Céline Alvarez propone en este libro un nuevo sistema educativo que ya ha empezado a provocar un cambio pedagógico en Francia. Basado en los principios de la metodología Montessori y en los avances de la neurociencia, demuestra que el niño tiene unas capacidades innatas para aprender, solo hay que proporcionarle los estímulos y el ambiente adecuados y respetar sus leyes naturales.
Todos los niños nacen con una capacidad innata para aprender y amar. Día tras día, la neurociencia nos descubre más sobre su increíble potencial. Sin embargo, por desinformación, les imponemos un sistema educativo inadecuado que entorpece su aprendizaje y no fomenta su bondad intrínseca. En Francia, más del 40% de los niños acaban la educación primaria sin haber cumplido con los objetivos de aprendizaje. En el caso de España la situación es todavía peor, pues tiene las tasas de fracaso y abandono escolar más altas de Europa: el 20% de los jóvenes no terminan sus estudios de secundaria.
Céline Alvarez llevó a cabo un experimento en un parvulario en Gennevilliers, un municipio situado al noroeste de París y una zona con grandes desigualdades sociales y económicas. En este experimento, respetó las «leyes naturales del niño» y los resultados han sido excepcionales. (Casa del Libro)
Ha sido un verdadero deleite descubrir a Céline Álvarez, se nota al escribir que sus vivencias la han emocionado y que ha trabajado con la firmeza de que lo que estaba experimentando iba a dar sus frutos, así fue.
Apostó fuerte para irse a trabajar y llevar a cabo su experiencia en un contexto socialmente desfavorecido, su compromiso con las familias y con la vida del alumnado dentro de su propio contexto forma parte del éxito en la formación integral de los niños y las niñas.
En Gennevilliers los niños y las niñas eran autónomos, podían trabajar solos o en pequeños grupos, con el material que se les daba, podían comunicarse libremente entre ellos durante todo el día y repetir la actividad que les interesaba cuantas veces quisieran.
Como se dice en el diario Sur, Alvarez se basó en cuatro puntos. El primero, la necesidad de nutrir de forma adecuada la inteligencia del niño con un entorno de calidad, apropiado, incluso puede ser en la propia naturaleza. El segundo punto es la ayuda didáctica basada en una sola cualidad para explorar. En tercer lugar, apoyar el desarrollo de las competencias de inteligencia. Por último, el amor. La empatía genera empatía, apunta la pedagoga en su libro y en su blog.
Es un libro recomendable para docentes y familias, en general para todas aquellas personas interesadas en hacer que la educación vaya superando estadíos de dificultad y se convierta en el verdadero eje de la formación integral de una ciudadanía democrática. Totalmente imprescindible para los maestros y maestras de Infantil