Terminando de leer el libro «La escuela contra el mundo» (El optimismo es posible) de Gregorio Luri, en el Epílogo hay «Diez consejos a los padres» que me atrevo a reproducir, es decir a hacer una remezcla ya que en ellos iré aportando mis propias experiencias después de haber ejercido como docente durante treinta y seis años.
Diez consejos a las familias:
1. Apoya a tu escuela. Considera la escuela de tus hijos e hijas como tuya, no la critiques delante de ellos o ellas, acércate a hablar con el profesorado cada vez que lo necesites, pide explicaciones, entérate de lo que trabajan, participa en la AMPA, en el Consejo Escolar, en las tutorías… vive el centro educativo de tus hijos o hijas como un lugar que ayuda a la educación y facilita la labor de las familias.
2. Fija con claridad los límites de lo que pueden y no pueden hacer tus hijos o hijas. Establece normas que sirvan como modelos y guías de conductas. No temas a decir que NO. No amenaces con castigos que no puedan llegar a efectuarse, intenta llegar a una negociación, establece contratos para los horarios, para las tareas…
3. No pretendas ser para tus hijos e hijas un modelo de sabiduría, sino de aprendizaje. Si algo te preguntan y no lo sabes, no te preocupes, ayúdales a buscarlo, encuentra con ellos la satisfacción del trabajo que habéis construído entre los dos, así irás educándolos en el trabajo cooperativo y en que es más importante tener las herramientas para aprender que saber de todo.Valora el placer de superar conjuntamente una dificultad.
4. Léele a tus hijos e hijas cada día. Es importante encontrar ese tiempo para tener un contacto familiar y hacer una tarea común. Es importante hacerlos crecer en un ambiente en el que la lectura esté presente, en el que se le dé a los libros la importancia necesaria para la educación permanente de las personas. Que la biblioteca del hogar sea un lugar importante en la casa, con estantes dedicados a ellos y como un lugar en continuo crecimiento, que no sea un adorno del mueble.
5. No te apresures a ayudarlos cuando tienen un problema con sus deberes. Es importante que vean las dificultades, no importa el fracaso si disponemos de posibilidad de reintentar el éxito con más recursos. Permitid que se aburran ya que esta circunstancia puede llegar a ser ocasión de muchos aprendizajes. Permitid que aprendan a buscar motivos para su diversión, que haya silencios, que haya espacios en los que no tengan nada que hacer, ni ver, ni oir…
6. Cuanto le puedas decir con una frase, no se lo digas con un gesto. Háblales, razónales lo que haces y razónales el porqué de sus comportamientos. Si desde pequeños se acostumbran a escuchar razonamientos, aprenderán a razonar por ellos mismos y evitarás enojos innecesarios. No impongas nada que no esté justificado, hazlos partícipes de su propio aprendizaje.
7. No ensalces su inteligencia, sino su capacidad de trabajo. El aprecio del esfuerzo es la higiene de la voluntad. Hagamos que se valore a las personas por su trabajo y no por su inteligencia, creemos la capacidad del trabajo en equipo como medio de aunar esfuerzos y de sumar hacia el éxito en el grupo.
8. Ayúdales a apreciar el placer de las cosas difíciles y, especialmente, el del mantenimiento de la fidelidad a la palabra dada a los otros y a uno mismo. La confianza en las propias capacidades contribuye al éxito. No comentes, delante de ellos, que «eso» es muy difícil, que los niños no pueden con esa materia o con algún problema o tarea determinada. Créales siempre expectativas de futuro con éxito. Anímalos a buscar en distintas fuentes del saber, a trabajar para superarlo, anímales a comprender que el tiempo pausado para aprender a comprender es garantía de éxito en el aprendizaje.
9. Hazles entender que continúa siendo imposible clavar un clavo en Internet. El trabajo manual es importante, no todo lo podemos hacer con los medios de Internet. Anímalos a tocar un instrumento musical, aprenderán a objetivizar su esfuerzo en sus resultados y a estimar la objetividad del saber. Pon los medios para que jueguen en la calle, con sus amigos, que corran, salten, monten en bici…
10. Recuerda que tuviste un hijo o hija, no un alumno o alumna. Es importante que las familias colaboren con la escuela, pero no siempre los padres y los maestros o maestras ven las cosas de la misma forma. Los padres y madres deben ser capaces de entender sus límites y deben apoyar la tarea del profesorado, de esta forma la educación del alumnado se verá más íntegra.
Gracias Pedro, el mejor comentario que he podido recibir.
Puedo decir que los he recibido todos. 😀