Algunas reflexiones en voz alta, tras las elecciones en Italia y la multitud de propuestas y análisis sobre las consecuencias en la política italiana, europea y, como no, española.
Que la situación política en Italia es peculiar ahora y antes creo que deja pocas dudas a nadie. Italia, el país de la tagentópolis, el país donde ha gobernado un personaje como Berlusconi, que resulta tan cercano a otros políticos como Jesús Gil o, incluso si mi apuran, como Rosa Díez, donde los referentes de los grandes partidos de la democracia burguesa han desaparecido ya hace unos años, el PSI o la DC y donde una coalición perversa y tripulada desde las más altas instancias impidió que el partido más votado, el PCI, pudiera gobernar en los albores del último cuarto de siglo del siglo XX y, donde, finalmente en los últimos tiempos ha sido gobernado por un tecnócrata no votado por la población, que se ha convertido en el mejor aliado de las políticas promovidas por la troika y en un referente para gobiernos del sur de Europa, como España.
En ese país, donde se comprueba la presencia de una corrupción que está en las entretelas de la sociedad, donde la mafia en sus diversas versiones, es más potente que el propio Estado italiano (veáse este análisis de Pablo Ordaz en El Pais Semanal del domingo 24 de marzo) se ha producido un elemento más dentro de ese espectáculo de calidad infame que es la política italiana, unas elecciones que han puesto de manifiesto, una vez más, la ingobernabilidad que ha hecho que desde la II guerra mundial haya habido mas de 40 primeros ministros. Pero en este momento crucial para el mundo, envuelto en una avalancha del capitalismo salvaje y asesino que se ha conformado como el dios de nuestras vidas miserables, se produce una gran novedad en el panorama político la presencia del fenómeno Beppe Grillo, un cómico de la legua que ha concitado con un discurso populista y, supuestamente, antisistema el apoyo de la suficiente fuerza electoral para bloquear, una vez más, el gobierno de Italia.
A este fenómeno se le ha empezado a atribuir un sentido político, similar al que Syriza esta suponiendo en Grecia y hay una corriente de opinión que lo asemeja a las movilizaciones ciudadanas españolas y que llevan a diversos analistas a saludar de diferentes formas esta presencia política.
Uno: Carlos Elordi, con cierto pesimismo.
Dos: Jaime Miquel, con un aviso a navegantes
Tres: Rogelio Velasco, una visión economicista
Y cuatro: Cristina Barchi, desde el personaje gritón
No dudo que la intención de este personaje y su partido M5S vaya dirigido a canalizar el descontento de esa parte de la sociedad que no se siente representada por los partidos clásicos como pudiera ser el PD y su coalición de centro izquierda. Pero me parece erróneo considerar que ese movimiento sea el instrumento para dar salida al sufrimiento a la que está sometida las clases empobrecidas de la sociedad italiana. Un análisis de un grupo de escritores italianos que escriben bajo el psuedónimo Wu Ming nos permite conocer más de cerca lo que significa Grillo y su partido.
El populismo del personaje que da imagen a este partido estrellado es realmente de un carácter tan peligroso como la presencia de Berlusconi en la política italiana y, es más, considero que el inmenso poder representativo que ha obtenido en estas últimas elecciones italianas conlleva un riesgo tan grande como el de acabar con las aspiraciones legítimas de la sociedad italiana.
Para terminar os dejo un video de un grupo sevillano que tiene el buen sentido de hacer canción protesta, el video clip nos presenta a un excelente bailarin Juan Luis Matilla que da vida a «El politico Neoliberal» que interpreta Pony Bravo
Pony Bravo – El Político Neoliberal (videoclip oficial) from El Rancho on Vimeo.