El viaje se enturbió el primer día que estuvimos en Madrid, dispuestos para salir hacia Valencia.
Me llamaron diciendo que una compañera, Carmen Lozano, había fallecido. Los primeros momentos fueron de indignación, imposible, cómo ha podido ocurrir, una persona tan deportista y tan sana, qué ha pasado, algún error se ha debido cometer con ella… Llamé a Manolo y estaba tan destrozado que no pudo coger el teléfono, me contestó José Ramón, me dijo que estaba ingresada desde el viernes, que había tenido insuficiencia respiratoria, que tenía muy baja la tensión y que había fallecido inesperadamente. Seguía sin salir de mi asombro, llamé a Lito a ver si me daba más información, él me dijo lo mismo, están todos hechos polvo, ha sido una situación tan imprevista que no se puede ni creer.
Por un momento pensé en volver a Sevilla y abandonar el viaje, pensé en mandarle un ramo de flores… pero nada iba a consolar a la familia, ha sido un golpe muy fuerte y les va a sobrar gente que le acompañe, mejor cuando vuelva voy a ver a Manolo y estoy un rato con él; no se me ha caido de la cabeza en todo el tiempo, me ha dolido un montón esta muerte tan repentina.
Carmen, siempre en chándal, era una persona muy agradable, se podía charlar con ella, tenía las ideas muy claras en cuanto qué debía hacer en educación y su materia, Educación Física, la dominaba con soltura. Era de las personas que te inspiraban tranquilidad y que al hablar con ella se traslucían sus ideas, si algo no veía bien te lo decía francamente. No siempre te encuentras en los grupos con esta calidad de persona. Su sonrisa era constante y el trato con el alumnado era muy respetuoso. En resumen una buena persona y excelente profesora de EF que se nos ha ido, que ha dejado a una familia destrozada y a un niño pequeño que va a sentir la ausencia de una madre aunque me imagino que los abuelos van a hacer todo lo posible para que no note esa falta.
Manolo, su padre ha sido nuestro Inspector durante varios años, es una persona muy cordial, siempre dispuesto a ayudar y lo queremos como a un compañero amigo. No es justo que pase por el trago tan fuerte de que se le haya muerto una hija en la flor de su vida. Manolo, puedes estar orgulloso de haber educado a tu hija Carmen, era una excelente persona a la que no olvidaremos en muchos años.