Ayer despedimos al maestro y amigo Raimundo Prados. Una bellísima persona que quería siempre lo mejor para todos los que teníamos la suerte de estar a su lado, de disfrutarlo con su buen hacer y la sabiduría que le había dado su larga experiencia en el mundo educativo.
Un excelente maestro que luchó por la integración desde el primer momento y más tarde por la inclusión del alumnado, de la mejor forma posible; siempre estaba atento a cualquier avance de la Pedagogía para el mejor tratamiento con su alumnado. Transmitía sentimientos positivos, serenidad, emoción y curiosidad, elementos muy necesarios para favorecer el aprendizaje y desde luego que él lo conseguía.
Con frecuencia, su alumnado me pregunta por la calle y también las familias, es decir, dejó huellas en todo el alumnado que trató, lo querían mucho porque él se entregaba, incluso a los casos más difíciles en su tratamiento.
Como compañero y amigo, lo queríamos un montón, siempre con una elegancia en su trato que era inmejorable.
Mi amigo Raimundo se ha ido pero su huella y su aprendizaje no lo olvidaremos en la vida, era un gran profesional y una gran persona.
Adiós, Raimundo, descansa en paz, como te mereces. Desde este, mi humilde espacio, quiero homenajearte con todo mi cariño y gratitud hacia los tantos años que hemos trabajado juntos, primero en el CP Blas Infante y después en el IES Profesor Juan Bautista de El Viso del Alcor (Sevilla)
Que tu familia y tus nietos te recuerden por lo bueno y cariñoso que eras. Un abrazo para Pepi, Ray y Begoña.