«Creo que de todos los hombres que nos encontramos, nueve de cada diez son lo que son, buenos o malos, útiles o inútiles, gracias a la educación» John Locke.
Así comienza Victoria Camps su libro «Creer en la educación» (La asignatura pendiente).
«La idea que atraviesa este lúcido ensayo está contenida en su título: el problema fundamental que tiene la educación en nuestros días es la falta de fe. La educación ha perdido el norte, ha caído en la indefinición y ha olvidado su objetivo fundamental: la formación de la personalidad. Una formación que corresponde, sobre todo, a la familia, pero también a la escuela, a los medios de comunicación, al espacio público en todas sus manifestaciones. Urge, por tanto volver a valores como el respeto, la convivencia, el esfuerzo, la equidad o la utilización razonable de la libertad. Es necesario recuperar el buen sentido de conceptos como autoridad, norma, esfuerzo, disciplina o tolerancia. Y, por encima de todo, hay que cambiar de perspectiva, eliminar tópicos y asumir que estos valores, estas actitudes, se pueden y deben enseñar. No podemos inhibirnos de la responsabilidad colectiva que supone educar. El futuro y el bienestar de la sociedad dependen de nuestro compromiso».
Si nuestras expectativas no tienen el objetivo de formar la personalidad de nuestros estudiantes, iremos buscando impedimentos externos, que los hay, para el desarrollo de nuestra labor educativa.
– Las familias no les educan desde pequeños y dejan toda la responsabilidad en la escuela.
– Pasan demasiadas horas frente a una televisión que los lleva a la reproducción de modelos consumistas y faltos de valores.
– La figura del profesorado cada vez está más desprestigiada en esta sociedad.
– La administración confunde y no apoya ni la figura del docente ni a la institución.
– Internet es nociva porque no enseña caminos adecuados.
– La presencia invasora del mercado audiovisual, no facilita la tarea educativa.
– Los claustros y el profesorado se esconden bajo los libros de texto y solo se dedican a instruir, en vez de educar.
– …
«La desorientación respecto a qué hay que enseñar, la indefinición de la propia función y unas prioridades vitales incompatibles con la atención que demandan los menores han conducido a una manera de educar poco satisfactoria» (p. 31)
Este listado de impedimentos nos irá dando pistas de cómo las personas que se dedican a la educación se van implicando en ella, no vamos a buscar lo negativo, vamos a ir afrontando lo que nos encontremos y desde dentro, vamos a buscar respuestas positivas que den salida a la formación de las personas que estamos en vía de educar.
La educación es tarea de todas las personas que forman el enclave de esos niños y niñas, dejemos de buscar justificaciones y echémosles una mano para su formación, eduquemos de forma responsable para que esta sociedad se vaya engrandeciendo con la formación y para que el estado del bienestar se vaya gestionando adecuadamente.
Mariano Fernández Enguita escribió: «En momentos complejos, o se es parte de la solución o se es parte del problema o es que ya se está formando parte del paisaje»
No dejemos que la educación sea tan solo una parte del paisaje.