jochimet
01.11.2013

Los servicios públicos como la solución

por José Antonio Jiménez Ramos

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Más allá de las «polémicas» derivadas de la estafa en forma de crisis que nos persigue de manera continuada e implacable durante estos años, me he encontrado personalmente, en el transcurso del último mes con la necesidad de acudir a servicios públicos de primera necesidad como son los sanitarios.

  • Primero, el pasado día 2 de octubre, tras una larguísima espera de algo más de 8 meses (247 días) me implantaron una prótesis de rodilla en el Hospital de Valme de Sevilla. Como podéis comprobar en esta imagen nada que ver con los tiempos de repuestas quirúrgicas que se anuncian en la pagina web del Servicio Andaluz de Salud.

la foto

Nada que ver tampoco con el tiempo establecido por el Decreto de 2001 por el cual el propio SAS se da un plazo de 180 días para dar la mencionada respuesta quirúrgica.

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Pues bien, ingreso el día 1 y como decía, el 2 me operan con éxito. Al final, la operación resulta la menos invasiva posible, me colocan una prótesis parcial de rodilla y tras una evolución posoperatoria buena salgo del hospital el día 7 de octubre por mi propio pie con la ayuda de unas muletas que tengo que devolver al hospital cuando vuelva a revisión y una ortesis (rodillera articulada que me permitía reforzar la zona operada) en este caso de uso exclusivo. En esta imagen podéis comprobar los gastos que suponen y el uso que debo darle.

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Siguiendo instrucciones del alta médica solicito consulta para el médico de cabecera y la correspondiente ATS en el Centro de Salud de mi pueblo, El Viso del Alcor, donde me atienden y me llevan un seguimiento de la herida producida por la operación que culmina el pasado 18 de octubre con la retirada de todos los puntos.

Durante el periodo transcurrido desde el día 7 de octubre hasta el momento actual, la evolución de la operación de rodilla, en mi opinión, ha sido muy buena. Prácticamente desde el día 13 no tengo necesidad de utilizar ninguna ayuda ortoprotésica (ni muletas. ni rodillera), ni bastón. Puedo caminar con bastante agilidad y hago caminatas seguidas y controladas de mas de una hora al día de hoy, con ritmo cercano a los 5 Km/hora y, además, subo y bajo escaleras como cualquier persona sin discapacidad motora. El remate de esta situación fue el día 24 de octubre, que con motivo de la manifestación de apoyo a la huelga general de educación, estuve, junto a mi mujer Loly Álvarez (@peralias), participando en la misma desde el principio hasta el final, más de 3,5 Km, sin que me resintiera más allá de lo lógico. Al día siguiente me encontraba cansado, con la musculatura cargada por la falta de ejercicio y poco más. Me siento contento doblemente, por el grandísimo éxito de la manifestación, por el número de personas y por la pluralidad de los participantes en pos de un objetivo común y por mi recuperación personal.

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Os recuerdo que soy jubilado de clases pasivas, es decir, funcionario jubilado y como tal, los servicios sanitarios y mis prestaciones depende de MUFACE y que ésta nos permite elegir la prestación de servicios sanitarios ya sea a través de entidades privadas como de entidades públicas. En mi caso, excepto un breve periodo en una entidad privada por circunstancias particulares, siempre elegí la prestación a través de la sanidad pública y estoy orgulloso de hacerlo y de presumir de ello, porque creo que siempre fue la mejor opción y en estos momentos, mucho más.

Y tras esta situación que he descrito anteriormente estoy mucho más convencido de que la solución son los servicios públicos, a pesar de las carencias que se están produciendo y de los incumplimientos de las propias normas. Soy consciente de estas carencias; recientemente una amiga protestaba, con razón, de la malísima atención que estaba recibiendo su marido en los servicios de urgencia del mismo Hospital de Valme y ante ello hay que reclamar formalmente y al mismo tiempo reivindicar donde sea necesario y con toda la fuerza del derecho que nos asiste para que ese servicio sea el mejor que se preste a todas las personas, pero quiero dejar sentado, que en esta situación, nuestras iras recaen contra los y las profesionales de la sanidad pública. He presenciado y oído auténticas barbaridades contras las personas que atienden a la multitud de necesidades que se producen en los servicios sanitarios públicos, en la inmensa mayoría de los casos, injustas e inadecuadas. No dudo que existan personas incompetentes y, en ocasiones, con mal carácter, pero niego que los pacientes y sus familias siempre tengamos razón en nuestras exigencias al personal y aunque la tuviéramos no debemos actuar contra ellos, como si fueran nuestros enemigos y enemigas.

  • Segundo, el pasado día 16 de octubre, dio a luz la mujer de mi hijo mayor a un niño en el Hospital de la Mujer, uno de los centros que componen el Hospital Universitario Virgen del Rocío, estuvimos esperando el nacimiento, en la sala de espera,  desde las cuatro de la madrugada hasta que nació Mario con sus 3,950 Kg y hasta que pudimos ver a la madre y al recién nacido y, posteriormente en lo que supuso la visita de la hermana mayor Lola y demás ayudas propias de la ocasión. Terminé rendido, pero feliz, porque la atención que tuvo no pudo ser mejor, contó con cierta ayuda de una amiga, pero también tengo que decir que todo lo que me rodeaba de otras parturientas y sus familiares, sin esa ayuda, era en los mismos términos. Fueron unos días, según nos contaron, de una actividad hospitalaría, brutal. En una sola mañana había habido tres partos gemelares y hasta cuatro cesáreas. No sé si nos damos cuenta de lo que eso supone, pero la tarea es ardua y compleja y las instalaciones del hospital, a pesar de su edad (se inauguró el 16 de abril de 1971) prestan un servicio inmejorable, muy por encima de las mejores clínicas privadas que tanta fama tienen en las revistas del corazón.
  • Tercero, el mismo día 16 una sobrina era intervenida de un problema en la nariz en el Hospital General, otro de los centros sanitarios del mencionado anteriormente Hospital Universitario Virgen del Rocío, una operación molesta pero sencilla que le va a permitir poder respirar. Había mucha gente en el hospital y ajetreo, pero también tengo que decir que la atención fue buena y satisfactoria.

Estas historias podrán continuar con la de cientos de personas que son atendidas todos los días en la sanidad pública, pero me sirven para reivindicar aquí la lucha de todas aquellas que tratan de impedir que las decisiones de los gobiernos de todo tipo para privatizar la sanidad. En ningún caso la privatización supone una mejora en la atención sanitaria tal y como han puesto de manifiesto la marea blanca. Hay incluso muchas dudas con respecto a modelos similares puesto en marcha en otros países como es el caso de Alemania. Las únicas razones reales a la privatización están en los recortes de presupuestos públicos y en el traspaso a empresas privadas del potencial económico de la sanidad. Una pregunta determinante: ¿una empresa privada, que tiene como objetivo el incremento del negocio, como, por ejemplo, HIMA San Pablo, adjudicataria de tres hospitales de la Comunidad de Madrid, es la mejor opción para mejorar la atención sanitaria? Yo creo que no.

Pero ahora que tanto se habla de que todas las comunidades privatizan o conciertan con empresas privadas la atención sanitaria, hay que poner de manifiesto algunas otras acciones que supuestamente suponen una externalización de los servicios. Me refiero a la opción que en su momento tomó la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía mediante el modelo de Agencias Públicas Empresariales Sanitarias . Hay cuatro de estas empresas, una en parte de Almería y Granada, otra para parte de Málaga en torno al Hospital de la Costa del Sol, una más en el Alto Guadalquivir en torno a Andújar y Montilla y finalmente, la menos desarrollada del Bajo Guadalquivir, en torno al antiguo hospital militar de Sevilla. En ningún caso ello supone privatizaciones encubiertas, estas empresas son cien por cien públicas, aunque actúen mediante procedimientos mercantiles como empresas que son y su única repercusión directa es, sobre los trabajadores y trabajadoras de la sanidad, que no tienen la condición de funcionarios públicos, pero si de empleados públicos y, por tanto, sujetos a todas las garantías de acceso como cualquier otro trabajador público. Ello conlleva diferencias con el funcionariado exclusivamente referidas a condiciones laborales y salariales.

A ello hemos de unir la fórmula de Consorcio Sanitario Público del Aljarafe, que solamente funciona para el Hospital de San Juan de Dios de Bormujos, que claramente es una fórmula de privatización, aunque lo sea a favor de una Orden Religiosa de vieja tradición hospitalaria.

Para completar este aspecto, en este enlace se puede conocer cuales son los efectos de la externalización de los servicios sanitarios en España y cuánto supone en cada comunidad autónoma. Andalucía dedica el 4,72 % del presupuesto sanitario a conciertos con empresas privadas, mientras que Cataluña dedica el 25,45%, siendo la media de España del 9,04%.

En tiempos tan brutales como los actuales es necesario conocer para defender lo público, porque no hay una mejor defensa de ello que el conocimiento y con él defender los derechos de las personas a la mejor atención sanitaria posible. Ello conlleva una actitud crítica más allá del enfado con los profesionales de la sanidad, que son también los que soportan los recortes en sanidad y en otros servicios.

GRACIAS A TODOS LOS PROFESIONALES DE LA SANIDAD QUE HACEN POSIBLE QUE LOS SERVICIOS PÚBLICOS SEAN UNA REALIDAD DÍA A DÍA.

DEFENDER LO PÚBLICO SUPONE USAR ESOS SERVICIOS CON TODO EL DERECHO QUE TENEMOS Y RECLAMAR LA ATENCIÓN ADECUADA.

 

 

 

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Estoy contigo, hay que defender y dar todo el apoyo a lo público, aunque esperemos a ver al médico en sillas de plástico y rodeados de toda la gente del pueblo, eso nos hace más grandes. Tu operación ha sido todo un éxito y no me ha importado dormir en un sillón durante seis noches, porque al final los grandes problemas los soluciona la pública. Apoyo lo público, me reitero. Abrazos

Joaquin Bonilla dice:

Enhorabuena por el articulo, el cual comparto totalmente, en los días que estuve hospitalizado, no tuve la mas mínima queja del personal sanitario, todo fueron atenciones y ofrecimientos. Sin embargo las instalaciones, sobre todo el absceso a los servicios de Water y ducha en las habitaciones para una persona en silla de ruedas un desastre, al final me vine sin poner la queja correspondiente, como otras muchas veces….. Salud

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