El pasado mes de agosto tuve que abordar uno de los post más duros de los que he escrito en mi devenir como autor de este blog, lo titulé «Con todo el respeto del mundo, no estoy de acuerdo». Hoy sigo sin estar de acuerdo por aquellas mismas razones y algunas más que podría añadir, pero que no vienen al caso. Pero aquellas razones tan dolorosas y una cierta desazón producida por determinados acontecimientos personales y colectivos que sería prolijo relatar y que estoy seguro aburrirían a muchas personas, me han ido marcando mi caracter en las últimas semanas del año que hoy acaba.
Soy consciente de que en ese período me he convertido en una persona con mal carácter y muy respondón. He sentido como era capaz de agriar las conversaciones, en ocasiones, sin motivo aparente y en otras, con algún motivo serio, pero que en nigún caso puede justificar ese malhumor, sobre todo porque creo haber aprendido a superar esas actitudes que a nada conducen y que generan momentos de desazón y malos rollos que nunca son positivos. En algunos casos, me he tenido que reprimir para no permanecer en esa actitud y desde aqui quiero pedir disculpas a todas aquellas personas que se hayan sentido fastidiadas por mi estado de ánimo y sus consecuencias.
Pero también es bien cierto, que algunos de aquellos acontecimientos los he padecido de forma tan intensa y con tanta preocupación que justifican mi comportamiento y necesitaba decir esto de alguna forma. Esa es la motivación de este artículo que, al margen de las disculpas que he expresado, quiero que me sirva a mi de una cierta reflexión en voz alta para tratar de superar la situación. Lo veo difícil porque las razones siguen persistiendo y ello me resulta, ahora mismo, imposible de superar. No está en mi mano acabar con esas razones, no son de mi responsabilidad.
Además quiero aprovechar este espacio abierto a la reflexión, para hacer un compromiso, que ya expresé en privado a mis amigos Juanma Díaz y María Barceló de volver a retomar la costumbre de escribir con cierta frecuencia en este blog y acabar con el abandono al que tengo sometido a este instrumento tan poderoso de comunicación. Un ejemplo fechaciente de lo que digo es el hecho inaudito del número de artículos que he escrito durante el año 2014, seis publicados contando este último y otros cuatros iniciados y no concluídos. Un auténtico despropósito injustificable.
Es cierto que he escrito mucho y en muchos sitios, sobre todo en facebook y algo menos en twitter, pero eso no justifica mi pobrísima producción en este blog. Para mi, desde que lo he tenido disponible, siempre ha sido un instrumento imprescindible para dar altavoz a toda clase de inquietudes que necesito compartir. No soy escritor especializado, no es mi blog un lugar donde solo se pueda encontrar un tipo de escritos, lo utilizo para contar cosas sobre educación, política o sencillamente para dar mi opinión sobre cuestiones que me preocupan y que creo que al escribirlas me desnuda un poco ante mis lectores que, lógicamente, no son muchos. Es también cierto que el hecho de que en estos momentos sea responsable de la página web y de las redes sociales del partido Iniciativa por Andalucía-Izquierda Abierta me restringe el tiempo lo suficiente, para que mi producción de escritor personal no sea tan alta como en ocasiones anteriores, pero, repito, no justifica nada esa merma en mis escritos. Tengo y debo sacar tiempo para escribir con una periodicidad, al menos, semanal. Hay asuntos que debo abordar y que quiero compartir con vosotras y vosotros desde la libertad que me facilita este medio.
De esta forma creo que mejoraré las actitudes a las que me refería al principio de este artículo y, en cualquier caso, haberlo contado también me viene bien para modificar ese estado de cosas. Espero vuestra compresión
[…] escrito en el 2015 tantas entradas con este post como las que realicé en el 2014. Me sumo al proposito realizado por Jochimet de escribir más en este blog (a ser posible uno por semana). No podía dejar pasar un día sin […]
Me alegra saber, siendo un contrasentido, que hay más personas que conozco con el humor cambiante. Me alegro más que tus vaivenes son pasajeros. Tener que convivir con el trastorno del humor cronificado es una «mala vita».
Saludos, Jochimet y un felíz año recién nacido.