La columna del mes de junio en Cuadernos de Pedagogía, un tema difícil para tan poco espacio, pero uno de los campos que aún tenemos que seguir explorando. Para mi tiene mucho que ver con la anterior, dedicada a la escucha.
Hola,
¿Cómo te encuentras? ¿Bien? Espero que mejor. Sí, sé que es complicado hablar de todo esto por aquí pero seguro que algo soy capaz de aclararte. Voy a intentarlo. Uno de los principios filosóficos sobre la comunicación, y en definitiva sobre la educación, es que es imposible “no comunicar”. En otras palabras el psicólogo Paul Watzlawick decía «No hay nada que sea lo contrario de conducta», de comunicación diría yo, porque el silencio no existe y la incomunicación comunica. Ahora bien ¿estamos preparados y preparadas para estos asuntos? El otro día eras incapaz de escucharme, y lo entiendo, por eso me he dado tiempo para contarte qué pienso sobre alfabetización digital y emociones. Volviendo a las notas de “Competencia mediática. Investigación sobre el grado de competencia de la ciudadanía en España” me encuentro con los estudios de Joan Ferrés, al que tenemos que recurrir como faro para dejar algunas cuestiones claras. En ese estudio se analiza, por primera vez, la dimensión emocional en el ámbito de la competencia digital, y los resultados cuantitativos y cualitativos son claros: la ciudadanía española no es competente en este ámbito. Eso no quiere decir que emocionalmente seamos unos incompetentes eso solo quiere decir que no somos capaces de distinguir, transformar, trabajar y conocer las intenciones emocionales de los medios de comunicación y de las tecnologías ¿Es posible una educación crítica con los medios de comunicación sin atender a la dimensión emocional? ¿Qué supone poder estar conectados todo el rato a nuestros “amigos” y “amigas” de las redes sociales? ¿No es precisamente una experiencia audiovisual o multimedia una inmersión profunda impulsada por las fuerzas de las emociones? En lo que llevamos de siglo XXI los estudios del cerebro han puesto encima de la mesa que “lo racional” no es nada sin “lo emocional”, resumiendo mucho podemos decir que el sentimiento es un componente integral de la maquinaria de la razón. Cuando escucho que se quiere eliminar el aprendizaje significativo y afectivo de la escuela pienso en que solo sabiendo sentir podemos ser capaces de transformar nuestro entorno. Y como señala Ferrés en sus artículos “quien nos vende cosas por los medios de comunicación ya está usando estos recursos emocionales para vender productos y para vender valores”. Es hora de escuchar a las emociones, también en su interrelación con la tecnología.
Un beso
Nos vemos en el futuro
Este es un tema muy complejo en todos los ámbitos de nuestras vidas. Por ser crítica, me parece que tratas el tema de una forma estática y que confundes, a veces, emoción con sentimiento. Te paso un texto por si vas a seguir profundizando en ello: http://www.educativo.utalca.cl/medios/educativo/profesores/basica/desarrollo_emocion.pdf
🙂
La verdad es que es un tema demasiado complejo para tan poco caracteres, es difícil explicarse. No sé bien a qué te refieres con estático. El informe de Ferrés en cuanto a su dimensión emocional es muy recomendable. A mi me interesa en la línea que plantea Marina Garcés de los «ojos de la carne» que es la misma que plantea Val del Omar en el «Sentimiento de la Pedagogía Kinestésica». Gracias por el texto y por el comentario.