Ayer tuve una discusión con mi nieto Mario (7 años) que os quiero contar porque creo que en la educación de los niños y las niñas todo influye, hasta el tipo de juegos que frecuenten.
Eran sobre las ocho de la tarde y estaba ya un poco cansado. Me pidió permiso para bajarse un juego en la tablet y en principio le dije que sí, pero le advertí que quería verlo y jugar con él, algo que no le hizo mucha gracia.
Yo estaba leyendo a su lado y por la música que tenía el juego empezó a no gustarme.
– Mario, le pregunté, ¿ese juego es de matar a personas?
– No abuela, son muñecos
– Pero esos muñecos representan personas
– Sí, pero no es de matar
(Siguió jugando en plan, cállate que voy a seguir y me desconcentras)
Lo miré muy seria y le dije:
– Mario ese juego es de matar personas y sabes que eso no me gusta. Los juegos violentos se fijan en tu conducta y te pueden hacer reaccionar después de forma violenta con tus amigos.
– Abuela, tú sabes que yo no soy violento, que yo no le pego a nadie.
– Por eso no quiero que juegues a matar, tú eres pacífico y no quiero que ese juego cambie tu comportamiento.
Se iba ofuscando cada vez más pero yo, dulcemente le fui justificando que no me gustaba ese juego y le conté que a su padre y a su tío los educamos de la misma forma y que le quitaba las pistolitas del barco pirata, le conté que no hicieron la mili porque no le gustaban las armas… y después de toda la perorata me dijo:
– Pues mi padre ve películas y series donde hay armas, que yo lo he visto.
– Bueno, tu padre ya es mayor y sabe muy bien lo que hace.
Seguí argumentándole que los juegos violentos pueden generar violencia en las personas y ante tanto discurso se fue con la hermana, con su particular gesto de enfado, en los que se cruza de brazos, agacha la cabeza y frunce el ceño. Al ratito vino a pedirme perdón y me dijo que no le eliminara el juego.
Fui hacia el salón, donde estaba con la hermana, eché las persianas, nos reimos porque me entró una mosca en el ojo al abrir la ventana, y les dije que me iba a duchar, su respuesta fue:
-Entonces qué… ¿puedo jugar al juego o no?
Aunque parecía que no lo había entendido, creo que sí lo hizo, solo me estaba poniendo a prueba.
Los juegos violentos generan comportamientos que sirven como modelo en las relaciones con los amigos.
Mario es muy bueno y es verdad que no usa la violencia, incluso ayuda a que sus amigos no se peleen. Por eso no quiero que use estas herramientas que pueden hacer cambiar su conducta.
Me encanta hacerlos razonar y contarles historias, creo que algún día lo recordarán con cariño.
(La imagen pertenece a Ser Padres)