Con motivo de los resultados de las elecciones del 25 de marzo describo, en mi opinión, cómo IU debe convertirse en una organización política mayor de edad y, consecuentemente, debe arriesgar para crecer como una organización útil a la ciudadanía andaluza.
Por mucho que digan los expertos en análisis políticos a posteriori, el resultado de las elecciones andaluzas no era esperado por la inmensa mayoría de los medios de comunicación. sobre todo, por aquellos que se habían instalado en el pensamiento único y de carácter bipartidista y no veían más que el PP terminaba su trabajo de desalojo del PSOE en el último feudo que le quedaba.
Sin embargo el 25 de marzo se produjo una situación, que algunos preveíamos, como es que IU creciera de forma importante y, en definitiva, se convertiera en la fuerza política que ha servido para contener ese tsunami azul que desde el norte, cual horda goda, amenazaba con invadirnos de forma total.
Algunas personas amigas mías, un día antes del día del señor mencionado anteriormente, comentaban con profundo miedo, «mañana se nos van llenar los ojos de Arena» y yo les rebatía que en Andalucía podría ganar el PP, pero que la mayoría absoluta no la tenía, ellas respondían en forma de jaculatoria ¡Dios te oiga!. Pues bien, creo que Dios no me oyó, porque supongo que debe estar en otros asuntos de mayor calado, pero sí se cumplió mi intuición. El voto de IU se convirtió en el voto útil para parar los votos al PP y para conseguir que la diferencia de votos entre éste y el PSOE no fuera tan grande. Al fin y al cabo, los porcentajes entre ambos, se diferencian en algo más de un punto.
Si se analiza con un poco de detalle el resultado de las elecciones, se puede comprobar que, excepto la subida importante de UPyD, todos los demás grupos políticos han bajado en número de votos si comparamos con el año 2008, menos IU que consigue más de 120.000 votos, y todo ello a pesar del aumento de la abstención. Incluso UPyD baja en votos con respecto al 20 N de forma importante, casi 80.000 votos, asi mismo IU sube con respecto al 20 N en una cantidad similar y el PA, como es habitual en elecciones autonómicas, eleva el número de votos también, en algo menos de 20.000.
Mención aparte es el asunto de la abstención, votos nulos y votos en blanco. Es cierto que la abstencion es importante un 37,77%, con respecto al 2008 un 10% más, y en cuanto al 20N del 2011 un 8% más, sin embargo, los votos nulos y blancos han disminuido de forma considerable casi un tercio menos. Todo ello nos indica que el voto del 25M ha sido un voto más consciente que en anteriores ocasiones y ello supone un elemento a tener en cuenta. La persona que ha ido a votar sabía muy bien lo que estaba votando y hacia dónde dirigía su voto. Es claro, que una buena parte de la abstención, ha sido de votantes que fueron el 20N a apoyar al PP para cambiar dentro de la lógica bipartidista y que se han sentido engañados o defraudados con las medidas que el PP ha tomado en los tres meses posteriores a su toma de posesión, pero también ha habido muchos votantes al PP en 2008 que no los han votado en esta ocasión, pero además en esta ocasión muchas personas han votado a IU en la convicción de que el PP y el PSOE no son por si solos una solución a los problemas de Andalucía y no quieren que gobiernen de forma absoluta.
Una situación parecida a ésta se dió en el año 1994, con algunas diferencias que hacen singular la situación. En aquella ocasión, las elecciones las ganó el PSOE (45) frente al PP(41), IU(20) y PA(3) y el PSOE gobernaba en el Gobierno de la Nación. La legislatura duró dos años y fue un auténtico calvario para IU, sobre todo, porque los resultados en las elecciones adelantadas al 1996 fueron malísimos, ya que bajamos y, sobre todo, el PSOE consiguió 52 diputados que sumados a los 4 del PA le facilitó una cómoda mayoria. Aquel periodo lo conocí muy de cerca, porque entonces trabajaba en la Consejería de Educación y supe cuántas esperanzas se depositaron en nuestra fuerza política y cuántas se dilapidaron a lo largo de aquellos dos años nefastos desde el punto de vista político. Muy probablemente muchas de las personas que hoy se muestran contrarios a un gobierno con el PSOE lo percibieron aquellos años como yo los percibí. Es bien cierto que en aquella situación, los medios de comunicación nos crucificaron de mala manera con la maldita pinza, pero no cabe duda, que IU estuvo muy torpe y ofreció carnaza suficiente para que esa situación se diera. También es verdad, que este análisis es hoy más sereno que entonces, ya que el tiempo da una perspectiva que la inmediatez no permite.
En mi opinión, en aquella ocasión, IU estaba en plena adolescencia como fuerza política, de un lado tenía suficiente madurez para mantenerse fuerte ante los ataques de un PSOE, que aunque gobernaba en el país con Felipe González a la cabeza ya estaba entrando en el declive del final del gobierno socialista y, por otro lado, IU gozaba de un infantilismo que no permitía ver que la población había puesto sus ojos en nuestra fuerza política como una posibilidad de revertir la situación. Y entre aquella madurez temprana y este infantilismo no superado se perdió la oportunidad de estar en una situación de prepoderancia política, que junto a otras medidas de carácter interno, nos llevó al descrédito ante la población. Aquella organización adolescente no estaba en condiciones de dar una respuesta adulta a la situación política de Andalucía. Muy probablemente, si en aquel momento hubiéramos sido capaces de dar una respuesta adecuada a las circunstancias del momento, el panorama político de Andalucía y de España no hubiera sido el mismo que sufrimos en los años siguientes.
Han pasado muchas cosas desde entonces, desde la consolidación de un gobierno socialista en Andalucía, en dos ocasiones en coalición y en otras dos con mayoría absoluta. Hasta ocho años de gobierno del PP de la mano de Aznar, lider de las guerras junto a Bush y Blair, que propició una enorme respuesta en la calle, sobre todo de sectores cercanos a IU y que fue instrumentalizada por el PSOE para conseguir el gobierno de 2004 con un Zapatero, que en poco tiempo de gobierno, dió claras señales de su política anti IU y pro derecha liberal, basándose en el apoyo de grupos nacionalistas de la derecha española y despreciando las propuestas de la izquierda parlamentaria. Ello terminó el pasado 20 de noviembre con un resultado muy positivo para el PP, después de haberlo tenido previamente el 22 de mayo en las elecciones municipales y autonómicas, que ha supuesto una ocupación del poder por parte del PP en una inmensa mayoría del territorio nacional. También en esas fechas la fuerza de IU, en coalición con otras fuerzas de la izquierda, ha tenido una subida espectacular en su representación parlamentaria.
Desde la toma de posesión de Rajoy como presidente del gobierno en el mes de diciembre y hasta este momento, la situación social y política ha empezado a cambiar de manera considerable, las elecciones del 25 de marzo y la Huelga General del 29 de marzo han supuesto un punto de inflexión frente a la «monopolítica» que tanto el PP ahora como el PSOE antes, han llevado a cabo en los últimos años habiendo claudicado ante los mercados (bancos, especuladores y financieros) sin dar el más mínimo margen de maniobra a otras políticas que tratan de luchar contra los recortes del Estado del Bienestar y los derechos conseguidos a lo largo de tanto tiempo.
En mi opinión, la crisis económica; la situación social y política de nuestro país, donde han surgido movimientos que tratan de dar la palabra a muchas personas que creen que las cosas se pueden hacer de otra manera; las movilizaciones de los sindicatos, frente al desprestigio sistemático que han sufrido, de los medios de comunicación y de las fuerzas políticas de la derecha; la falta de confianza en la clase política alentada por una derecha mediática que desprecia la democracia; la corrupción política provocada por unas prácticas infames y continuadas en el ejercicio de los gobiernos de toda índole; la bajada del respaldo a las instituciones del Estado, especialmente la Monarquía o la Justicia; el hecho categórico del abandono de la violencia por parte de ETA y la consecuente entrada en el panorama político de otras fuerzas de la izquierda; los múltiples ataques a la actual estructura autonómica del Estado que pretenden una involución hacia un Estado centralista, la composición multiétnica pluricultural de nuestra sociedad conllevan a un momento histórico que podríamos calificar de una nueva transición, que según se establezca la correlación de fuerzas será de un sentido u otro.
Así mismo, en ese contexto nuestra fuerza política ha crecido y ha configurado una madurez, que posiblemente no sea la que algunos queramos, pero que supone una capacidad de decisión que hace unos años no teníamos. La configuración de IU como un movimiento político y social no va en contra de la posibilidad de equilibrar una respuesta social y comprometida y una toma democrática del poder político institucional que permita visualizar que IU es capaz de dar respuestas concretas desde otro perfil político y, al tiempo, determinar cuáles deben ser las grandes líneas de un gobierno de izquierdas.
Hay personas de gran influencia en nuestra organización que han mostrado sus opiniones sobre las posibilidades de acordar gobiernos o no y no seré yo el que confronte con ninguna de ellas, cada cual es esclavo de sus palabras y de sus silencios, pero sí quiero dejar algunas cuestiones claras, desde mi punto de vista:
En esta ocasión, creo que hay una mayoría silenciosa de personas, que nos han votado el pasado 25 de marzo, que desean de nosotros una decisión de cambio de las políticas que se están haciendo en el gobierno de la Junta de Andalucía. En mi opinión, un buen número de estas personas son suficientemente jóvenes, como para no estar mediatizados por políticas antiguas y además tienen una visión de la política mucha más restringida que la militancia de IU, no tiene tantas cortapisas como exponemos en nuestro discurso político. Tienen ansias de que las cosas cambien, pero ahora, no dentro de 4 u 8 años; nosotros, quizás, podamos esperar, porque llevamos tanto tiempo haciéndolo que unos años más no pasa nada, pero la gente que no está metida en la política dia a dia tiene prisa, porque ve lo que le están quitando. Cuántas veces hemos dicho que la gente vota al PSOE, porque cree que son útiles y ser útiles en política es resolver los problemas y por eso, en mi opinión, creo que estamos abocados a ser útiles desde una perspectiva de izquierdas y este es el momento clave, formando parte de un gobierno donde se pueda hacer visible cuáles son esas políticas y no fuera de un gobierno que pueda hacer esas mismas políticas forzados por nuestra presión parlamentaria, pero que, al fin y al cabo, a la población no le quedará nada claro que así sea, porque para eso tienen de su lado los medios de comunicación.
Creo, que nuestra organización tiene una madurez labrada tras muchos años de tránsito por la oposición, para demostrar su mayoría de edad, en el sentido de tener la capacidad de obrar suficiente para llevar responsablemente y con eficacia las acciones que fueran precisas para alcanzar los objetivos de un gobierno de izquierdas. Claro está que esta mayoría de edad supone plantear una serie de compromisos claros y determinantes de las políticas que vaya a llevar el gobierno en coalición, comunicarlas y compartirlas y, sobre todo, mantener una constante vigilancia de los acuerdos. Significa, por tanto, que IU tiene que ser arriesgada, positiva y transparente, tiene que confiar en el buen hacer de las personas que componen nuestra organización y poner a disposición de la sociedad una estructura de información y comunicación que permita cambiar actitudes en la población con respecto a nuestra organización política, es imprescindible mejorar nuestras estructuras de trabajo, no tendría sentido hacer políticas de izquierdas y continuar con una política oscurantista que nos haga opacos a la sociedad, nos debemos a ella y es necesario que la sociedad tenga toda la información que se genere.
Nuestra organización debe dar un paso adelante y sin necesidad de dejar la calle, también debe abandonar la exclusiva del «pancarteo». No están reñidas las dos acciones, hay mucho que hacer en un gobierno y también en las demandas contra el ejecutivo nacional que vaya en contra de la acción del gobierno autonómico. Claro está, no tendría sentido gobernar y, al tiempo, manifestarse en contra de ese gobierno porque no estén haciendo las cosas de acuerdo, sencillamente hay que salir de ese gobierno y punto. Pero ello es igual, en el caso, de unos acuerdos de legislatura, si hay necesidad de salir de manifestación contra el gobierno autonómico, el apoyo legislativo hay que retirarlo de forma inmediata y los efectos serían similares a los anteriores y además en este último caso, no habríamos tenido ni siquiera la oportunidad de gobernar una comunidad que todo el mundo dice que es de izquierda, pero que hasta este momento no ha tenido la oportunidad de saber lo que es un gobierno de esas características.
Finalmente, yo entiendo todas las opiniones y eso es la pluralidad real, pero no puedo compartir las actitudes que algunos dirigentes expresan, de conmigo o contra mi. Las acciones políticas, como todo en la vida tiene muchos matices y no podemos establecer un chantaje permanente entre los militantes, porque sencillamente, esta es mi postura y los que no estén conmigo están equivocados y además mi opinión es una verdad irrefutable hasta el punto de que se nos condena a la muerte si se hace tal cosa o cualquier otra. La democracia es muy grande como para que caiga en manos de la opinión de un sector o personas concretas, la democracia es el respeto a las minorías y, por ello, venimos luchando desde hace muchos años, por tanto no es legítimo pedir democracia en la sociedad y que, en consecuencia, no se impongan las mayorías sin respetar las minorías y luego, queramos que nuestra opinión, sin saber si es mayoritaria o no, se imponga frente a otras opiniones, por el motivo de que hago más ruido. Por ello, aunque pueda haber diferencias en el proceso que se ha llevado antes de las elecciones y en este momento, es necesario confiar en cómo se está haciendo desde la dirección andaluza el proceso de negociación y esperar que de forma definitiva se concrete en una consulta vinculante tal y como establecen los estatutos de IU.
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