PetroGlifo
23.01.2013

Notas sobre la Mongolia macarena

por pedrojimenez

Sí, la imagen de la Macarena tiene propiedad industrial. Sí, no es la primera vez que «la imagen de los sevillanos» pertenece a una persona jurídica y no al común. Imaginaros por un momento que soy un capillita-copyleft ¿no es indignante este asunto? Sí, supongo que usando el argumento de la «marca y la patente» por ahí podrán buscarle las cosquillas a los de Mongolia… pero ¿por qué no lo hacen con las miles de reproducciones sin permiso que hay de la misma cada vez que esa imagen sale a la calle? Porque quieren usar la propiedad industrial para ir contra la libertad de expresión. Y ya lo intentaron hacer con Narco.

Al ínclito Carlos Colón se le ve el plumero y lo dice claramente:

El respeto que la Constitución exige para los símbolos de las confesiones religiosas y las creencias de los ciudadanos no basta. Es una debilísima defensa que siempre cederá ante el derecho a la libertad de expresión. La propiedad intelectual (autor de la fotografía) y el registro de la imagen sagrada y sus reproducciones en la Oficina de Patentes y Marcas, en cambio, sí que la protege de usos impropios, ya sean comerciales o faltos de respeto. Y además reconduce la cuestión a lo objetivo, alejándola de lo opinable o la polémica.

Y yo me apresto a recordar que:

La palabra «sátira» viene del latín «satura», que significa «plato lleno» o «mezcla». A veces, la sátira es una copia literal sacada de contexto para destacar sus elementos ridículos o enojosos. Aunque utiliza una obra ajena sin mencionar al autor, no es un plagio porque el autor original está implícito en la copia, hasta el punto de que sólo tiene sentido cuando el lector o la audiencia es capaz de identificarlo. Por eso la ley reconoce la sátira como una excepción al copyright y el plagio sigue siendo ilegal y vergonzoso.

Y aunque no venga al caso habría que recordarle a nuestro querido profe Carlos Colón (he sido alumno suyo) que lo que él hace en clase tampoco está muy claro en la Ley de Propiedad Intelectual. Al menos me arriesgo a decir, y espero que así sea, que la Facultad de Comunicación no ha pagado todos los derechos de comunicación pública que harían falta para todas las películas y bandas sonoras que se ponen en clase. Y no, el derecho a cita, no lo permite. La pureza en esto de la propiedad intelectual es muy complicada pero algún día habrá que romper el lobby respaldado por una Ley totalmente injusta.

¿Seguirán usando el miedo de la propiedad intelectual para no permitirnos un uso libre de la cultura popular? Aiiiiiigh.

A mi en todo caso la respuesta con Queipo de Llano me parece mucho mejor:

Carteles de Mongolia

3

comentarios

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[…] Pedro Jiménez y la propiedad intelectual usada para censurar en el caso de la revista Mongolia y su Macarena. Más sobre propiedad intelectual defectuosa en La vida privada del dominio público de El País. […]

[…] Pedro Jiménez y la propiedad intelectual usada para censurar en el caso de la revista Mongolia y su Macarena. Más sobre propiedad intelectual defectuosa en La vida privada del dominio público de El País. […]

paco dice:

Como comentaba hace poco otro profesor de la Facultad de Comunicación, «legislar sobre sensibilidades es propio de una DICTADURA!»

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