El vÃdeo habla por sà mismo. Y lo subo como documento anexo a lo que escribà sobre la polémica de la Macarena con la revista Mongolia. Aquà el caso es diferente, supongo, porque al tratarse de ser marcas vender camisetas parece que es del todo ilÃcito. Pero sigo reafirmándome en lo grave que es que parezca que la «libertad de expresión» es un problema y en el que algo «común» se proteja desde una marca registrada. Muy significativo.
Luego nos rompemos las vestiduras con las caricaturas de Mahoma…