Esta es una serie de relatos que narran la historia de ZEMOS98 en su viaje a Shanghai (China) durante los días 29jun a 08 jul de 2007. El motivo del viaje es la invitación por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Embajada Española en China a participar en una exposición de Arte andaluz (en concreto nuestra parte es la de videocreación). Narrador: abrelatas. Acompañantes principales: María Cañas (videocreadora) y Francisco González] (arquitecto). Pueden seguir el viaje en fotos aquí y ya tenemos dos vídeos!!: uno y dos (están en Youtube hasta que JC los suba a blip (gracias!); me ha sido imposible subirlo yo mismo…
“¿Esta boca es mía?” Me levanté pensando…¿o pasado a formar parte del CBCCCP (Consorcio de Bocas Caídas en Combate Contra el Picante). Ascensor. Me miro al espejo y trato de reconocer mi labio. El Hotel Manhattan es un lugar bastante peculiar. Está sonando una música similar a la primera sintonía de los Vigilantes de la Playa. Me pregunto si lo harán porque así pensarán que nos sentimos como en casa o porque realmente confían en esa música. Hall. Aquí también. ¿No está vetado el uso de Kenny G. exclusivamente para los aviones y las salas de espera de los dentistas? No voy a jurar que no voy a decir que gran parte de la orfebrería china me parece bastante hortera. Sería ignorante hacerlo porque es una cuestión cultural, ¿no?. En todo caso y a riesgo de pecar de purista, me decanto por los estilos nórdicos y centroeuropeos (IKEA, básicamente). “Nihao”. Así se pronuncia “hola”.
¿Son los chinos seres sonrientes? ¿O es que su mueca genético/natural es así? Obviamente Shanghai es una ciudad que vive del Turismo. Pero por otra parte está hecha para sí misma. No se ven demasiados turistas como nosotros. Hay bastante japoneses, mongoles, nepalís, etc. Lo cual me hace pensar que aunque se proyecta como una gran urbe hacia el exterior, Shanghai pretende ser un referente dentro del territorio geopolítico que reúne a los países asiáticos. En cualquiera de los casos, los chinos tienen muy asumido una educada cultura de servicio. En ningún momento se muestran como súbditos o serviciales. Tampoco muestran la típica española actitud chulesca en la que quien atiende está deseando poder demostrar que no está por debajo de quién es servido (nota: no exculpo aquí a clientes maleducados y consumidores impacientes, claro que los hay). Por eso me sorprende y destaco la sencillez y la amabilidad que aportan a los protocolos cuando nos atienden aquí. Son silenciosos, sonrientes y muy atentos.
Todo esto me hace recordar la respuesta de Samu -tras su viaje por más de 10 países- cuando le pregunté si creía que existía algún signo lingüístico universal y me contestó: “no sé…puede que la sonrisa”. Hasta ahora aquí no nos entienden. Casi nadie habla inglés (y nosotros de momento no somos Muzzy) y quien lo habla sabe las palabras necesarias para intentar venderte algo o las necesarias para decir el precio exacto de algún servicio. De hecho, la técnica sugerida por las guías para desplazarte por los taxis de la ciudad (muy baratos por cierto, salvo que intenten llevarte a Pudong pasando por Mongolia; caso que relataremos mañana) es enseñar una foto o llevar escrito en Chino el nombre del lugar al que te diriges. Bueno, eso si el taxista sabe leer. Si no, puedes hacer lo que nosotros hicimos. Esperar inertes en el interior del taxi a que llegara algún generoso estudiante chino que hablara inglés, mientras soportábamos los gritos del Taxista que en su idioma natal y con buena voluntad estaría diciendo algo parecido a: “¡¡¡Que no sé leer pisha!!!”. Y al final, como casi todos ellos, nos sonrío amablemente.
Que China es un país de contrastes era algo que podía intuirse. Lo que no podíamos saber era la dificultad que tienen los conductores para distinguir el contraste entre el verde y el rojo del semáforo. ¿Vive el 75% de la población daltónica? En realidad no, si no se pararían con el verde y no es así. El verde es sinónimo de “adelante” y el rojo es sinónimo de “adelante a por los peatones”. Por lo tanto, parece que una de nuestras obras aquí cobra todo su sentido. Recuerde, si viene a Shanghai, olvide los semáforos: el juego consiste en no morir atropellado o convertido en uno de ellos (después de ser hervido, espolvoreado en curry y bla bla…).
Shanghai me produce ciertas contradicciones. No termino de entender cómo es posible que en un Estado que vela por la “comunidad” se haya permitido el lujo de dejar bullir una megalomanía urbanística y social en la que la contaminación (acústica, visual y olfativa) alcanza sus cotas más abrumadoras. Paco apunta que “Shanghai es un experimento sociológico del Partido Comunista Chino, iniciado hace 20 años, tras la caída del muro de Berlín y como una forma de probar el paso de una sociedad comunista a otra capitalista”. Pero ¿no es el capitalismo la quintaesencia de la realización individual? ¿qué tiene eso que ver con el comunismo?
Supongo que la globalización es un chicle pegajoso que nos engulle a todos y se engulle asi mismo. En esta misma línea de reflexión le pregunto a Paco en qué momento decidieron los urbanistas hacer crecer las ciudades hacia arriba. Dice: “eso tiene que ver con el precio del suelo ya que es más rentable (que no barato) crecer hacia arriba y no a lo ancho…también tiene que ver con el poder, es un sistema clasista”. Bajo esos monstruos que impresionan, recuerdo otra reflexión que asemejaba el poder divino con el tipo de arquitectura de las iglesias ; “Cuando los fieles entraban allí hace mil años…¿cómo no iban a creer en poderes ajenos a lo humano?”. Todo esto me hace preguntarme… ¿son los rascacielos las nuevas iglesias del capitalismo?
En cualquier caso, seguiré reivindicando el derecho de aquel que desconoce a mirar hacia arriba cuando llega a una nueva ciudad. Es cierto que es un síntoma del síndrome turista, pero al mismo tiempo forma parte de una curiosidad que todo buen narrador debe poseer y que al mismo tiempo es la esencia de un viaje: mirar hacia otras partes, buscar el sentido a lo que no se entiende y ubicar las cosas y nuestro sentido con respecto a ellas. Ahora bien, mirando hacia abajo: ¿no os parece que podríamos considerar el chicle pegado al suelo como un síntoma visual de tardocapitalismo en una ciudad?
Casi sin darme cuenta el día se acaba. Y nuestros desvaríos turísticos (1) y (2) sumados a esta asfixiante humedad, dan con mi cuerpo de nuevo en la lona. Vaya, Alonso no ha ganado. ¿Una bomba en Londres? Me apetece pedir algo de comida china, ¿habrá algún restaurante cerca?
muy buenas las reflexiones, y por favor no comas más picante q el labio se te puede caer!
si vas a grabar la segunda parte de peatón bonzo, cuidaito!!!
si quereis, a la vuelta, intercambiamos opiniones acerca de las diferencias y coincidencias entre berlín y shanghai (con hache intercalada)…
otra cosa, si ya me gustaba la idea de editar un libro de relatos… leer los tuyos hace que cada vez tenga más claro que es una idea necesaria!! oye… y un libro de relatos + un DVD con videorrelatos? non-stop-working?
viva ZEMOS98! y viva tú!
jajaja el de viva tú era yo eh? 😛
Impresionantes las fotos. Impresionante la calidad del texto. Impresionante la calidad del vídeo e impresionante tu forma de mostarnos Shanghai, en verdad estamos allí.
Te queremos.
que grande eres meu
bico
coñooooooooo, salió mi pagina web ahi, quiten eso plis
Nihao otra vez felipe
Relateas mejor que pretensionas.
Muy grande todo.
Se podrá hacer mojito con ingredientes chinos y un wok?
jajajajajja ¿has pensado que la sonrisa puede ser por el picante? ¿has visto algún armenio? jajajaja un «tio» que te quiere…
el segundo video es una pasada, pensaba que lo habías sacado de algún archivo…
te seguimos narrador!!
No quiero que cuando vuelvas seas Carmen de Mairena así que deja el picante que nos conocemos…
Como dice Juan, escribes de tal forma que nos haces sentir allí!
Los vídeos …sin palabras. Sencillez en estado puro, sabes que soy tu fan. Por favor, tráete música china tradicional o lo que estuviera sonando en el vídeo!!!
Estupenda cartografía ese chicle globalizador en el suelo… la otra noche deambulaba por Barcelona y siguiendo esas constelaciones me perdí por otras ciudades… entonces no supe que llegaría a Shanghai…
Hola Fe-li-pín, muy buenos los vídeos. Un apunte para tu vocabulario en chino: gracias se dice «chi-chi» (me lo ha dicho la china del todoacien del barrio). Desde Tarifa esperamos nuevas entregas de tus crónicas. Besos, JL.
preciosos vídeos y preciosas narraciones.
hay una canción muy chula de Deluxe con Maga que podemos aplicar a tu cosmovisión en el viaje:
» (…)
Y si miras, si miras hacia arriba,
ten cuidado, puedes tropezar y te puedes caer.
Y si miras, si miras hacia abajo,
ten cuidado, el vértigo de los días pasados.
(…)»
Me encanta tu relato de Shanghai:
a medio camino entre el final de los rascacielos
y los chicles pegados en el suelo.
vuelve soon, q estamos missing you.
Eres increible.
Gracias…
(pero que no te atropellen por favor!!)