Carolink Fingers
11.03.2008

Goldfrapp: de accidentes y psicodelia

por carolinkfingers

¿Alison Goldfrapp en aires folkies? En todo caso, folk de aires ingleses, acompañado de un sonsonete extravagante y marciano. ¿Goldfrapp se vuelve poppy? Más bien, la utilización morbosa de una superficie convencional para amoldar historias de alucinaciones y viajes interiores y reales. ¿Alison y Will componiendo psicodelia? Es un sentimiento indefinido, debajo de cada nuevo corte, en un ‘Seventh Tree’ (EMI, 2008) optimista, extraño, rebuscado, líquido y hermoso. Pura gallardía a cuatro manos.

Nos tienen acostumbrados a cambiar la piel de cordero por pellejo de lobo, a reaccionar con furia a los encasillamientos y a reinventarse con una autoironía envidiable y original, que ya podríamos ver con más asiduidad en la música británica. Y vienen de parir un cuarto álbum que no a todo el mundo va a satisfacer. Los más, se sentirán defraudados por estructuras de apariencia convencional, como si hubiesen hecho una impensable rendición al pop. Este ‘Seventh Tree’ supone, sin embargo, encontronazos genuinos con la complejidad temática y la osadía instrumental, acercamiento a las muy fecundas fuentes del folk campestre, la poesía inglesa y la desenfocada psicodelia, a modo de inspiración. Will y Alison regresan, nuevos, distintos, brillantes: “Nuestra relación musical ha cambiado mucho, hemos crecido, hemos aprendido cosas, en especial a abandonar antes una idea que no funciona; a visualizar lo central de cada cosa: que necesitas buenas melodías, atmósfera y una forma de moverte entre las canciones. Sí, como equipo musical hemos mejorado…”

En ‘Seventh Tree’ hay un sentimiento perpetuo de viaje, de traslación: cuando una canción parecía haber empezado (hablemos de ‘Clowns’) como una suave serenata, se transforma en un intrincado vals. El tema del viaje se ha colado en todo el disco: “Fue algo accidental. Cuando estábamos llegando hacia el final del álbum, vi que muchas de las canciones hablaban de viajar, irse al extranjero, o hacer un viaje metafórico, o un trayecto físico… Me di cuenta de que quería poner ese sentimiento de ciertas películas americanas, las road movies, en las que alguien, de pronto, parte, la música comienza, se abre la idea de nuevos horizontes…” También, al menos como inspiración sonora y motivación de búsqueda, está el viaje psicodélico (imprescindibles ‘Eat Yourself’ o ‘Cologne Cerrone Houdini’). Will se esfuerza, a base de puntos suspensivos, en darnos pistas: “Creo que hemos perseguido la idea de algo… un poco soñador, un poco borroso, ¿sabes? Cuando la mente está neblinosa, y las percepciones no son las justas, quizá se estrechan… No hablamos de psicodelia musical, no es Jimi Hendrix; es algo amplio, que remite a sonidos, colores, olores… Todo lo que no es palabrería o intelectualidad, todo lo que se junta en ese sentimiento”.

Ese tamiz se traduce en formas de creación sin cadenas: improvisación vocal. Alison: “Sí tenía letra para esa canción (‘Eat Yourself’) pero no la canté. Era como si el sonido no funcionara, y estábamos atrapados, intentando arreglar aquello… Así que lo dejé, y lo convertimos en otra cosa, y la canción es muy distinta al final. Se vuelve…”, y Will le asiste: “Panorámica”. ‘Seventh Tree’ tiene un handicap: a primera escucha, suena como “sin mordisco”, plácido y privado del fuego incandescente que tuvo el predecesor ‘Supernature’. ‘A&E’, su primer sencillo, tiene en parte la culpa. Alison dice: “Es raro, porque sí es bastante pop, pero no lo es en absoluto, en especial por la letra, es muy oscura: A&E significa “Accidentes y Emergencias”, y va de alguien que pasa un tiempo en el hospital, alucinando y todo eso; quizá la melodía es elevadora, pero el contenido no es pop para nada”. Will se retuerce en su asiento: “Y no tiene una estructura pop convencional, ni la gran segunda estrofa del pop. De hecho, quienes escucharon el single previamente se quejaban de que era rara”. “Sí, sí”, Alison por su parte: “Sólo en la superficie es una canción pop, e incluso trivial, pero no es nada convencional en ningún sentido. Esa percepción es deformada”.

Y ese proceloso mar de clasificaciones y despistes ontológicos hará que muchos de sus seguidores se pierdan en una colección fundamental: “Algunas veces tienes algo y piensas: ¡es simple y sólido! Y se lo pones a alguien y te dice ¿Qué coño es esto?”. De nuevo Will se dobla de risa. “No tiene ningún sentido, cuando creías que era muy normal, no lo era; pensaste que era algo loco, y otro dijo que muy pop”. El tema, a todas luces, les entusiasma. Will: “Es algo en las letras, que son no-pop por completo. Ahí es donde se pone interesante. Es como cuando ves esas fotografías hermosísimas, paisajes espectaculares y realistas, pero en el borde del marco aparece una cuchilla o algo así”. Alison remata: “Estábamos de lo más angustiados haciendo el álbum, pensando esto no le va a gustar a nadie, esto no lo va a escuchar nadie… Lo último que pensábamos era que la gente lo encontrara poppy… No está bajo nuestro control”.

//Publicado en Go Magazine Marzo 2008 //

07.03.2008

Descargo

por carolinkfingers

Un suspiro confitado / Ambos decididos a olvidarlo todo
Coiffeur
El presente fluye ahora mismo
Altocamet

Señores fantasmas, señoras depresiones. Con la venia. Me desembarazo de costumbres, de sinos, de espasmos diarios; me desembarazo más y más cada día, de rutinas, de silencios aprendidos, de mamarrachadas. Tanto soltar lastre, tanta honestidad. Debo de dirigirme a algún lugar, si mi psicoanalista lo dice… Pasó el tiempo de embarazarme. Me cago en las esquinas de la inactividad, éste es mi momento. Me cago en todas las ventanas abiertas, y si dejo ésta es porque el silencio total me volvería loca. La cagada es un manifiesto artístico nunca completado, como todo lo mío. No veo el tiempo de dedicarme a una sola tarea, pero el tiempo es tan elástico y traicionero como le dejemos ser. Sólo leo a los rusos. Sólo escucho indie latinoamericano: Gepe, Coiffeur, Lisandro Aristimuño, Javiera Mena, Altocamet, Lucrecia, Fungitonic and the lobers, Quiero Club… (dénse el trabajo de investigar). Cada día al despertarme veo mis proyectos como un interminable vaso siempre a medio llenar; completarlo está en mi mano.

05.03.2008

Una costumbre menos

por carolinkfingers

Maté mi Flickr. Después de tres años y pico. No me voy ni a explicar ni a disculpar. Lo más divertido es que me liberó. No hay resentimiento, más bien ligereza. Tuve muchos momentos de odiarlo. Las redes sociales son seres peligrosos, amorfos, discontinuos, peludos, llenos de tentáculos: uno es solo un individuo frente a una ingente masa. Flickr fue, probablemente, la primera de estas redes que abracé con siete pares de brazos. Me regalaron una cuenta «pro» y luego me la pagué yo. Descubrí a increíbles fotógrafos. Me entusiasmé haciendo fotos, aprendí mucho. Todo habría estado bien, si no hubiera jugado con el reverso de la imagen. Uno ha de saber muy bien quién es para pulverizar de esa forma la identidad. He ido desapareciendo paulatinamente de todas las redes sociales. La reconstrucción se hace offline. Pero borrar tu rastro es mucho más complicado que crearlo. Flickr avisaba, histérico, «vas a borrar tu perfil y TODO EL METADATA». DIOS, el metadata, sobre todo el metadata. Como dicen Altocamet -grupo argentino-, «una costumbre menos«.

24.02.2008

Dodecafónica

por carolinkfingers

Desde hace algunas semanas, yo, que confundo a Stravinsky con Tchaikovsky y a Prokofiev con Debussy, formo parte del stuff de la revista Doce Notas y me encargo de su web, con todo mi amor: www.docenotas.com

12.02.2008

Tom McCarthy: Mind the gap

por carolinkfingers

En un mundo como el tuyo y como el mío, hay un tipo como tú o como yo, al que le cae algo en la cabeza. Su regreso al mundo no es, empero, trivial: contiene ocho millones y medio de libras que le impiden hablar del “accidente” por siempre jamás, pero le permitirán hacer otras cosas. Y, ¿qué hace? Re-crear una y otra vez los momentos de su vida que le devuelven la sensación de realidad perdida.

Tom McCarthy (Londres, 1969) irrumpe en el panorama internacional con “Residuos”, novela que, con apariencia de epopeya cotidiana y sin heroicidad, está construida como una espiral de obsesión por eliminar ese vacío, ese “residuo” de la conciencia que nos separa de la realidad. Un “hombre-cualquiera”, en un Londres tan vivo que se siente, asume la misión, egoísta y desinteresada al tiempo, de producir tantas repeticiones como sean necesarias para acceder a otro nivel de percepción. Ballard, Burroughs y Cervantes en el tejido referencial y una lectura que incrementa la tensión y la profundidad psicológica a medida que avanza.

¿De dónde te viene el hábito de escribir? Crecí en una familia literaria, y siempre asumí que debía ser escritor. Con siete años, escribí ‘Macbeth, por Tom McCarthy’. No me importaba que alguien lo hubiese escrito antes –pero tampoco le importaba a Shakespeare. Creo que abandoné a medio camino y salí a jugar al fútbol.

¿Cómo nació la International Necronautical Society, que tú fundaste? Estaba muy interesado en las formas de las vanguardias del siglo XX: manifiestos, comités, proclamas, expulsiones.., y me planteé una actualización semi-paródica para poner en juego algunas preocupaciones litearias, como el tema de la repetición, muerte y representación. Estaba muy involucrado con el mundo artístico, y en ese contexto ya se usaban estructuras parecidas, como la Association of Autonomous Astronauts o NSK (Neue Slovenishce Kunst).

Y ¿por qué una novela? ¿Cómo nació el argumento? La novela es un formato convencional, pero permite exploración infinita dentro de sí. “Ulises” es una novela… El argumento de “Residuos” nació por accidente: estaba en una fiesta, mirando fijamente una grieta en la pared, y tuve un momento de intenso déjà-vu, como el protagonista. Pensé: “¿No sería precioso poder reconstruir este instante? Y después, ¿dónde te detendrías?..”

¿Cómo describirías la “búsqueda” que emprende el narrador? Él reconstruye obsesivamente ciertos momentos, de tal forma que puede habitar su tiempo y su “modo”; y re-crea situaciones más extremas cada vez. Esas re-creaciones son para él como modulaciones y escalas alrededor de una idea fija.

¿Por qué sin nombre? Él es Cualquier Hombre: tú, yo, todo el mundo y ninguno. Para los Cíclopes, Odiseo tampoco tiene nombre.

Esa “búsqueda de realidad” está muy alejada de la metafísica, ¿por qué? El héroe siente al principio un ansia de trascendencia metafísica, pero termina comprendiendo que la materia y el caos son las cosas más reales que existen. En términos filosóficos, es una novela muy anti-metafísica: es como si pusiésemos a Hegel y Bataille en combate de boxeo, y Bataille noquea a Hegel y esparce su sangre por todas las primeras filas del público.

La exploración del protagonista, se diría, es del intervalo entre la conciencia y la realidad, tanto en el tiempo como en el espacio, ¿es así? Sí: el héroe experimenta la materia en el espacio, cuando se tumba a mirar el polvo moverse en el aire sobre su escalera; y la experimenta en el tiempo, observándolo flotar por horas, y preguntándose cuánto tiempo tardará en caer –y, por extensión, cuánto falta para que el universo y toda la materia colapse.

Re-crear para aproximarse a la realidad, ¿no es mentiroso? Cuanto más se aproxima a ella (una verdadera muerte), más cerca del éxito se siente… La paradoja que pone en juego el héroe de “Residuos” es la misma de Don Quijote: para ser más “auténtico”, tiene que ir hasta los últimos extremos de la artificialidad. En última instancia, accede a lo “real”, no mediante una “buena” simulación, sino más bien a través de una ruptura dentro de su violencia estilizada: su “re-creación” del atraco sale fallida y empieza a ver morir gente –y, para él, eso es fantástico.

¿Qué estás escribiendo ahora? Una novela llena de la materia versus el ideal, historia y recuerdos y trauma. Se llama ‘C’ y trata del duelo y la tecnología. Vintage lo publicará en los Estados Unidos en 2009 o 2010, pero ¡aún tengo que acabarlo!

//Publicado en Go Magazine, febrero 2008. Residuos está publicado en Lengua de Trapo. El título, Mind the gap, es una pequeña broma personal//

26.01.2008

Quizá sí, quizá no

por carolinkfingers

Trabajo con un problema que a los psicólogos de la Gestalt les interesaría estudiar. Soy incapaz de cerrar mis proyectos, por mucho que los elabore. Oprimo hasta el último momento el botón de execute, sin levantar el dedo. Leo un libro cualquiera y queda durante meses sobre la mesa porque, algún día, tengo que hacer uno de esos ensayos con los que me explico qué me quedo de él. Redacto un artículo y, si no fuera por las fechas de entrega, jamás lo concluiría apropiadamente. Invento argumentos para relatos y me quedo dos años dándoles vueltas hasta que, quizá sí, quizá no, cuajan en una forma que nunca, jamás de los jamases, me convence ni doy por definitiva.

Hace dos días dije: «aquí está, terminado, El problema de la vivienda«, pero sé que aún me queda un redondeo o dos. No es afán perfeccionista. No, es simple y llanamente lo que las madres no sabemos hacer: separarnos de nuestros hijos.

Este es uno de mis fragmentos favoritos de un relato que, quizá sí, quizá no, debería ser una novela corta y quedarse conmigo otros dos años:

Se libra por fin de la ahumada chaqueta verde de Mariola, del anorak campestre de Francisco, y se dice que hacen un conjunto espantoso con el cardigán azul de Belén y la americana informal, de saldo, que ha traído ese novio que se ha echado. Roja, americana roja. Azafato de congresos, hay que ser propios. Se mira en el espejo vestidor. Laura Armando lo ha logrado. Otras equivocan sus elecciones, trastabillan en las esquinas de la vida. Tiene treinta y siete años que nadie le echaría, las comisuras de los labios aún no se le curvan, apenas, la falda de corte evasé se adapta sin esfuerzo alguno a sus formas y la blusa blanca realza ese blush del que nunca se separa. Meditó mucho su atuendo. Y el menú, y hasta la composición que harían las personas invitadas (a última hora, dos menos, qué importa) a su fiesta. No tuvo más remedio que dar en el gusto a José Antonio: esa muchacha y su novio le parecen extraños, estrafalarios. Belén tiene algo bobo en la mirada pero sabe que no es ninguna tonta, y eso le desconcierta del todo. Eso es un matrimonio, se dice, conceder. Y ella está a la altura. Mucho más que a la altura.

21.01.2008

Carta abierta a Iban Zaldua

por carolinkfingers

Yo quiero escribir cuentos, Iban. Lo vengo haciendo desde que tenía uso de razón. En tercero o cuarto de aquella EGB teníamos una actividad (¡hola, Juan Palomas!) a la que llamábamos «texto libre». Libres eran nuestros intentos narrativos y libres deberían seguir siendo. Los niños, de forma voluntaria, redactábamos una historia que luego leíamos en clase, delante de todos. Yo no faltaba, ni una semana. Todos podían elegir el mejor relato y más de una vez el mío (aquella historia de la «señora Lemon» que recuerdo como con un vago halo romántico) salió ganador. Escribí muchas historias entre los trece y los dieciséis años, bajo la influencia mal digerida (los estómagos adolescentes no pueden con tanto) de los mejores cuentistas latinoamericanos: Cortázar en mi cabecera, como en la de muchos otros crudos aspirantes. Viví luego como un cronopio, me enamoré de otro cronopio y abandoné el hábito de contar cuentos cuando mi propia existencia era en sí misma el más intenso relato.

Quiero seguir contando historias, Iban, pero ahora no acepto influencias, no sigo doctrinas ni converso con el estilo. Ahora sólo sé que pasó el tiempo de la auto-indulgencia y que escribir, como decían los surrealistas, no puede ser distinto de vivir. Se vive como se escribe, y viceversa. ¿Verdad, Iban? He aprendido muy pocas cosas y la mayoría no sirven para nada, pero ésa, esa sola enseñanza, es una especie de faro eternamente luminoso para el poco tiempo, el poco lugar que le puedo destinar a la escritura. Llevo la escritura dentro como un tatuaje en las entrañas, como la lleva mi madre, que hace un tiempo que no puede escribir desde que adquirió su añorada libertad de hija dependiente. Yo soy una madre de familia sin habitación propia. Yo quiero escribir cuentos y por eso te escribo.

Cartas no son cuentos, pero el epistolar es, de todos los géneros, el que me ha ayudado a ser lo que soy. Las cartas me dieron la vida y las cartas me la han devuelto. ¿Por qué te tomo de destinatario? Tú eres escritor y sabrás darle a este gesto su justa interpretación. Escribes relatos. Y tienes uno que empieza «Mi vida es un desastre» y te lo envidio; y tienes otro que se titula «La solución al problema de la vivienda» y yo intento dar forma, hace dos años, a mi propio «El problema de la vivienda» (te has adelantado un buen montón de pasos); y juegas con el tiempo y el espacio como a mí me gustaría poder hacer; y sitúas a tus personajes en épicas encrucijadas morales sobre el porvenir, el destino, y la destinación (y hace siglos tuve un cuento, ni idea de si tendré una copia por ahí, que titulé «Destinación», como aquel gran tema de The Church). Y escribes sobre letras («La fábrica o a, e, i, o, u» es, quizá, mi favorito) e introduces (sin temor a que te cuelguen el «pop» tag) a Everything But The Girl como personaje (y yo escribí «La abducción de Jean Seberg» porque Jean es un mito, pero es una persona y es cualquiera de nosotras y es todas nosotras y ninguna, y es un símbolo de la melancolía inherente a nosotras); y escribes «Adulterio»; y pones a dos en «Viaje de verano» a discutir sobre Bryan Adams o Ryan Adams. Las cosas comunes y corrientes están detrás de todo lo que resulta narrable y maravilloso, ¿no es así, Iban?

Y no quiero extenderme más porque las cartas largas invitan al bostezo. Pero admiro y copio tu posicionamiento: escritura es tomar opciones, tomar opciones es política, la vida es política, la escritura es vida. Y yo quiero escribir. A todas horas.

20.01.2008

La narrativa

por carolinkfingers

La narrativa es un arte del tiempo. Y yo no tengo tiempo. Quizá debería abdicar y dedicarme a la poesía, que es como apurar infinitamente el último sorbo del vaso, un vaso concreto, una visión. La poesía es la nada, lo que no está en el tiempo.

18.01.2008

Ciëlo: Paraíso Vacío / Radio Subterránea

por carolinkfingers

El arte pop, las vanguardias, los viajes trasatlánticos, Berlín, y Viena, la guerra fría, los clicks, las comunicaciones, los vocoders, líneas rectas, emisoras clandestinas, new wave, los peinados, lo radicalmente homosexual, las voces de Mario y de Cocó, los recuerdos de un grupo añorado, los aviones, el progreso que no es tal, el futuro que ya está aquí, el name dropping, las chapas, la nostalgia de lo que vendrá y la poesía de lo urbano, las fiestas, lo nocturno, los balcones a la calle y los cielos de Madrid, más que nada. Ciëlo es una banda imposible; un proyecto de casualidad y maravilla, un secreto compartido por unos cuantos iniciados, un tesoro de fe en la salvación mediante la belleza. ‘Un amor mató al futuro’ fue, hace cinco años, su declaración de compromiso con el pop (un concepto propio y atemporal de lo pop, que entronca con la música de los sesenta y con el after-punk), algo tan consistente y militante que produce, a muchos, rechazo; pero regresan con un segundo disco, ‘Paraíso Vacío’ y, a la vez, ‘Radio Subterránea’, imposible banda sonora de una adolescencia que ya no volverá, colección de mezclas y recreaciones hechas con dedicación y dulzura (por Gabriel Lucena de Entre Ríos, por Ascii Disko, .Tape. o Isan). El álbum ‘Paraíso Vacío’ es un logrado ejercicio de efervescencia, electrónica y melodía que, antes o después, sabrá ejercer como el clásico instantáneo que es. Porque no se escriben canciones como ‘Vuélvete Underground’ para disolverse en la memoria.

//Reseña publicada en Go Magazine (enero 2008)//

16.01.2008

Post-rockea en Calle 20

por carolinkfingers

Aún no he podido recoger la revista y no he visto el resultado en el papel. Pero está en la web: Calle 20 publica este mes (enero 2008) un reportaje de servidora contando con detalles los nuevos lanzamientos y grupos adscritos al género post-rock. Instrumentación rockera, desarrollos interminables, experimentación sonora, ruido, coros campestres e intensidad, gloriosa intensidad para los tiempos light que nos arrastran. Entre los nombres: This Will Destroy You, Yndi Halda, Samuel Jackson 5, September Malevolence, Her Name Is Calla… A todos ellos, merece mucho prestarles atención.

Desafortunadamente, algún corrector ambicioso de éxitos cambió, en la entradilla, la palabra «deceso» por la palabra «deseo» (¿Freud, algo que decir?), dejando sin sentido todo el párrafo. Anyway. Disfruten.

Acerca de Carolink Fingers
El blog Carolink Fingers está hecho con Wordpress 4.8.12 para ZEMOS98.
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