– Cuando fui a verte la última vez, que me habían dicho que estabas enferma, quería preguntarte si te querías casar conmigo. No sé cómo se me había ocurrido esa idea absurda. Sin duda hubieras respondido que no, te hubieras reído o te hubieras enfadado, pero yo no había sufrido tanto. Lo que me ha hecho sufrir que tendrás un niño, que tú con esta esta cara, con este pelo, con esta voz, tendrás un niño y tal vez lo querrás, tal vez te irás haciendo poco a poco distinta, y yo ¿qué seré para ti? Mi vida no cambiará y yo seguiré yendo a la fábrica, bañándome en el río en verano, leyendo mis libros. Antes, estaba siempre contento, me gustaba mirar a las mujeres, me gustaba dar vueltas por la ciudad y comprar libros, y también tenía muchas cosas en la cabeza y me parecía que era inteligente. Me hubiera gustado que tuviéramos un niños juntos. Pero ni siquiera te dije nunca que te quería. Tenía miedo de ti. Qué historia tan estúpida ha sido.
Natalia Ginzburg. El camino que va a la ciudad.
Tengo unas ganas que no os las imagináis de parar, cerrar la tapa del portátil y no abrirlo en cuatro semanas. Algo quimérico cuando una es autónoma, freelance, y depende exclusivamente de su trabajo. Tanto haces, tanto ganas, y ganas poco por cada tanto.
Stop complaining.
1998. Año en el que se funda ZEMOS98. El acta de constitución legal de la Asociación Cultural comenzemos empezemos está firmada el 4 de octubre de 1998. Legalmente, el colectivo ZEMOS98 veía la luz por primera vez a partir de entonces. El Último de la Fila se separaba definitivamente, mientras el Gobierno español autorizaba la utilización de la base de Morón de la Frontera (Sevilla) a las tropas de Estados Unidos en caso de un ataque contra Iraq. Mientras la película Titanic recibía 11 Oscars, Netscape Communications Corporation anunciaba la creación de mozilla.org para coordinar el desarrollo del navegador web de código abierto Mozilla. El desastre de Aznalcóllar, la detención de Augusto Pinochet en Londres, la transexual Dana International venciendo con el tema Diva en Eurovisión, el Mundial de Fútbol en Francia, la creación de la Asociación de Internautas, la victoria de Hugo Chávez por primera vez en las elecciones presidenciales en Venezuela y hasta el nacimiento de Google. Todo eso ocurrió en el año 98. ¿Dónde estabas tú en 1998?
//Rubén Díaz en el texto: Nosotros, siempre nosotros… más algunos amigos, incluido en Código fuente: La remezcla, Zemos98 10ª edición//
Bastantes años ha que remuevo la melancolía y los cafés con leche en los bares. En esto de no usar tacones hay una verdad al descubierto. Recuerdo los cócteles de marisco por todo almuerzo en un lugar en una plaza sevillana que queda muy atrás en la memoria. Era tan pobre como ahora. Hace poco me han dicho que soy poco femenina y por toda respuesta fumé dos cigarrillos más de lo habitual, sintiéndome Alejandra. Pero sin palabras.
Estoy muy calladita sobre el tema feminismos estos días. Estoy muy calladita sobre casi todos los temas. Acumulación de trabajo, no mucho más que el que tiene cualquiera en una situación de empleado laboral, sólo que no soy empleada y tengo, además de clientes, una jornada a tiempo completo de madre y ama de casa.
Mensajes en el contestador: a) Desde el ayuntamiento de Sant Quirze del Vallès, una invitación a dar una conferencia sobre Finnegans Wake, de James Joyce, una propuesta extravagante, nunca he destacado por saber algo de ese libro; b) tres agobiantes peticiones de los departamentos de prensa de tres editoriales de Barcelona para que presente tres libros de autores más o menos amigos o conocidos míos, tres libros que yo sé que son horrendos y que me hacen recordar aquello que decía Bioy Casares de que a veces hay amigos que te mandan sus libros y parece que lo hagan para que acabes perdiendo la fascinación por la literatura.
Enrique Vila-Matas, El mal de Montano
(Un poema de José María Gómez Valero)
Ellos,
quienesquiera que seamos,
siempre serán más.
Nosotros,
quienesquiera que sean,
siempre seremos menos.
Una vez dicho esto
pasemos a la acción.
Como dije en la entrada anterior, no nos pueden quitar nuestro derecho a estar indignados. Ni el derecho al ideal.