamaba la atención, los chícharos estaban en una fuente grande y todos sentados alrededor de la mesa comían de la misma fuente, no era «cuchará y paso atrás» porque ellos estaban sentados, los siete hijos y el matrimonio, era que se comía así, no había un plato para cada uno sino una fuente familiar. Me imagino que Carmela sacaría al menos dos veces de la olla porque nueve personas comían mucho…

Con Mari, la mujer de Felipe, que vivía en la calle de atrás, me une una relación muy especial, es la hermana de leche de mi hermano, os lo explico: al nacer Mari su madre murió y mi madre, que había tenido a mi hermano hacía escasamente dos meses, se ofreció a amamantarla ya que en aquella época, años cincuenta, era casi impensable que un niño se criara con biberones y además costaba un dinero que no se podía pagar… a Mari la crió su tía Mercedes, amamantándola Dolores, mi madre, y siempre estaba en nuestra calle aunque yo recuerdo haber ido muchas veces a su casa.

Después, las casualidades de la vida han hecho que no perdamos las relaciones, Mª Carmen la hija de Mari y Felipe se fue a estudiar a Huelva y allí conoció al que hoy es su marido, el hermano de mi vecina Loly de El Viso, los veo de muy tarde en tarde pero ese lazo está ahí y no se pierde, de vez en cuando he visto a los niños en casa de su tía, mi vecina Loly y me ha dado una gran alegría.

Ayer me contaba Mari que todas las niñas de la calle celebraban mis Reyes Magos, estaban deseando que llegara el día para ver qué muñecos me habían traido y es que mi madre me vestía los muñecos, los moisés… y además yo tenía unos padrinos, Manuel (al que debe mi hermano su segundo nombre de pila, y Catalina (a la cual le debo yo también mi segundo nombre) que eran muy generosos tanto con mi hermano como conmigo.

Seguiré escribiendo recuerdos de la infancia porque eso me hará sentir y permanecer activos esos 13 años que viví en mi pueblo natal, Gerena.

 

4

comentarios

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Benito dice:

Yo también recuerdo muchas veces los «chícharos en amarillo» e incluso algunas veces los como en casa. También recuerdo la fuente grande en el centro de la mesa y comiendo todos de ella.

Delfinero dice:

Eres mi tia pero desconozco mucha historia de la niñez. Fiel a la visita de este blog, voy a descubrir anécdotas y la vida que tuvísteis y tuvieron mis familiares más cercanos. Ya quiero saber de las procesiones, arriba y abajo, como el Mistol, ¿no?. Besos.

[…] Post publicado originalmente en La Colina de Peralías […]

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