Esta es una serie de relatos que narran la historia de ZEMOS98 en su viaje a Shanghai (China) durante los días 29jun a 08 jul de 2007. El motivo del viaje es la invitación por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Embajada Española en China a participar en una exposición de Arte andaluz (en concreto nuestra parte es la de videocreación). Narrador: abrelatas. Acompañantes principales: María Cañas (videocreadora) y Francisco González] (arquitecto). Pueden seguir el viaje en fotos aquí y esperemos que pronto también en vídeo (de momento la censura China nos impide acceder a las páginas donde solemos alojarlo…).
Antes de empezar, una reflexión:
No sé si realmente corresponde a este tipo de formato (el del blog) realizar un relato de estas características. Lo cierto es que últimamente me he aficionado bastante (como lector y como editor también) a los microrrelatos. Pero en el caso de este viaje creo que eso es difícilmente aplicable. Primero porque no voy a hablar de un solo tema (lo cual me hace pensar sobre la naturaleza hiperespecializada a la que a veces tienden los blogs y si eso no es algo que habría que cuestionar). Será muy complicado, teniendo en cuenta la cantidad de implicaciones, reflexiones, notas e ideas que surjan, pensar simplemente en hablar del “vídeo en shanghai” (por ejemplo). Esto es una crónica de un viaje, y en los viajes hay sorpresas, anécdotas, comidas, sustos, reflexiones y sobre todo muchas ideas. Y segundo porque no quiero ceñirme a nada. Quiero contaros todo lo que pasa. Hacer partícipe a todo el que lea de lo que aquí está ocurriendo. Este viaje para mi ha sido un privilegio y prometí que todo aquel que no pudiera hacerlo, lo viviera a través de mis palabras. No sé siquiera si volveré aquí, por eso lo narraré como si fuera la primera y la última vez que visito Shanghai. Así pues, sed bienvenido a este intenso viaje en palabras, de un lado del mundo a otro, gracias a Internet…aquí comienzan los CUENTOS CHINOS, ZEMOS98 en Shanghai.
Sevilla. Aeropuerto. Facturación. Control. Control. Control. No llevo líquidos. Me salvo. Dormir volando. Barcelona. Comida. Facturación. Control. Control. Control. Llevo líquidos. Pero en mi interior. Me salvo. Los pepinillos de una turista, no. A la basura. Dormir volando. Münich. Espera. Aeropuerto especialmente silencioso. “¿Por qué los españoles somos tan escandalosos?”. Lufthansa. Azafatas. Germanas. Estrictas. Interior del avión. Despegue…
Y ahí es donde empieza la tortura. No quiero que suene a pijo. Pero como dice Paco “el síndrome de la clase turista se lo han inventado ellos”. ¿Cómo no van a tener los viajeros problemas de circulación, si es que no caben ni los pies en cada asiento?
Ya lo habíamos advertido hace no mucho en el AVE. Es gracioso como las compañías de estas características te venden la sofisticación de su marca a través de bellas imágenes, repletas de diseño centroeuropeo y luego…¡quepa usted en un habitáculo de 50 cm! Si su culo no es estándar, sufra. Y si encima le toca un inglés que para adaptarse a la cultura oriental se quita los zapatos y nos hace disfrutar del mejor aroma del queso chedar londinense…pues más apasionante es la tortura. En fin, menos mal que nos queda el sucedáneo de ternera que nos sirvieron para cenar ¿o era desayunar?.
10H en un avión dan para bastante. A mi no me dieron para nada. 7 de ellas me las pasé durmiendo. 1H comiendo. Y el resto, mirando por la ventana e intentando averiguar dónde estábamos o qué hora era exactamente. ¿Por qué me empeño en llevarme lectura si al final siempre acabo quedándome dormido? El caso, después de ese tiempo en el que “sí mamá”, me levanté varias veces e hice estiramientos, no ya por cuestiones de circulación, sino para que nos se me quedara tatuado en el culo el logo de Lufthansa pero sobre todo, para huir de un aparato de Tortura Germana disfrazado de Apoya-Cabezas-Corrige-Cervicales. Adjunto foto. Gracias Lufthi (diminutivo cariñoso de Lufthansa).
Por fin… llegamos a Shanghai!!!. Por cierto, se escribe así. No se escribe Shangai, ni Shangay, ni San Gay…y se pronuncia así: “Shang h Jhay”. La primera “Sh” es como cuando mandas a callar, pero no de forma prolongada. El resto es peligroso, si lo haces como ellos, puedes morir asfixiado.
El famoso CONTROL chino no fue tan férreo. De hecho fue bastante rápido. María temía que nos fueran a preguntar por los DVDs que llevábamos y consensuamos contestar que se trataba de “WORK” (en algunas guías indica que NO se puede entrar material de esas características al país…contrabandistas de videcreaciones!!! alerta!). Tras recoger las maletas y despedirnos de Sara, salimos fuera. Un guía debía estar esperándonos con un cartelito que pusiera “China Internacional”. ¿China Internacional? ¿No se les ocurrió otro nombre menos recurrente? Además fuera habían como 100…digo 1000 personas con cartelitos. No exageramos. No hay nadie. Ah, hay otra entrada. Y allí estaba RAFAEL!!!
No, no nos fue a recoger la nueva estrella de Aquarius. Era un estudiante chino de español de nombre chino impronunciable que para conectar con nosotros -y el resto de hispano hablantes- se puso asímismo como nombre ese: Rafael. Nos montamos en un coche -con chófer y…camon!-
Hasta aquí sinceramente…no es que no haya nada reseñable. El aeropuerto es increíblemente grande. Pero no deja de ser como cualquier aeropueto. Y ya sabemos que los aeropuertos “te llevan”…y son magníficos no-lugares que bien pueden asemejarse a un McDonalds o a un Burguer King. En fin, son lugares extrañamente conocidos. Pero una vez el coche se puso en marcha y nos fuimos acercando a Shanghai…amigos, Moscú era inmensa pero Shanghai también.
En un ambiente asfixiantemente húmedo llegamos hasta el hotel. Rafael se despidió de nosotros y se ofreció como guía para otros días. Comprobamos las habitaciones, nos aseamos salimos y empezamos a comprobar un hecho extraño pero incontestable: “Estamos en Shanghai…”.
Shanghai es insultantemente excesiva. Es una demostración de poder y opulencia. No es real. No es Blade Runner. Pero podría serlo. A pie de avenida conviven edificios de 3 plantas, viejos y vencidos al calor y la humedad, junto con gigantes de 30 plantas de metal, cristales y última tecnología. Bienvenidos a la ultramodernidad. Contrastes. Chinos y bicis. Y más chinos. Sí, son muchos. No es un tópico. Y ten cuidado o te aplastarán en un semáforo que tú creías en verde y luego te recogerán del suelo, te hervirán, te echarán curry, te regalarán una bici eléctrica y te convertiran en uno de ellos. (leer referencia de Shanghai de Enrique Dans)
En nuestro primer paseo nos cuesta andar. Por un lado está la humedad, por otro el jet lag (en España son 6 horas menos) y por otro lo que Paco denomina el “Síndrome de ser chinos en China”. Aquí somos la excepción -y no el grupo-. Somos a quienes todos miran. Somos los tontos que portan las cámaras y que van grabando cualquier cosa. Somos unos guiris infames. Admiramos desde el paseo del río los altos rascacielos luminosos, la cultura desbordante de pantallas planas (las hay de todo tipo y en todas partes), la publicidad y el barroquismo visual. Somos unos mirones occidentales. Y así es como se construyen los mitos. Los franceses fueron a finales del siglo XVI a españa y se encontraron en Andalucía con caballos, aceíte y gitanos escandalosos. Luego se fueron y escribieron las novelas que dieron pie a las primeras nociones sobre “lo español”. Nosotros estamos aquí y ahora y estamos narrando la imagen que ellos proyectan…¿cuáles serán las conclusiones al término de esta historia? ¿qué tipo de mito crearemos acerca de ellos y su mundo? ¿parecido al que ya existe? ¿o diferente en algo?
Paco andando dice: “sé donde estoy…hay que ver como ha cambiado Google Earth la noción del espacio”. Le replico citando el blog de Juan Freire:
Casares es bastante escéptico con los “efectos secundarios” de Google Earth que, al aproximarnos tanto a la aparente realidad geográfica, nos empuja a confundirla con la “verdadera” realidad, demasiado compleja para ser captada por la mejor imagen de satélite”.
En ese momento ya se han dirigido a nosotros un total de 23 chinos intentando vendernos algo. Conclusión: hay que aprender a decir: “no quiero, gracias».
Esa misma noche tuvimos la oportunidad de cenar con Fundación Rodríguez, Platoniq, Japi y Pablo (de la Junta). A mi me gusta la comida china. Y también el picante. Pero hacía años que no estaba a punto de quedarme sin labios. Y es generalizado: la comida china en china es bastante más picante y más especiada. Y por supuesto no se parece a la comida china que conocemos.
No me siento la boca. Me ducho. Me acuesto. Mañana será otro día. ¿Qué día era? 29? ah no, es fue ayer…mañana es 30. Digo 2. O es 3? Ni lo sé, solo sé que mañana seguiremos narrando.
yeah man, buen texto. Me ha encantado.
Saludos desde la calurosa Sevilla.
Se puso Rafael, jajajaj. Ya estás tardando en poner el siguiente capítulo.
más más… y a difundir ,) traete dvds chinos!!! :p
Puta madrreeee!
more plis
Digas lo que digas Rafael se lo puso por algo…Te seguimos de cerca. Por favor, allí también hay karaokes? Te reto a que vayas a uno y cantes, por supuesto con pruebas gráficas!!!
Me identifico con lo de mirona occidental… así q espero el primer capítulo de los cuentos chinos tras este prólogo sugerente de aproximación a la realidad geográfica que confundimos con la “verdadera” realidad… ¿pero la verdadera no era «La dama de Shangai» y el equívoco juego de espejos?
Id a los lagos de Hangzhou!!!! y pensad que en breve Shanghai como buena parte de China estará bajo el mar.
wan chi lo yai-té,
yui noi tuotsó,
na-i-pú.
(quelemo má cuento chino)
y de la Expo, que dicen en Chanjai? 😉
hay negros en china?
BUENOS DIAS DESDE TIERRAS DE TARRAGONA…ALIAS CHINA TOWN…SEGUN TUS PRIMOS.ME ENCANTA LAS FOTOS Y EL MINIMALISMO DE LOS VIDEOS…ERES UN CRAC..POR CIERTO PAQUITO EN LAS FOTOS DATE LA VUELTA,JAJAJA QUIERO VERTE LA CARA .RECORDS DE TOTS.
Wow! Quiero más! 😉