Una historia desgarradora en la que Tara Westover en Una educación” (Lumen, 2018) nos cuenta su vida desde sus propias experiencias y sentimientos. Una familia que la atrapa bajo la advocación de un padre que sigue la religión mormona radical y que desprecia los avances del mundo. De esto Tara sale a través de la educación y al fin su persona puede desarrollarse aunque para eso sienta el desgarro de su familia. «Podéis llamarlo transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una educación».
Nacida en las montañas de Idaho, Tara Westover ha crecido en armonía con una naturaleza grandiosa y doblegada a las leyes que establece su padre, un mormón fundamentalista convencido de que el final del mundo es inminente. Ni Tara ni sus hermanos van a la escuela o acuden al médico cuando enferman. Todos trabajan con el padre, y su madre es curandera y única partera de la zona.
Tara tiene un talento: el canto, y una obsesión: saber. Pone por primera vez los pies en un aula a los diecisiete años: no sabe que ha habido dos guerras mundiales, pero tampoco la fecha exacta de su nacimiento (no tiene documentos).
Pronto descubre que la educación es la única vía para huir de su hogar. A pesar de empezar de cero, reúne las fuerzas necesarias para preparar el examen de ingreso a la universidad, cruzar el océano y graduarse en Cambridge, aunque para ello deba romper los lazos con su familia.
Westover ha escrito una historia extraordinaria -su propia historia-, una formidable epopeya, desgarradora e inspiradora, sobre la posibilidad de ver la vida a través de otros ojos, y de cambiar.
Siempre hemos dicho que la familia influye mucho en la educación y Tara Westover nos lo deja narrado en este libro de forma evidente. La familia de Tara era radical y solo veía por el tamiz de la religión, fundamentalmente su padre. A las ideas del padre se sometían la madre, los hermanos y ella misma.
Poco a poco algunos hermanos se fueron saliendo de ese ambiente familiar y marcharon a estudiar para ampliar sus ideas y ver el mundo de otra forma. Algunos otros se quedaron junto al padre trabajando y pensaban de la misma forma, todos bajo el mismo prisma de la doctrina que su padre les imbuía. Esto hacía que en la familia hubiera un ambiente bastante constreñido a las ideas religiosas que el padre imponía.
Tara decide estudiar, por consejo de su hermano, y se encuentra con que la poca educación que le habían dado su padre y su madre, ya que nunca asistió a una escuela hasta los dieciséis años, había ocultado demasiados acontecimientos mundiales que habían ocurrido y de los que ella no había oído hablar nunca; habían estado privados de la escuela pública y también de la sanidad, nunca habían ido al médico por muy graves que estuvieran, su madre los atendía con los remedios caseros que ella misma fabricaba.
El libro empieza relatando su infancia, su forma de vida, el entorno aislado en el que vivían y poco a poco nos va hablando de cada uno de sus hermanos, sus abuelos y de su padre y su madre. Su padre tenía un desguace y en él trabajaban todos; en él ocurrieron varios accidentes graves hasta el último que dejó al padre casi imposibilitado. A pesar de ello siguiendo con sus creencias fue a ver a Tara a ver si la redimía pero sus esfuerzos fueron vanos, Tara había reflexionado, se había documentado y ya había conocido otra forma de vivir por lo tanto no hizo caso a los consejos del padre, prefirió romper con ellos antes que volver a la vida de su infancia.
Es de admirar la valentía que ha tenido Tara en salirse de ese ambiente familiar que la oprimía y encontrar que a través de la educación, su vida puede dar otro giro, incluso convertirse en otra persona distinta que aprecia el conocimiento y sabe cultivar sus ideas con sus estudios. Sus profesores llegaron a estimularla porque su inteligencia mostraba que podía ser capaz de llegar a lo más alto. Consiguió doctorarse y empezó a relacionarse como una joven “normal” dentro de la sociedad del momento aunque para ello tuvo que hacer grandes esfuerzos por romper con las ideas que le habían transmitido en su infancia y su juventud.
El modo de narrar su propia historia es muy duro pero a su vez muy esperanzador porque con ello podemos ver que se puede salir de esos ambientes familiares en los que te impiden el desarrollo personal. Tara tuvo que abrirse al mundo, conocer los estamentos escolares más rudimentarios y tuvo la energía y la fuerza de creer en ella y buscar los apoyos necesarios para que le ayudaran en su progreso, un claro ejemplo de resiliencia con un final esperanzador.
Un libro muy aconsejable para docentes y familias porque en él se ve el verdadero sentido de la educación para el crecimiento de las personas y además podemos ver patentes las malas o buenas influencias que los entornos familiares pueden ejercer sobre los más pequeños.
«Tara Westover ha escrito un libro único, […] un desnudo integral, bellísimo y estremecedor. […]Esa historia es tan grande, tan única y a la vez tan vital que se convierte en una vibrante lección de superación. Desde el aislamiento, la opresión y la ignorancia, hacia la construcción de una gran personalidad».
Berna González Harbour, El País
«Unas memorias que cautivan no tanto por su historia de superación heroica, que lo son, sino por la claridad con la que disecciona su propia vida».
Elena Hevia, El Periódico