El libro Educación Crítica e Inclusión. El valor de la diferencia en una escuela sin exclusiones, de Miguel López Melero, Caterí Soler García y Marcos A. Payá Gómez, editado por Miño y Dávila en 2025, es totalmente imprescindible para que veamos la necesidad de una escuela pública en la que se respeten las diferencias porque es de justicia social y hay que respetar los derechos humanos.
Es necesario que veamos el derecho que tiene nuestro alumnado hacia una educación inclusiva; necesitamos una educación crítica e inclusiva si aspiramos a construir una sociedad en la que se respeten las diferencias y en la que no haya exclusiones por ningún concepto. Necesitamos transformar la escuela y la sociedad para hacer efectivo el derecho a la educación de todos y todas. Una escuela pública que esté a la altura del sueño pedagógico freireano de la concientización crítica. Este libro nace de una visión compartida sobre la educación inclusiva que pone el eje de análisis en la necesidad de construir una escuela pública sin exclusiones. Estamos convencidas de que lo más humano, lo más justo, es valorar y reconocer la diferencia como un derecho y un elemento de valor. La negación, la invisibilidad, la persecución o el exterminio indiscriminado de lo que se nos presenta como diferente representa, a nuestro juicio, una de las principales causas de la crisis política, social y educativa que vivimos en la actualidad. El análisis que aquí se presenta describe, en primer lugar, qué entendemos por el derecho de todas las personas a una educación equitativa y de calidad. Subrayando, por tanto, el valor de la diferencia en el contexto educativo. En segundo lugar, propone la necesidad de construir otra escuela pública, exponiendo las barreras que lo están impidiendo para luego ofrecer otra manera de concebir la escuela pública como un lugar donde nadie se sienta excluido, subrayando los principios de acción necesarios y ofreciendo una propuesta para una nueva escuela pública.
Este libro debería ser de lectura obligatoria para el profesorado en activo y para aquellos y aquellas que quieren entrar en la profesión y se están preparando para ello. Es una defensa integral de la Escuela Pública y del respeto a las diferencias como un valor que engrandece la convivencia en la escuela y en la sociedad.
Es necesario construir una escuela sin barreras que impidan la presencia, el aprendizaje y la participación de personas y culturas diversas en la escuela pública. Los autores de esta obra nos exponen cómo se puede construir esa escuela sin exclusiones.
“El mundo se ha comprometido con la educación inclusiva… porque es la base de un sistema educativo de buena calidad que permite a cada niño, joven o adulto aprender a desarrollar su potencial…”
“El requerimiento previo es considerar la diversidad de los educandos no como un problema sino como una oportunidad. Los sistemas educativos deben responder a las necesidades de todos los educandos” (UNESCO, 2020).
Hablar de educación inclusiva supone un cambio del profesorado y del centro para erradicar las prácticas discriminatorias que excluyen a parte del alumnado de la convivencia y la participación necesarias para hacer de las escuelas centros de aprendizaje, participación y convivencia.
“… significa que han de cambiar los sistemas de enseñanza y aprendizaje, significa que hay que cambiar el currículum, significa que ha de cambiar la organización escolar, la educación escolar, significa que hay que cambiar los sistemas de evaluación, significa, sobre todo, que el profesorado se encuentre preparado, comprometido y organizado para reivindicar e impulsar los cambios que implica una educación para todos y para todas”.
Debemos conseguir un lugar donde todas las personas, sin excepciones, aprendan a ser cultas, críticas, libres, dialogantes, cooperativas, democráticas, justas y autónomas.
En definitiva, la inclusión supone un cambio radical de la escuela. Hace falta mucha preparación para que podamos conseguir este espacio sin exclusiones donde el alumnado aprenda con todos y todas, participe de la convivencia y cooperen con sus compañeros y compañeras en hacer de la escuela un espacio favorecedor para el aprendizaje. Es necesario un compromiso del profesorado para llevar a cabo esta tarea justa, democrática y que respete los derechos humanos, donde se construya la cultura partiendo de la vida real, donde se aprenda la democracia haciéndola, donde nadie se sienta excluido ni diferente porque todos y todas estamos en proceso de desarrollo personal.
“Necesitamos hacer realidad con escuelas democráticas e inclusivas que eduquen para una ciudadanía mundial intercultural comprometida con una visión antirracista, ecofeminista, anticapitalista y defensora de la laicidad y de la libertad de conciencia, alternativa a la cultura patriarcal. Solo así conseguiremos erradicar las clases sociales que impiden la construcción de la democracia”.
Puedes ver la reseña completa en El Diario de la Educación, publicada el 19 de febrero de 2025