Singular versión de una posible ciudadanía ibérica a raíz de una anécdota veraniega.
Hace unas semanas en la playa del Cabeço en el término de Castro Marin (Portugal) estuve comentando el sentimiento que tengo desde hace tiempo con respecto a lo que nos parecemos a los franceses en su relación con los españoles, cierto aire de grandeza que comienza por un desprecio hacia el idioma de nuestro país. Pocos franceses saben castellano aunque sean fronterizos con los españoles, siendo al contrario que esos mismos fronterizos españoles se sienten obligados a hablar en el galo idioma. Mismamente ocurre con nuestra relación con los portugueses, nosotros, los fronterizos más allá de un tímido «obrigado» nada y, sin embargo, portugués o portuguesa que se relaciona con nuestros compatriotas se esfuerza de manera muy natural para hacerse entender en castellano.
Especialmente, en el día mencionado había un camarero que ya conocía de otras ocasiones, que tiene un castellano tan bueno que comenté que me daba la impresión que era un andaluz que trabajaba en Portugal. Continuamos nuestro almuerzo tan ricamente, ya que sinceramente, el lugar es absolutamente recomendable«Sem Espinhas», y, al terminar le espeté con cierta displicencia, «¿eres andaluz?» y, contestó con gran desparpajo, «No es la primera que me lo preguntan, dicen: Bruno tu eres español y respondo ‘yo soy como el cerdo, cerdo ibérico y que nadie le pregunta si nace a un lado u otro de la frontera». Como podréis comprender la respuesta nos dejó estupefactos y a mi especialmente, me produjo una sensación de admiración mezclada con vergüenza que me ha llevado escribir este artículo.
Los españoles y españolas tenemos de moda todo lo que se refiere a los productos ibéricos, sabemos desde hace relativamente poco tiempo, cuales son las partes mas recónditas de nuestro admirado animal, «del cochino hasta los andares». Todos sabemos de la mejor caña de lomo (ibérica, por supuesta) de los mejores chorizos, lomitos, salchichones y demás embutidos que el acervo cultural o gastronómico encuentre a lo largo de nuestras tierras, pero siempre distinguiendo lo ibérico como elemento de calidad. De ahí proviene la respuesta de nuestro amigo Bruno, el cerdo ibérico no tiene connotaciones negativas, no seria lo mismo que hubiera dicho «soy como el porco ibérico», nuestras risas hubieran llegado como mínimo hasta Grândola, lugar señero donde surgió la canción «Grândola, Vila Morena» que era el referente de la llamada «Revolución de los [claveles>http://es.wikipedia.org/wiki/Revolu…]».
Hay enormes ejemplos de que lo ibérico en España tiene connotaciones muy lejanas a las que, por ejemplo, le ha dado José Saramago con su propuesta de Portugal como una comunidad autónoma más, dentro de una Estado que habría de llamarse Iberia. En su opinión ello contribuiría a un mejor desarrollo de la península Ibérica en las circunstancias actuales.
En España estas ideas ibéricas tienen poca raigambre a pesar de los esfuerzos que se vienen haciendo por parte de intelectuales, universidades, insituciones y la propia Fundación Saramago. Pero sería razonable no cejar en este empeño y, sobre todo, ir haciendo visible estas ideas de la forma más normal posible, tal y como lo expresaba nuestro amigo Bruno.
Se debería aprovechar cualquier circunstancia para dar difusión a este pensamiento, como es el caso de la candidatura conjunta, llamada candidatura ibérica, a organizar los Mundiales de Fútbol de 1918 o, como no, desde el terreno más doméstico, tratando por todos los medios que el dia a dia, las relaciones sean más horizontales, que sea posible más el concepto que subyace detrás del «cerdo ibérico» y, que como siempre la educación promueva estos valores y que la Unión Europea a través de sus programas de interacción promueva el desarrollo de las zonas fronterizas.
Así mismo la puesta en marcha de proyectos comunes por regiones y/o los propios estados suponen un allanamiento del camino hacia la beneficiosa integración de ambos estados, más allá del sentido de superiroridad que podamos tener desde nuestro punto de vista. La situación actual de Portugal en el contexto europeo no es razón para creer que nuesto país es superior, la humildad en el trato y en las relaciones tienen que ser una guía en todo este proceso y eso llevará a que se plasme, más pronto que tarde, una IBERIA patria común de portugueses y españoles. Y, sobre todo, que no se nos olvide lo mejor de todas las personas que vivimos en la Peninsula ibérica es el cerdo ibérico.