Daniel Pennac es un escritor y pedagogo francés, nacido en Casablanca (Marruecos) en 1944. Proveniente de una familia militar, pasó su infancia en tierras africanas y del sudeste asiático y su juventud en Niza, donde se graduó en letras y se decantó por la enseñanza.
Tras iniciar su actividad literaria con libros para niños, adquirió gran popularidad gracias a las novelas de la saga en torno a la familia Malaussène. La saga malauseniana gira en torno a un hermano mayor y cabeza de una familia, que vive en un marginal barrio de París. Allí se desarrollarán las aventuras de esta familia, todo ello narrado con un estilo ágil y coloquial.
Pennac también ha publicado ensayo, siendo Como una novela su obra más conocida dentro de este campo, además de escribir guiones para cine y televisión.
Conocí a Pennac con el ensayo «Como una novela» que nos lo mandaron leer en la Facultad de Pedagogía. Su narrativa y escritura tan fluida, curiosa e interesante me resultaron totalmente aconsejable para cualquier tipo de lector o lectora.
En esta obra, Pennac, como profesor de instituto se propone incentivar el amor por la lectura, se propone como objetivo que los adolescentes pierdan el miedo a leer, que lean por placer, que se embarquen en un libro como en una aventura personal que libremente han elegido. Leer no es cuestión de tiempo, es una manera de ser, si te gusta lo que lees le quitas el tiempo a otras cosas que haces durante el día y que quizás no sean tan provechosa como dedicarte a la lectura. En este libro se reivindica el derecho a no leer, a saltarnos las páginas, a no terminar un libro, a releer, a leer cualquier cosa, a leer en cualquier sitio, a hojear un libro, a leer en voz alta…
Pennac resultó ganador del premio Renaudot por Mal de escuela en 2007, así como del Gran Premio Metropolis bleu al conjunto de toda su obra.
Este libro, Mal de escuela, aborda la escuela y la educación desde el punto de vista de los malos alumnos, tal y como él se confiesa que había sido, un zoquete que tenía miedo a no saber contestar lo que los profesores le preguntaban,… hasta que llegó un profesor y lo entendió, palpó su creatividad cada día en justificar por qué no había hecho los deberes, le liberó de los monótonos trabajos que no hacía y le puso plazos para que escribiera una novela por entrega, eso le marcó un antes y un después en su carrera de estudiante.
Es difícil provocar en el alumnado el amor por la materia si el propio profesor o profesora no se identifica con ella, se transmite lo que se ama en el interior, así, sin decirlo, expresamos nuestra actitud ante lo que queremos enseñar, por eso es importante que el profesorado se identifique con aquellos conocimientos que quiere que su alumnado aprenda de forma significativa y que les dure a lo largo de su vida, sin ser conocimientos estancos que olviden después del examen.