La Colina de Peralías
20.03.2012

¡Viva la Pepa!, yo en la playa…

por Dolores Álvarez

                                                                Playa del Hoyo (Isla Cristina)

 

El mar

«Los beneficios del agua con sal son conocidos desde la antigüedad. A su poder desinflamante, se le suman las ventajas terapéuticas de las algas y el masaje natural de las olas. Los baños de mar alivian las dolencias de las articulaciones, los ligamentos y los tendones, relajando la musculatura, previniendo y ayudando a eliminar las contracturas. Para que el baño resulte  lo más efectivo posible, es conveniente que se realice cuando el mar esté calmado, permaneciendo en el agua durante unos quince minutos como mínimo.
La arena
El calor seco que emana desinflama los músculos y las articulaciones. También es útil para eliminar contracturas. Para hacerlo, recuéstate directamente sobre la arena caliente y quédate un par de minutos en esta posición, luego debes ir cambiando de lugar, para recuperar la temperatura cálida de la arena. Caminar sin calzado sobre la arena también resulta beneficioso, además de constituir un excelente ejercicio para las piernas, porque en esta superficie los músculos del pie se esfuerzan de manera armónica.» vía sentirmebien.com

El sol es necesario para producir vitamina D, que está relacionada con el metabolismo del calcio.

La realidad es que “ir a la playa” no va a mejorar el correcto funcionamiento del organismo ni nada por el estilo, pero juega un rol muy importante en lo psicológico de cada individuo. Esto es así porque el simple hecho de pasar unas cuantas horas desconectados de la rutina diaria hace que las personas se distiendan de cualquier preocupación que pueda estar rondándoles por la cabeza, mejorando ampliamente su salud emocional, vía blogdefarmacia.com

Podríamos añadir que para la salud es buena la humedad de la playa. Al estar en una zona con una alta humedad, se favorece la respiración y el intercambio de gases en los pulmones, vía cosasdesalud.es

El sonido relajante del oleaje y la vista tan hermosa de ese agua que «nunca se cansa de ir y venir», como decía mi madre, a mí nunca me cansa, me puedo pasar horas mirando el agua y no me aburro, me produce una agradable sensación que a veces es indescriptible.

Podría decir que la playa libera de la ropa, de los kilos, de lo que te ata en tu cuerpo… ahí se libera la energía que llevas comprimida y das riendas sueltas a la belleza del mar, sin preocuparte de lo físico, mirando el bienestar que te produce esa maravilla de la naturaleza tan beneficiosa para las personas. Me contaba una alumna que no se le olvidaría nunca un día, en el colegio, que estábamos preparando una excursión a la playa y ella dijo que no iba… yo le pregunté cuál era el problema para no ir a la playa y ella me dijo que le daba vergüenza ir porque estaba gordita y no quería que la viesen en bañador… yo traté de convencerla y le dije «Si miras para detrás siempre ves que hay gente peor que tú»… eso la hizo reflexionar y se le quitaron los complejos… esa recomendación no la olvidaba jamás. Una vez más queda demostrado lo importante que es hablar con el alumnado.

Para colores, la playa. El mar cambia cada día, puede estar revuelto o calmado, el viento puede venir del mar o de la tierra… pero es impresionante el color del agua, dependiendo de la temperatura, unos días está muy azul, otros está verdoso, otros está celestón… la paleta de colores que nos ofrece el agua nos da pistas para el baño, aunque la playa que frecuentamos suele tener el agua fría.

Para leer, la playa, esa música de fondo del oleaje, te hace penetrar en la historia más difícil de leer, sin mirar el reloj, sin preocuparte del hambre, absteniéndote de las personas que como tú vienen a disfrutar, mi mejor sillón para la lectura es mi butaca de playa, eso sí cómoda y con el cojín cervical, para que nada me distraiga de esa sensación placentera.

Para charlar, la playa, reunirte con un grupo de amigos y charlar, tomando el sol o debajo de la sombrilla, te inspira las palabras, te hace reflexionar, te hace hablar de grandes problemas y de pequeños, te hace sentir bien por compartir tus ideas y tus sentimientos…

Para inventar historias, la playa. Cuando estamos en la playa con Rocío, jugamos a inventar historias, nos fijamos en la gente que pasa y en las que están a nuestro alrededor e inventamos qué lazos les unen, cuáles son sus problemas, a qué se dedican… un ejercicio que nos hace reir a carcajadas cuando analizamos las barbaridades que estamos inventando pero que nos hace pasar unos buenos ratos.

Para disfrutar con Lola, la playa. Ella, desde pequeña está acostumbrada a jugar en la playa, no necesita nada, cualquier palito, una concha, un pareo… hacen que su imaginación se despierte… dibuja, se disfraza, inventa canciones, hace castillos, agujeros… contempla las gaviotas, la espuma del agua, la piscinita que se forma…

El mar:
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
(Rafael Alberti)

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comentarios

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Vamos con la vena poética de principio al final, ya sabes te espera mucho tiempo para hacer una de las cosas que más te gusta,asi que adelante. Finalmente una cosita, «dónde hace calor es en la playa, si no te lo crees mira la gente toda en cueros» Julio dixit.
Un beso

José Antonio yo no he hablado del calor que hace en la playa, para mí sabes muy bien que sólo tiene beneficios para la salud y la mente. Hasta luego

Qué envidia me has dado mientras te leía. A mi la playa en verano no me gusta. Los mogollones de gente, el sol (prohibido por prescripción facultativa), el calor… en fin, que no. Pero al leerte he pensado que ahora no se tiene que estar nada mal. Que disfrutes.

Peralías dice:

Gracias Puerto, yo pienso que la playa en este tiempo, incluso en invierno es más bonita que en verano, me encanta pasear y ver las olas, aunque no me pueda bañar.

Delfinero dice:

La playa es un gran invento…pero la arena después del baño…y ese niño que corre a tu lado y levanta la arena…y esas almejas en la arena…La playa es para vivirla con la tranquilidad de cualquier escenario merecedor de disfrutar. Seguiré tus andanzas.

Peralías dice:

Delfinero, cuando disfrutas del bienestar de la playa, nada de lo que tú relatas te molesta. Hay que sentir el espíritu del mar que es muy grande y te da alegría y buenvivir. Un abrazo y gracias por tu comentario.

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