Rebeca Wild nació en Alemania en el año 1939, falleció en 2015 en Ecuador. Tras finalizar sus estudios en Filología Germánica, Pedagogía Musical y Pedagogía Montessori, ella y su marido, Mauricio Wild, establecieron su residencia en Ecuador. Fundó un colegio el «Pesta», promovida por no estar de acuerdo con las enseñanzas y la educación que estaban dando a su hijo en la escuela tradicional. La base de sus pensamientos bebía de Piaget, Montessori y Pestalozzi entre otros. El Pesta fue un colegio alternativo, con una educación alternativa, en el que se respetaban los ritmos individuales de aprendizaje, favoreciendo la diversidad, a la vez que promocionaban dinámicas para la cohesión social, y donde el profesorado y las familias consensuaban las mismas normas para que hubiera una estrecha relación entre lo que se hacía en la escuela y lo que se hacía en la convivencia familiar.
En una entrevista concedida por Rebeca al periódico La Vanguardia, ella misma dijo: “La base de la educación de los niños es la relación entre padres e hijos; aquéllos son los que les aportan la seguridad emocional para que cuando éstos sean adultos puedan desarrollarse seguros y felices”. Wild explica en su libro cómo poner límites a nuestros hijos según la etapa de su desarrollo”. Cuando los niños juegan se están haciendo a sí mismos. “La libertad consiste en desarrollar el potencial que cada niño lleva dentro y no en adaptarse a una sociedad cuyas metas son otras”. «Para que esa libertad con limites se pueda dar hace falta un ambiente adecuado donde poder saltar, pintarrajear, golpear, porque ésta es su manera de entenderse a sí mismo y el entorno”. Dónde y cuándo es fundamental; vivir significa estar limitado».
El centro educativo Pestalozzi, El Pesta, es el escenario en el que se fundamenta la obra «Libertad y límites. Amor y respeto», ubicado en Ecuador. «Este libro ofrece información práctica sobre cómo los padres y los profesores encuentran una vía entre los métodos autoritarios y los antiautoritarios para de este modo ahorrarse a ellos mismos, y en consecuencia también a los niños, un derroche de energía y unos nervios destrozados»
En el libro, recomendado para docentes y familias, podemos encontrar pautas concretas para que los niños y las niñas crezcan en un ambiente seguro, con ejemplos y testimonios concretos, en el que la curiosidad les lleve a la emoción de aprender y donde se pongan en valor ambientes socialmente afectivos, con una estrecha relación entre familias y escuela.
Dentro de este aprendizaje de la escuela activa existen normas que van poniendo límites para el aprovechamiento del desarrollo personal y respetando la libertad de las personas que nos rodean. Estas normas se elaboran en asambleas con familias y alumnado, así existe una alta participación en todo el proceso educativo y se respetan por parte de todos los sectores implicados… «antes de que las cosas se tornen insostenibles, amenacen peligros, nos pongamos nerviosos unos a otros de forma insufrible, antes de llegar a ese punto es recomendable marcar límites»
Se trata de que el niño o la niña tome sus propias decisiones y desarrolle su propio pensamiento, para eso el ambiente tanto dentro de la escuela como fuera de ella tiene que ofrecerle posibilidades, tiene que mostrarle distintos caminos para que él mismo pueda elegir por dónde seguir.
Pero no solo en la escuela se puede llevar a cabo esta educación alternativa, no podemos hacer una pequeña burbuja donde el niño sea feliz y cuando salga a la calle todo le sea adverso, hay que replantearse este comportamiento desde una sociedad en la que los niños y las niñas tengan más espacios que los coches, como dice Tonucci, donde las calles sean transitables y no tengan necesidad de estar siempre en peligro o no puedan moverse solos. «Si nos lo planteamos seriamente, lo primero que advertimos es que debería haber entornos adecuados en todos los sitios donde haya niños: en casa, en el barrio y en todas las demás zonas donde los niños van creciendo poco a poco»
Es bueno conocer experiencias como estas porque así podemos hacernos idea de que otra educación es posible, quizás esta experiencia en su totalidad no podamos llevarla a cabo en nuestra escuela pública ni en nuestro contexto, es evidente, pero sí podemos coger ideas que enriquezcan nuestra práctica y el tratamiento con nuestros niños, de esta forma podremos llegar a una educación donde los límites no sean indicios de falta de libertad sino cauces para abrir caminos y saber que la libertad nuestra no puede avasallar el camino de los que tenemos a nuestro alrededor.