La violencia engendra violencia. Es un dicho muy antiguo, pero parece que no queremos hacerle mucho caso, o más bien, no nos interesa.Lo ocurrido el pasado 28 de febrero durante la celebración del partido entre el Betis y el Sevilla fue penoso, desagradable, inhumano. Y no solo por el botellazo, también por los actos vandálicos que se produjeron en las cercanÃas al estadio.
¿Quién tiene la culpa? ¿hay un solo responsable? Mi opinión es que no.
Primero los presidentes de ambos equipos. Llevaban semanas antes del partido caldeando el ambiente con declaraciones impropias de vecinos.
Los medios de comunicación, picando a los presidentes y a los aficionados, haciéndoles mostrar su cara más desagradable. Tirando carnaza para luego recoger declaraciones explosivas y llenas de audiencia.
Los aficionados. Haciendo del fútbol algo más que un deporte. Usando el fútbol para descargar todas sus tensiones, para liberarse de la forma más horrenda que se puede una persona liberar, agrediendo, verbal y fÃsicamente.
Y es una cosa que nunca entenderé. Por qué una persona darÃa su vida o su integridad fÃsica por defender a una empresa privada? porque eso es lo que son los equipos a los que adoramos y veneramos, empresas privadas cuyo único interés es la rentabilidad económica.
La violencia, como todo en la vida, es cuestión de educación. Se nos educa en una sociedad violenta. La televisión emite a todas horas con total impunidad violencia gratuita y no solo fÃsica, también verbal, solo hay que ponerla en la sobremesa, queremos que los niños y niñas sean pacÃficos pero luego invadimos un paÃs o mantenemos dentro de nuestras fronteras bases de paÃses potencialmente peligrosos.
Y lo peor de todo es que ya no se habla de la violencia en el deporte. Ya no interesa, ya no es noticia. Las grandes cadenas de televisión y la prensa en general han dejado de hablar de lo que pasó el 28 de febrero en un estadio de fútbol, ya no es noticia, ya no interesa.
Para mÃ, esta es otra forma de violencia, la que nos dirige el pensamiento y nos dice ha donde tenemos que mirar. Nos tienen bajo control, somos como borregos vigilados por una cámara de videovigilancia.
Firmado, Juan Jiménez, un borrego incontrolado.
que razón tienes condenao