Recuerdo una de esas ocasiones en la que alguien te ayuda a reconstruir el significado de una palabra. En este caso se trataba de “Españolada”. Hasta aquel momento, esa palabra aludía para mi a “películas malas del estilo de Fernando y Esteso”. Pero resultó ser que no. En el ámbito académico-universitario relacionado con la historia de la comunicación audiovisual, “Españolada” puede referirse a los estudios en torno a cómo se ha construido una imagen romántica de lo español a lo largo de la historia. Y resulta que uno de mis profesores de la carrera, Luis Navarrete, realizó su tesis sobre ese tema. En la versión editada en papel, Luis nos explica cómo fueron los escritores franceses románticos los primeros que, tras pasar por el sur de España, extrajeron una serie de tópicos para realizar relatos de ficción en los que hablaban de toros, gitanos, hogueras, navajas y muchas cuestiones que aún perduran en el imaginario colectivo fuera de nuestro país.
En una ocasión tuve la suerte de asistir a un concierto de U2 en Dublín con mi hermano. Yo era muy pequeño. No lo suficiente como para no ser capaz de actuar coherentemente si por alguna razón nos separábamos en el concierto pero sí lo bastante como para que mi hermano tuviera cosignas pseudo-militares por parte de mis padres (Mamá, lo digo con cariño y con la licencia que me otorga la exageración andaluza que corre por mis venas) en caso de que aquello ocurriera. Y ocurrió. La muchedumbre nos obligó a cambiar de zona y de repente me quedé a solas y me encontré con un policía. Yo había memorizado una frase para la situación. Esa frase era: “I’m sorry. I don’t speak english. I’m from Spain”. Se la dije. Y nunca olvidaré lo que me contestó. “Ouuh Ouhh ¿Espania? !Olé, olé! ¡Fiesta, toros!”.
Honestamente, no sé lo que significa ser español. Bastante tengo con intentar entender mi propia identidad. Pero si mi identidad está atravesada por la de otros, que a su vez también está enlazada con la de otros y así sucesivamente…¿cómo no vamos a darle la razón a Paul D. Miller cuando habla de que estamos en una época en la que tienes que remezclar la información que existe de ti mismo para saber quién eres porque nuestra identidad es múltiple? Así que asumiendo la multiplicidad, la complejidad y la parcialidad de la siguiente sentencia, afirmo: soy español.
En este país que alberga mi identidad y la de muchos otros, se produjo una agría polémica en torno a un colectivo laboral: los controladores aéreos. Básicamente, la cuestión residía en que el Gobierno había aprobado un decreto que a juicio de este colectivo, vulneraba muchos de sus derechos como trabajadores. En una medida antipopular, los controladores decidieron detener su trabajo sin previo aviso, dejando a miles de personas sin sus vacaciones del puente de Diciembre y generando lo que el Gobierno no dudó en determinar, por primera vez en la historia contemporánea de la democracia del país, el “Estado de Alarma”, otorgando al ejército poderes para intervenir en la gestión del espacio aéreo.
Unos días antes previos a todo este asunto, mi madre me había hecho llegar el siguiente artículo. En él, se explicaba científicamente, aunque de manera didáctica, el concepto de “disracionalidad”. La conclusión fundamental es que personas inteligentes pueden hacer cosas estúpidas. Y a mi, acostumbrado a estar rodeado de personas que hablan de “pensamiento crítico”, por lo que me llamó la atención fue por la frase con la que concluía el mismo: “Una serie de estudios muestra que una buena manera de mejorar el pensamiento crítico y racional es pensar y analizar lo opuesto a tu primera conclusión.”
Consideremos en este punto que una idea es siempre vieja y nueva a la vez. Consideremos una idea como un elemento complejo, adscrito bajo el concepto de multiplicidad anteriormente mencionado. Consideremos una idea que alberga millones de ideas. Y cada una de esas ideas a su vez alberga otras tantas. Y así sucesivamente. Consideremos también una idea como un reto a deconstruir. Consideremos que el pensamiento crítico es un viaje aparentemente en bucle, siempre tratando de encontrar esa idea nueva que hay dentro de una vieja. Y consideremos que ese viaje es en ocasiones costoso, doloroso, penoso y precario. Y ahora pensad en la siguiente idea: “un español de profesión controlador”. ¿Qué os viene a la mente?
Conozco a muchas personas a mi alrededor que me han enseñado a desconfiar de la unanimidad. La unanimidad suele ser el paso previo al totalitarismo intelectual. A la peor de las sinrazones. Y a veces emerge de la constante institución de “lo políticamente correcto”. Así que si revisamos las consideraciones anteriores, llegamos a una conclusión muy curiosa: “el pensamiento crítico debe ser por definición políticamente incorrecto”. Porque siempre irá a la contra. Siempre tiene que revisar lo sentenciado. Siempre tiene que buscar una idea dentro de otra. Y no hay descanso en ese trabajo porque puede ser sinfin.
Así que cuando leí que una persona había dicho en torno al tema de los controladores “Aquí tiene que haber sangre”, se me cortó el cuerpo. Y más se me cortó cuando vi que casi 50 personas habían reenviado el mensaje sin cambiar un ápice ni comentarlo. Y más todavía cuando leí el texto de la persona que lo había escrito en el que tildaba a los controladores de “terroristas”. Esa persona es un joven e innovador empresario. Español como yo.
Y así me encontraba esta mañana, preguntándome ¿cómo podíamos saber los españoles en qué fuentes confiar para construir “pensamiento crítico” en torno a aquello que sucedió con el tema de los controladores? ¿Cómo podíamos evitar dejarnos llevar por la evidente e incontestable pasión de quién se ha quedado sin ver a un familiar querido, o sin un trabajo o sin llegar a un importante evento? ¿Tendrían razón los escritores románticos franceses al considerar que España es un país de navajazos y hogueras, dado el horterismo, al opinódromo y al pensamiento carente de profunidad intelectual? ¿Es España un país con un periodismo decadente que en vez de ayudarnos a analizar la realidad se centra en hacer titulares sensacionalistas como “Los responsables del caos, ‘de cañas’ en un céntrico restaurante de Madrid”?
Y esta misma mañana de Agosto, le han pegado un tiro en la cabeza a un controlador. Un nuevo hecho que redefine mi concepto de españolada.
Un ejemplo de pensamiento crítico… y bueno aunque rezuma cierto análisis «en caliente» la visión que aporta Rosa María Artal es interesante. Tanto como para que vuelva a poner un comentario… http://rosamariaartal.wordpress.com/2010/12/05/la-carambola-perfecta-rien-ne-va-plus/ =)
Me encanta la gente que piensa. Acabo de añadirte a mi reader para leerte más a menudo. Mirándolo por el lado bueno, todo este tema de los controladores me ha llevado a conocer no solo opiniones, sino también gente interesante.
Corroborando todo lo dicho, con una sonrisa.
J
Abrelatas, tu artículo es muy interesante, porque siempre es una tarea necesaria ejercer el pensamiento crítico y no quedarse sólo con una versión. Reconozco que yo estoy un poco ‘en caliente’ porque a mí estos hechos me han afectado directamente, pero también es cierto que desde que se inició el conflicto hace meses siempre he sido suspicaz con respecto a las versiones oficiales y he intentado entender cuál es la verdadera situación de los controladores. Casi diría que en cierto modo estaba de su lado. Después de lo que ha pasado, y dejando de lado el hecho de que la mayoría de ellos expresan sus demandas de manera lamentable, cosa que les quita (quizá sin merecerlo) toda la razón, esto que ha pasado no es justificable. Por mucho que tengan razones, su reacción es desproporcionada si realmente analizas qué les han ‘quitado’ y qué están pidiendo. Eso por no mencionar que han considerado que sus derechos laborales estaban por encima de los derechos (laborales y de todo tipo) del resto del país. No creo que la mayoría de civiles, una vez superado el calentón inicial, apoyen la sangre y la militarización del espacio aéreo; la mayoría de gente lo único que quiere es tener su vida de siempre, sin que les pisen. Y lo más lamentable de todo ha sido la retahíla de insultos que le ha llovido a la gente de a pie que se ha quejado o ha llamado la atención a los controladores en internet, desde luego la mejor manera de defender tus argumentos no es llamando a tu interlocutor ‘inepto’, ‘subnormal’, retrasado’, ‘aborregado’ e ‘ignorante’. Y sólo menciono algunos insultos. Si puedes y te apetece, creo que estaría bien que siguieras buscando información, y contrastándola, y pensándola, para formarte una opinión propia, porque ninguno de los dos lados lo está haciendo bien, y mucho menos diciendo toda la verdad. Pero defender a los controladores sólo porque la versión oficial es otra me parece más ‘bienpensante’ que reconocer a las claras que, independientemente de que tengan sus motivos o no, lo han hecho fatal. Al final entronca con al idea de que los colectivos de trabajadores siempre son los buenos de la película, y de que el poder es el demonio. Aquí los dos han actuado fatal. Y el pato al final lo vamos a pagar tú y yo, porque Aena es una empresa pública que depende de Fomento, y todo este descalabro se va a pagar con nuestros impuestos… Besos
Aunque me parece interesante tu reflexión, estoy y no de acuerdo contigo y con los comentarios suscitados a colación de tu disgresión. Es cierto que la capacidad de contextualización, de poner al ciudadano en antecedentes y de elaborar una información trasversal y poliédrica que sirva de altavoz de todos los implicados ha brillado por su ausencia. Los medios audiovisuales ( aplicando la definición más tradicional de los mismos) no han profundizado y se han quedado en los episodios aislados de los perjudicados y en las convocatorias oficiales de las diversas intituciones inmersas en la situación (gobierno, oposición, organización de consumidores, empresarios de diversa índole; hoteleros, agencias, compañías aéreas, restaurantes, etc. ). No nos han explicado el por qué del malestar de los controladores (que por cierto, el que menos gana, se lleva unos 200.000 euros anuales, lo que viene a ser 18.000 al mes, el suelo estipulado para el presidente Zapatero). Ni en qué han radicado las reformas del decreto, ni han vuelto a hablar de la posible privatización de AENA…porque ahora la han militarizado. Aún así, ¿Qué otros instrumentos legales le quedan a un gobierno ante un colectivo que renuncia a su derecho a la huelga a través del abandono unilateral de su puesto de trabajo bajo supuestas bajas por enfermedad? Si, de nuevo, hubieran ejercido su derecho a la huelga, el instrumento legal es la negociación. Sin embargo, ante el abandono del puesto de trabajo y encima, siendo un colectivo escaso y altamente cualificado que como minoría puede abusar de su posición y chantajear al estado (que no al gobierno), qué se podía hacer. (Por eso Pedro, lo de matar moscas a cañonazos es bastante demagógico). Te pido que como ciudadano plantees soluciones alternativas. Es fácil apelar al pensamiento crítico sin base jurídica y buscar la abstracción por la abstracción sin base de ningún tipo. Porque cuestionarse las cosas es bueno, pero hay que argumentarlAS. La utopía es el motor del progreso, pero se progresa cuando los idealistas son capaces de materializar. Y en este post, más allá de asociar la españolada con este episodio…No has llegado a ninguna conclusión. Coherencia y cohesión, por favor.
Solo un caso práctico: una amiga, embarazada de poco tiempo (habiendo tenido abortos anteriormente y con náuseas) salió el viernes por la tarde de Fuerteventura rumbo a La Palma. Todo bien hasta llegar a Tenerife, donde bajan del avión porque hay que repostar, aunque el viaje continúa en el mismo aparato. Embarcan de nuevo y una vez dentro el piloto se dirige a ellos y comunica que se deben bajar PORQUE LOS CONTROLADORES HAN ABANDONADO SU PUESTO DE TRABAJO. En resumen dos dias tirados en un aeropuerto porque algunos se creen con derecho a no seguir las normas de protesta establecidas.
Creo firmemente que las normas se deben romper o transguedir, pero alguien les debió decir a los genios organizadores que ponerte a media población en contra no es bueno para ninguna causa.
El caso de mi amiga no es no grave, pero en las islas- donde muchos viajes son de vital importancia- cuya dependencia del turismo es sangrante esta situación se carga toda posible recuperación de la economía por mucho tiempo. Así que el estado de alarma puede ser alarmante, pero algo había que hacer, aunque militarizar la situación suena a exceso.
Hola Abralatas,
Antes que nada, quizá debería haber incluido en mi comentario anterior que no te tomaras a mal lo que iba a decir. No he comentado con afán de crear polémica, ni de incomodarte. Y tampoco he pillado que tu artículo no es tal sino que pretendía ser una ficción. Culpa mía por leerte aprisa. Desde luego no pienso que seas una persona que simplifica las cosas a conveniencia. Por el momento, lo que interpreto es que tu ‘ficción’ pretende hacer pensar en una alternativa a la opinión que se ha difundido en los medios, y en ese sentido ya he comentado antes que me parece muy loable. A mí me parece fantástico que haya gente como tú que haga esto, porque es muy necesario.
En cuanto a los links que me pasas, ya hace tiempo que me los he leído. Algunos los leí ayer, y otros links referenciados en los que has pasado ya hace tiempo que los conozco. En especial el blog de Cristina Antón, cuyo link han colgado muchas veces los controladores en la página de Facebook en su defensa que hace meses que existe, y a la que hace meses me agregué para, verdaderamente, conocer qué estaba pasando. A mí el blog de Cristina Antón no me aclara las cosas, es más, consigue el efecto inverso al deseado y me hace sospechar de todos los controladores, porque no se proporcionan datos reales, porque insulta a la gente y porque filtra los comentarios para publicar sólo los que le son favorables. Este fin de semana, en la susodicha página del Facebook, los controladores, familiares y parientes suyos se han dedicado, entre otras cosas, a banear y borrar los comentarios desfavorables (no todos, pero sí muchos, y te lo digo de primera mano). Que hagan eso y que luego acusen a los medios de manipular a la opinión pública me parece el colmo del cinismo, aparte de una nefasta estrategia, porque por más que ellos lo crean, la gente no es tan tonta como para no darse cuenta.
Si quieres te puedo pasar algún que otro link, aunque me da un apuro tremendo por las publicaciones en las que han salido y que no leo nunca, pese a que pienso que rechazar leer estos artículos porque sí es también consecuencia de un prejuicio. Al final todos los puntos de vista suman hacia algo parecido a la verdad, o al menos hacia tener una idea más clara de lo que ha podido pasar. Hay por ahí un tal Francisco Capella que es controlador y que ha publicado estos días unos cuantos artículos sobre este tema. Y entre otras cosas, pone bastante en duda que eso de que no hay controladores suficientes sea verdad. Estos links se han publicado en la página de Facebook de los controladores (por parte de gente que se quejaba de la huelga) y otras, y sí, los controladores le conocen y piensan que es un vendido. Puede ser, pero al menos razona con calma y expone su punto de vista con cierta coherencia, mientras que la respuesta de los controladores y allegados ha sido directamente desprestigiarle como persona sin aportar datos que rebatan sus argumentos. Y eso me hace sospechar. Luego puedes creerle o no, pero ahí está la información. Y ojalá entre todo y todos, algún día podamos entender qué ha pasado para evitar que una situación así vuelva a repetirse.
Dicho esto, sí, a mí también me ponen los pelos de punta los comentarios que he leído por ahí (‘militares ya!’ y otros mucho peores) y que no entre nunca en el tajo el debate de la privatización de Aena, que seguramente juega un papel clave en todo esto (te remito al caso de France Telecom). Un abrazo.
Caca! Qué ganas tengo de participar en este debate. Pero de nuevo la realidad se impone y debo seguir currando. Aún así me haré aquí mismo un resumen de algunos aspectos que comentaré:
– El linchamiento no creo que sea algo típicamente español. El linchamiento, acompañado de la piña «venga, vamos, todos juntos a por ellos» es algo bastante humano, a la vez que triste y despreciable.
– El pensamiento complejo, el pensamiento crítico, creo que se diferencia del «relativismo» en que el primero y el segundo pretenden ahondar en un asunto, intentar empatizar con los puntos de vista… para después, si fuere posible, ejercer un juicio o posicionamiento personal. Una cosa es opinar –mejor o peor, acertadamente o desinformadamente–, pero no veo ningún problema en que la gente diga lo que dé la gana en Twitter o en las redes sociales o en los medios… Algunos acertarán –incluso en menos de 140 caracteres–, otros no. Siempre y cuando se hagan responsables de sus palabras y todo ello no se convierta en una acción violenta o boicot.
– Con el tema de los controladores, tela marinera. Ahí fuera hay gente bastante indignada con ellos y con razón. Sin que ello quite que el gobierno también tiene tela, probablemente peor. Pero en ningún caso ese colectivo debería haber actuado de esa manera… y si la peña se ve afectada, en primera persona, es normal y sano que se indignen (pero como decía, siempre y cuando la queja no se convierta en linchamiento público y petición de cabezas). Uno de los grandes bufones de nuestro tiempo ha escrito cuatro líneas –que comparto– al respecto: http://www.mimesacojea.com/2010/12/alarma-en-primera-plana.html (poco después ha publicado http://www.mimesacojea.com/2010/12/malpensando.html porque le ha llovido lo que le tenía que llover)
He intentado poner un enlace a la colaboración de Victoria Prego de ayer en El Mundo, pero ser antigua tiene estos problemas, no he sabido encontrarlo. Se titula Secuestradores aéreos y resume bien una situación, antecedentes y consecuencias. El pensamiebnto crítico está bien pero tú mismo señalaste el problema, el análisis debe parar porque si no llegaría a ser enfermizo. No todo el mundo debe tener una opinión de todo, pero también debemos discriminar al recibirlas, todos no realizan una reflexión igual de prolija. Así que, si, puedes oir barbaridades, incluyendo algunos periodistas y medios, pero no es prerrogativa española, me temo, sino humana.
Gracias por el relato Felipe, con más o menos dosis de ficción, me apetece aportar tres provocaciones:
1) ¿Por qué tenemos que tener una opinión formada sobre cualquier tema? ¿Acaso resulta ahora que todos somos analistas políticos y tenemos toda la información necesaria para cerrar una opinión? ¿Tenemos que ser siempre frescos como lechugas y decir lo muy lejos o muy cerca que estamos de la decisión que ha tomado este o ese colectivo o este o ese gobierno?. Asumir la complejidad significa en muchos casos asumir que hay preguntas que no tienen una sola respuesta. No podemos hablar de complejidad y acto y seguido surfear en el mundo de las dualidades cartesianas. Me da por saco la dictadura de la opinión como un fin en sí mismo. Opinar está sobrevalorado, reflexionar está menospreciado. Tengo dudas sobre este tema y no sé qué posición tomar, prefiero analizar su complejidad y hacerme más preguntas ¿Pasa algo? ¿Soy un ciudadano mediocre?, por favor, que los medios de comunicación -redes sociales incluidas- no nos roben la poca razón que chapotea en nuestro cerebro.
2) Dar una opinión en un caso así, merece primero que cada uno contextualice su posición. No vale con decir, ‘míralos qué capullos’ o ‘fíjate el gobierno ya le vale’ o ‘qué egoístas pero no les quedaba otra’. La historia no se escribe relatando tu último fin de semana y pensando que el billón de días restantes ya están más o menos consensuados. Permitidme que ponga un ejemplo. ¿Alguien puede lanzarse a razonar por qué durante las crisis de la gripe porcina o la gripe aviar se decretó el ‘estado de alerta’ pero no el ‘estado de alarma’? ¿Qué elementos hacen que en esta ocasión se tome una decisión política sin precedentes como esta? ¿Acaso una amenaza de epidemia no valía entrar en la misma categoría? ¿Qué actores y qué presiones han dado con este resultado? Me encantaría leer un artículo que analizara ese tema, que hiciera un análisis comparado, se posicionara e invitara a la reflexión. Evidentemente, yo no me veo ni mucho menos capaz de hacerlo.
3) ¿Y si hablamos de un acto de desobediencia? ¿Qué aporta decir que la huelga es ‘salvaje’ o que no era legal o que un colectivo no puede poner en jaque los deseos de toda la ciudadanía? ¿Y si aceptamos que ha sido un acto de desobediencia civil y que ahí es donde está su carga política? ¿O es que la política ya sólo es fecunda si se pacta anteriormente en un despacho o si se plantea en términos constitucionales? ¿Puedo ganarme la etiqueta de ciudadano y no ser un tifosi de la socialdemocracia?. Me gustaría un debate que incluya esa variable, ¿O es que romper la baraja ya no se vale? Me gustaría que por favor alguien me dijera a santo de qué tengo que seguir jugando al mus. El que se quiera entretener haciendo órdagos y quedando como un opinólogo radical, estupendo, pero yo no quiero cartas.
Curiosamente, el nivel de discusión sobre esa variable -el de tratar este caso como un acto de desobediencia- me recuerda a las reacciones que se lanzan cuando se okupa un inmueble. Hay gente que acude al ‘eso es injusto ya que atenta contra el imperativo de la propiedad privada, que es uno de los principios que nos constituyen como sociedad’ y algunos sentencian con picardía el típico ‘nos guste o no, esto es así’. También hay quienes no pueden sobrellevar que alguien intente poner en la agenda política la desobediencia como estrategia y acuden al ‘en el fondo son unos niños pijos que lo hacen para hacerse notar’. Como decía Harold Laski, el liberalismo parte del bonito precepto de que todos tenemos derecho a ser libres, pero extrañamente da por hecho que todos tenemos la pieza fundamental para adquirir esa libertad: la propiedad privada. ¡Pues precisamente por eso se okupan inmuebles en desuso!, es un acto de desobediencia que dispara en la médula espinal de una injusticia normativizada y que, al parecer, tenemos que percibir como ‘lo normal’. La imaginación nos puede llevar a pensar que lo que las leyes consideran ‘injusto’ puede ser una oportunidad para actuar políticamente. Y visto lo visto, prefiero la gente que imagina y no tanto la que ‘razona’ con órdagos a la grande. Gusta mucho decir que los periodos de crisis son un buen momento para la imaginación, pues toma imaginación.
No quería dejar de recomendar este excelente post titulado Estado de Alarma http://pablolopiz.blogspot.com/2010/12/estado-de-alarma.html
[…] eso me gustó especialmente esta reflesión de Felipe Gil sobre la reconstrucción de las palabras y sobre la identidad “en una época en la que tienes […]
Y sólo por añadir algo que me da mucho miedo y que creo que compartirás conmigo: el ejército. La militarización como solución y «todos» contentos. El mensaje de los bienpensantes es «matemos moscas a cañonazos». No sé sigo pensando que Twitter no está ayudando para nada al tiempo reflexivo (crítico).