Este libro «Ser maestro» de Raúl Bermejo, @thinksforkids, es de los que te lees en una sentada. Parece como si tus pensamientos estuvieran cogiendo cuerpo y se fueran convirtiendo en letras negras sobre papel blanco. Son los pensamientos de la experiencia los que dan voz a esta obra, es la práctica la que va afianzando cada uno de los contenidos que se exponen. Se nota mucho que el autor es un maestro experimentado, sensible con la educación y que tiene entre sus objetivos ir cambiando la escuela desde su práctica; por eso lo explica tan sencillo, con sinceridad, por eso se lee tan rápido porque es su propia emoción la que nos hace ver la escuela desde dentro y sentir como él lo vive cada día en su propia experiencia.
«Raúl Bermejo es maestro de educación infantil y primaria en Madrid. Muchos le conocerán por su participación en el programa “La vida secreta de los niños” o por su importante trabajo de divulgación en redes sociales. Es también autor de la obra “Thinks for Kids”, libro de manualidades para realizar en familia. Tanto en este, como en “Ser Maestro”, Raúl se muestra convencido del desarrollo del potencial de los más pequeños a través de los juegos y la creatividad.» (yosoytuprofe)
En la dedicatoria del libro ya nos va dando pistas de poner al alumnado en el centro del aprendizaje, de hacer de las emociones una tarea que hay que tratar cada día, de buscar el cambio hacia el verdadero aprendizaje, sin cicatrices que nos acompañen a lo largo de la vida, haciendo de la educación un verdadero valor para transformar en positivo la sociedad que tenemos y formar una ciudadanía crítica, democrática y responsable.
«…Ellos han sido los que me han demostrado que otra educación es posible, con su alegría, sus ocasionales llantos, sus frustaciones y sus emociones. Con su motivación y sus ganas de aprender. Gracias por enseñarme a ver la educación desde vuestros ojos, llenos de inocencia y entusiasmo»
Resalta el autor que la sociedad en la que vivimos está contaminada con acciones políticas que solo llevan a sacar rendimiento económico, sin pararse a ver que la educación es lo que sustenta un país y por eso hay que formar grandes personas y grandes profesionales para el futuro. Hay que encontrar el «elemento» de cada persona, como decía Robinson, hay que encontrar la vocación que haga desarrollar los talentos para que después el trabajo sea un disfrute y no una carga. Ser maestro es saber motivar al alumnado para que cada persona se desarrolle íntegramente ( con creatividad, con valores, con formación adecuada) y sepa encontrar la actividad que le va a dar la felicidad en el futuro. Una persona formada tiene espíritu crítico para no dejarse llevar por lo que los demás le vayan dirigiendo, sabe encontrar su camino, se rodea de un equipo para desarrollar ideas brillantes…
«Son los niños y las niñas quienes, desde bien pequeños, irán cambiando las cosas, los que transformarán el mundo a medida que vayan creciendo, evolucionando y aprendiendo, en definitiva, mientras vayan construyéndose como personas»
El libro está muy dirigido a los docentes para que vean que se pueden hacer actuaciones dentro de nuestras aulas, de forma diferente. También su lectura puede venir bien a las familias con las que piensa el autor que debe haber una estrecha relación en la tarea de educar y a las que viene bien poder leer sobre compañerismo, valores, creatividad, cooperación…
«La familia tiene mucho peso, y es por ello que el maestro y los padres, han de remar en la misma dirección; son los dos aspectos fundamentales en la educación de hoy, son quienes desempeñan el papel más importante en la formación de los estudiantes. De ahí que deba haber un diálogo continuo y transparente entre ambos para favorecer las habilidades de los niños de la forma más óptima»
Después de unos entrañables recuerdos de su infancia, Raúl Bermejo nos propone que cada día al entrar en clase nos hagamos las siguientes preguntas: ¿Qué quiero para mis alumnos? ¿Qué puede hacer para sacar lo mejor de cada uno? ¿Qué voy a encontrarme hoy?
En la obra encontramos frecuentes anécdotas vividas con el alumnado que hacen que la lectura sea muy amena, como el día que se pasó con una diadema puesta de una niña porque había surgido un problema en la clase y de esta forma ejerció como modelo de educación en valores, de respeto, de empatía, de tolerancia…
Al final del libro habla con personas de distintas generaciones para que a través de sus entrañables opiniones y recuerdos, en algunos casos no muy gratos, vayamos viendo la evolución del sistema educativo.
Quiero resaltar la opinión de Eva, maestra recién jubilada, que expresa en forma de decálogo las cualidades que debe tener un maestro:
Concluyendo, el propio autor nos hace las siguientes reflexiones:
Ha sido un placer disfrutar con la lectura de este libro el cual recomiendo muy especialmente al profesorado que se sienta un poco «quemado» para que vea que sí es posible hacer otro tipo de educación y que echándole tiempo y cariño se consiguen muchos objetivos, a pesar de los recortes, las leyes incompletas, los malos políticos…