Ni héroes ni villanos

por José Antonio Jiménez Ramos

Estimado Jordi Martí (@xarxatic):

Antes que nada, te pido disculpas por la tardanza en responder a tu post del pasado domingo. Ya lo dije en twitter, necesitaba descansar del fin de semana tan intenso que había vivido y cuando lo leí no estaba en condiciones de hacerlo con un mínimo de claridad. La edad no perdona.

Dicho esto, quiero hacer una afirmación previa para que las cosas queden claras desde el principio: comprendo la tesis de tu artículo, pero no la comparto. Así que vamos por partes, como dijo el carnicero.

En primer lugar, gracias por el respeto y la consideración que tienes con la organización del EABE16 y, por ende, por cualquiera de los otros EABEs que ya se han celebrado. Sé tu opinión al respecto, porque lo has manifestado en alguna ocasión y, no muy lejana, en tu propio blog.

En segundo lugar, permíteme que discrepe frontalmente de la definición de «héroes» que haces de la gente que asisten a este tipo de eventos u otros similares. En estas historias no hay héroes, sino gente que piensan que es bueno buscar espacios de encuentro con otra gente para compartir intereses, vivencias, conocimiento, aprendizaje allá donde crea que le puede ser más conveniente. Sencillamente es una decisión personal y colectiva. Son decisiones voluntarias que se podrán o no compartir, pero que en ningún caso supone una heroicidad. ¿Qué pueden parecer incomprensibles para la mayoría del profesorado y miembros de la comunidad educativa? Claro que sí, pero es del mismo nivel que la que tu has tomado, como profesional de la enseñanza, en el ejercicio de tu decisión personal.

«Hace tiempo que, dentro de mi libertad de elección, decidí que ni un euro más de mi salario iría destinado a formación. Que no iba, más allá de escapadas puntuales cercanas y más por echar una charla en pequeño comité que por aprender, a acudir a ningún evento educativo que me supusiera un gasto personal (a nivel económico o de tiempos)«

Siguiendo con las partes, tampoco creo que participar en un evento de estas características a costa de tus propios recursos sea ir en contra de esta justa reivindicación «he sido de los primeros en no entender por qué hay tanto sarao educativo y no una exigencia real a la administración para que nos dote de recursos para formarnos o que, de una vez por todas, abandone un modelo formativo caduco que sirve de poco menos que para llenar papeles cara a los sexenios, concursos de traslados o cuestiones administrativas similares, para centrarse en las necesidades de los docentes«. ¿Se supone que las personas que vamos a estos encuentros no luchamos por nuestros derechos a una formación de calidad y pegadas a las necesidades de la educación? La inmensa mayoría de los que participamos en los EABEs seguimos reivindicando un cambio radical en la formación del profesorado y que, fundamentalmente, se considere un derecho profesional. Aún más, hay planteado un debate interno entre la gente que estamos detrás de este «sarao educativo», si es conveniente o no que la administración esté dando soporte logístico a estos encuentros, lo cual no impide que nos parezca una magnífica ocasión para vernos a costa de nuestros bolsillos una vez al año y, sobre todo, consigamos algo que nos produce una gran satisfacción, compartir, comunicar y colaborar.

Y, finalmente, aunque esto no esté dirigido, especialmente a ti, no puedo pasar de puntillas por el comentario «mal informado», a tu artículo, de un personaje que se esconde tras un nombre indescifrable (beeplg) y que se permite decir entre otras lindezas, la siguiente, «viendo la planificación de las jornadas, se ve a simple viste que es un negocio; una actividad turística cultural o como quiera llamársele.» Sea quien sea la persona que está detrás, el hecho de que ese comentario no haya recibido la más mínima respuesta por tu parte, te hace participe en alguna medida, del contenido. Por eso titulo mi artículo, «Ni héroes, ni villanos». La gente que organizamos los EABEs no cobramos absolutamente nada por ello, pagamos como cualquier otro participante, nuestro desplazamiento, alojamiento y manutención y estamos entre seis y siete meses colaborando para llevar a buen puerto esta nave. Es decir, no somos «ni ruines, ni indignos o indecorosos» según define la RAE a los villanos.

Un saludo muy especial, porque estoy seguro que compartimos mucho más de lo que pueda parecer

NOTA AL MARGEN: La imagen del principio es el resultado de la mañana del sábado en el barco que tuve el placer de patronear.

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