19.10.2016
Manifiesto, a modo de síntesis
por Dolores Álvarez
El libro de Joan Ferrés «Las pantallas y el cerebro emocional» (2014) finaliza con un manifiesto «a modo de síntesis», dirigido a los profesionales de la educación y de la comunicación y a los ciudadanos y ciudadanas en general que quiero compartir para que de esta forma sigamos trabajando en el medio que educa a la población y en particular a nuestros niños y niñas.
«El profesional de la comunicación debería tomar conciencia de que, aunque no sea ésta su intención, es educador. El profesional de la educación debería tomar conciencia de que, aunque no sea consciente de ello, es un comunicador y, en cuanto tal, su tarea solo será eficaz si es capaz de manejar estímulos que sean emocionalmente competentes para sus interlocutores y de canalizar las energías que liberan estos estímulos hacia los objetivos que persigue. Los ciudadanos y ciudadanas deberían tomar conciencia de que solo extraerán los máximos beneficios de interacción con las pantallas si son capaces de gestionar las emociones que suscitan mensajes ajenos y de producir unos mensajes que incidan en el cerebro emocional de los destinatarios. La competencia mediática implica competencia emocional y se manifiesta a través de indicadores como la capacidad de:
- Aprovechar las experiencias mediáticas como espejos que facilitan la comprensión de la complejidad del propio iceberg mental.
- Comprobar si la propia dieta de consumo mediático es o no mimética con las tendencias generales de consumo.
- Detectar qué necesidades y deseos satisfacen las experiencias mediáticas, desde los relatos hasta las redes digitales de comunicación, pasando por los videojuegos o YouTube.
- Distinguir entre ficción y realidad, pero asumiendo que si unos hechos falsos producen emociones verdaderas producen efectos verdaderos, aunque se vivan con la conciencia de que son falsos.
- Ser lúcidos ante los efectos que tanto las informaciones como el entretenimiento producen en el laberinto sumergido, tomando conciencia de las propias contradicciones internas.
- Convertir en actitud crítica el pensamiento crítico, y no solo en la dimensión de la ideología y los valores, sino también en la artística, la de los lenguajes, la tecnología, los procesos de recepción y los de producción y difusión.
- Aplicar la actitud crítica no solo a los mensajes con los que se interacciona, sino también a uno mismo en cuanto interlocutor de esos mensajes.
- Ser crítico con el propio sentido crítico, reconociendo la facilidad con la que se recurre a la razón para legitimar los prejuicios ideológicos y éticos.
- Detectar y gestionar los efectos que produce el uso de las tecnologías en la configuración del cableado mental.
- Desaprender (no solo en lo cognitivo, sino también, y sobre todo, en lo actitudinal) aquellas asociaciones, producidas por los mensajes mediáticos, que son inútiles o falsas.
- Progresar en el desarrollo de la sensibilidad estética y de la creatividad.
- Extraer el máximo provecho de las redes digitales de comunicación desde una inteligente gestión de las redes mentales, sobre todo en lo relativo al cerebro emocional.
- Producir mensajes que sintonicen con las emociones de los interlocutores y canalizar la energía liberada por estas emociones hacia objetivos educativos, culturales y sociales.
- Recurrir a la comunicación multimedia asumiendo que solo es eficaz si la convergencia sensorial va acompañada de la emocional.
- Recurrir a la comunicación multimodal sabiendo que cada forma de expresión es especialmente indicada para un tipo de contenido y de función comunicativa.
- Comunicar de manera que se convierta en objeto de deseo lo que se pretende que sea objeto de aprendizaje.
- Poner la potencia movilizadora del cerebro emocional al servicio de unos objetivos personales y sociales cada vez más comprometidos».
- «La civilización democrática se salvará únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión crítica, y no una invitación a la hipnosis» (Eco 1977)