Taburete
18.09.2007

Red Road. La acción del sujeto postmoderno

por comcinco

En Red Road el sujeto postmoderno se encuentra en una narración lineal con presentación, nudo y desenlace. Una sorpresa ésta que parece no haber convencido a la crítica por su final “previsible” y “ñoño” pero que permite dar cuerpo al carácter de personajes marcados por sus circunstancias sociales.

La posmodernidad o sobremodernidad, un proceso del que se ha hablado largo y tendido. Uno de esos conceptos que muestran su acertado planteamiento en la cantidad de teoría que se puede desarrollar contemplando la realidad a través de ellos.

El arte contemporáneo, la videocreación y la fotografía han sido las principales herramientas para plasmar una realidad sin futuro y sin pasado. Momentos, atmósferas, sensaciones, procesos cerrados, búcles e imágenes.

Red Road (premio del jurado en Cannes 2006) de la directora Andrea Arnold (Oscar al mejor cortometraje 2005), da un paso que resulta verdaderamente novedoso. El sujeto postmoderno se encuentra en una narración lineal con presentación, nudo y desenlace. Una sorpresa ésta que parece no haber convencido a la crítica por su final “previsible” y “ñoño”pero que permite dar cuerpo al carácter de personajes marcados por sus circunstancias sociales.

Una extraordinaria fotografía y una gran interpretación del reparto son las bases del éxito de una película que nace de un proyecto de Las von Trier que se aleja del postulado dogma, para plantear The Advance Party, tres películas (Red Road es la primera de ellas) en la que tres directores dispondrán de los mismos personajes.

Red Road muestra como la humanidad se abre paso contra todo, en un ambiente degradado, marcado por la presencia de grandes torres de viviendas, espacios de circulación difusos y un mobiliario urbano tan pragmático como frío. En las calles de Glasgow las cámaras controlan a los vecinos y detrás de las cámaras una protagonista padece una profunda soledad que pretende abandonar a través de estrategias de adaptación casi patológicas.

Una película interesante con un hilo narrativo básico que logra dar una continuidad a lo que habitualmente observamos fragmentado. Se rompe de este modo con la simpleza a la que se está llegando a través del abuso de repetitivas metáforas visuales y la falsa interpretación de los no-lugares como espacios sin vida (ésta se encuentra inscrita en todo aquello en lo que hay personas). Los actores se muestran perfectamente circunscritos en la periferia del interés gubernamental y más allá de trabajos autorrealizantes. Un ejercicio creativo verdaderamente singular que, a través de la simplificación de la estructura narrativa, consigue complejizar al tan obviado y deconstruido sujeto postmoderno.

5

comentarios

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Anónimo dice:

Los críticos de cine son asi, en ocasiones se empeñan en que una película no tenga cuota de pantalla o en que la tenga, no
podemos olvidar a estos mismos críticos elogiando efusivamente películas como Alatriste. Sin entrar en detalles, quizá si e vez fijarse únicamente en el final e incluso centrándose
exclusivamente en este, modificamos previsible por
desconcertante y ñoño por desolador, que eso si es lo previsible para una película en la que Last Von Tier tiene algo que ver, estaríamos dado un veredicto más próximo a lo que hace sentir
esta película.

Taburete dice:

Yo lo atribuyo a que, en ocasiones, son más papistas que el papa. Y después de haberse adaptado al rollito dogma, ahora les choca algo más tradicional.
Tenía pensado poner un enlace a estas críticas pero la mayoría desvelan el final y no me parece de recibo…

pedro ZEMOS98 dice:

hola marcos, te debía este comentario… va con una semana de retraso, jeje.

lo que planteas me parece bien, el ambiente meta-cinematográfico que plantea la película es verdad que desconcierta, es como un cine contemplativo aderezado del más puro estilo inglés, tipo Free Cinema con Loach a la cabeza (de hecho comparten uno de los actores no?). que su historia sea más o menos básica para mi no es el problema.

será que tengo la óptica PANEL DE CONTROL pero hemos vuelto a perder una oportunidad para criticar el hecho en sí de la videovigilancia. en la «heroína» de la película no hay ni un solo cuestionamiento sobre su trabajo, en la mirada de la directora no hay ni una sola crítica al mundo videovigilado.

la posmodernidad tiene que ver con la post-videovigilancia y tan es así que en la propia película es normal que eso sea así, es normal, e incluso útil, que la propia protagonista pueda acceder a esas cámaras… ahí eché en falta un poco más de agitación.

a otro nivel más estético o cinematográfico no me gustó el sonido ni la fotografía…

saludos

Taburete dice:

Ya me temía yo algún palo de estos… 😉 Qué hace un antropólogo como yo criticando cine en un sitio como éste. jeje!

Tienes cierta razón Pedro, desde luego tampoco quería decir que fuese la película del siglo.

Saludos y a ver cuando hacemos esa merienda de encuentro de bloggers… Con bocatitas de jamón y queso, nocilla y chucherías.

cucox dice:

Desde la perspectiva del poder el modelo campo, uno de cuyos instrumentos es la videovigilancia, el control en tiempo real de los sujetos es, en mi opinión, la única forma en que la acción del sujeto postmoderno puede estar sujeta a dominio y sanción. Y se practica en todos aquellos espacios sociales y simbólicos donde hay un discurso verdadero que implantar: mujer, tráfico, ideología, empresa, política y ahora incluso en calles y plazas.

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