jochimet
22.05.2016

Es posible un sistema educativo inclusivo, laico, de calidad y público

por José Antonio Jiménez Ramos

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Quizás sea necesario comenzar por aclarar cada cual, cómo entiende cada uno de los apellidos que componen el titular de este artículo. Un debate preciso y necesario que debe desembocar en un acuerdo de mínimos sobre el desarrollo del sistema educativo que entre todas debemos construir.

Aún así debo precisar que no comparto esa idea de que el país necesita un pacto total por la educación; esto no es una utopía, sino una quimera. Tampoco acepto que el sistema educativo de nuestro estado sea uniforme y monolítico. La identidad territorial, la perspectiva federal y plurinacional del Estado Español conlleva una lógica diversidad que en sí misma es una riqueza y debe ser así considerada; la mal entendida normalización del sistema es lo más anormal que se puede aplicar  porque resulta profundamente injusta y tiene un carácter uniformador que no responde a un Estado democrático. Comparto con Paulo Freire  cuando «ve la necesidad de la divergencia de pensamiento y acción como la forma perfecta de democracia porque ello supone un acrecentamiento de los saberes«.

Ante este planteamiento es posible que alguna pudiera pensar que, por tanto, no es posible superar la situación actual donde cada cambio de gobierno supone un cambio de leyes que rigen. Nada más lejos de la verdad. Es posible y debe ser una realidad un acuerdo sobre las bases en donde se debe mover un sistema educativo justo y garantista de los derechos de las personas. Y sobre ese acuerdo es de lo que me propongo exponer algunas ideas sobre las que basarlo ydebiendo estar garantizado por el Estado más allá de los intereses partidistas que no aportan visiones más que parciales del estado de la educación en nuestro país.

Pero como decía al principio, aclararé mi forma de conceptualizar cada uno de los apellidos que lleva prendido este sistema educativo al cual aspiramos en un presente lo más inmediato posible.

  • Inclusivo: Quizás nos encontramos con el concepto más complejo de los planteados. Un sistema educativo inclusivo lo será cuando permita que todas las personas, que en él estén puedan desarrollar sus capacidades, sean cuales fueren esas capacidades y sean cuales fueren sus contextos y ello implica recursos suficientes, nuevas formas organizativas y un proceso profundo de cambio de mentalidad en la comunidad educativa. Se trata de cumplir, por tanto, con algo inherente a la democracia, el acceso al máximo de todas las personas en función de sus necesidades y posibilidades sin que para ello se necesiten grandes cambios de forma apresurada o retardada. Un sistema educativo inclusivo requiere de toda una estructura física, organizativa y personal, que la presencia de cualquier persona sea algo natural y no forzada.
  • Laico: La laicidad es la manera más respetuosa en que se pueden tratar, dentro de una sociedad, las ideas y las creencias de las personas, ya que permite que en el espacio educativo ninguna de ellas prevalezca por encima de las demás, no solo se trata de que no haya expresiones y/o aprendizajes de cualquier religión, sino de que la práctica educativa y la actividad de la comunidad no se vea comprometida por ninguna creencia religiosa. Por tanto la laicidad obliga a la desaparición en el espacio educativo de cualquier enseñanza doctrinaria o catequista, sin menoscabo de las creencias personales que deben ser atendidas en el ámbito personal o de las propias confesiones religiosas y según sus peculiaridades. Un sistema educativo laico es un sistema abierto al pensamiento más compartido, el propio de la persona en su sentido colectivo y social, la religión ocupa un espacio que se mueve en lo individual, aunque tenga manifestaciones colectivas.
  • De calidad: La calidad de la educación debe estar basada en el cumplimiento estricto de varias premisas, recursos personales y materiales suficientes para el cumplimiento de los fines del sistema; preparación suficiente de la comunidad como agente educador, un sistema educativo de calidad no excluye a nadie de la comunidad, establece procesos y maneras de aportación de todos los sectores implicados; así mismo requiere de la reflexión, de la investigación y de la experimentación como proceso formativo a todos los niveles y, todo ello en un marco abierto y flexible de la acción educativa. Un sistema educativo de calidad es por definición inclusivo.
  • Público: Público y no estatal, que son conceptos que a veces se confunden de manera premeditada. Lo público garantiza el derecho a la educación a toda la población hasta donde determinen las leyes. Lo público garantiza la mejor de las atenciones educativas sin que las condiciones sociales y/o económicas sean un hándicap para ello, realizando una labor compensatoria de las desigualdades sociales, un sistema educativo público es aquel que permite que cualquier ciudadano o ciudadana tenga a su alcance las mejores condiciones que el Estado pueda garantizar y, finalmente, un sistema educativo público debe estar basado en el patrimonio de lo común, para que sirva a los fines previstos, es un sistema de todas las personas puesto en manos de profesionales, familias y alumnado para su uso y disfrute en el camino del conocimiento humano y la formación de las personas en pro del bien común.

Más allá de estas conceptualizaciones hay que establecer una serie de elementos que deben permitir alcanzar ese sistema educativo posible. En mi opinión y sin llegar al detalle, que debería ser objeto de otros espacios y momentos, los elementos serían los siguientes:

  • Un acuerdo social e institucional  de elevar los presupuestos dedicados a educación, desde el actual nivel, al máximo de los países del entorno europeo, con unas partidas concretas y determinadas de ese presupuesto dedicadas a compensar los gastos de los territorios que se encuentran en desventaja actualmente, desde el punto de vista presupuestario. Y todo ello dentro de una ratificación de estos acuerdos en los cambios constitucionales que blinden los derechos sociales por encima de otras obligaciones meramente economicistas.

  • Un documento de compromisos básicos elaborado por el conjunto de los agentes educativos, familias, personal docente y no docente, administraciones, colectivos sociales y profesionales y personas que quieran estar y participar  y que establezca un campo normativo amplio pero de estricto cumplimiento, incluyendo un conjunto de medidas de funcionamiento al margen del color partidista de los gobiernos. Este documento sería algo así como la constitución de la educación del Estado Español.

  • El establecimiento de Consejos Sociales de la Educación en cada una de las autonomías del Estado Español donde estén representados todos los sectores de la comunidad educativa y que velen por el cumplimiento de ese documento de compromiso. Solo la participación social y real de la ciudadanía puede permitir un control suficiente y exhaustivo de la acción educativa. No es democrático pedir participación para luego negar la capacidad de control de los propios participantes. Esta propuesta es de superación de las actuales estructuras de los Consejos Escolares alejadas de la realidad y trufadas de compromisos partidistas y profesionales.

Es claro que esta propuesta es abierta, no pretendo santificar nada y mucho menos en el ámbito de la educación. Además de abierta está sujeta a todos los cambios precisos y necesarios. Queda mucho por desarrollar, discutir y ampliar. En cualquier caso no estoy hablando desde una perspectiva neutra, sino políticamente orientada.

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