¿Por qué mezclamos los grupos en los colegios y cambiamos de amigos cada dos años? ¿Hay alguna razón pedagógica? ¿Acaso tú como adulto cambias de amigos cada dos años? ¿Por qué no dejamos que se consoliden las amistades también en las escuelas? Este fue el inicio del debate que anoche tuvimos en #eduhora203 que como ya he comentado en otras ocasiones, la «eduhora» es un debate que hacemos en Twitter cada martes de diez a once de la noche, abierto a familias y profesorado en general, es decir, de todas las etapas educativas. Podréis leer el debate si revisáis la etiqueta #eduhora203. Lo que expreso a continuación son las opiniones personales que planteé en dicho debate.
Estos cambios se producen en la mayoría de los centros de Infantil y Primaria, en los cambios de ciclos, es decir: De la etapa de Infantil, en la que han permanecido tres cursos en el mismo grupo, hacia Primaria; entran en una nueva etapa en la que se cambia, en la mayoría de los casos, de forma de aprender en clase, lo que antes era todo juego pasa a ser una carrera de obstáculos para aprender a leer en cuanto antes, si antes de navidad los niños no saben leer… ufff… por mal camino vamos. Se le empiezan a tomar como elementos que tienen que rendir en la enseñanza y se deja de lado la forma de aprender con el juego, aunque de esa forma lo que se aprenda no se olvide en toda la vida, ahora toca aprender de forma pura y dura. (No estoy de acuerdo con esa forma de educar) Por supuesto que esta forma de educar, afortunadamente no se lleva en la mayoría de los centros en los que hay grandes profesionales que siguen haciendo de la escuela un sitio para aprender usando la forma más atractiva, con juegos, cuentos, técnicas Montessori…
Pues con toda esa transformación en la forma de educar y aprender, y después de haber pasado el cambio de la Escuela infantil al colegio (cambio cero), nos encontramos con los primeros cambios de grupo, ya no están con sus amigos de Infantil, los han mezclado a todos y tienen que pasar por un período de adaptación al grupo y al nuevo profesorado porque ya en Primaria entrarán especialistas en el aula y no estarán todo el tiempo con su tutor o tutora. Primer cambio que sufren.
Aprenden a leer y se adaptan al sistema más institucionalizado, van aprendiendo, se van desarrollando como personas, crean sus vínculos en los grupos, van conociendo la institución más formalizada que es la escuela, se van haciendo mayores… y se produce el segundo cambio, para pasar a tercero de Primaria se vuelven a mezclar los grupos y rompe con los vínculos a los que se habían adaptado en los dos cursos anteriores.
Hacen tercero y cuarto de Primaria en grupos que ya llevan una dinámica de trabajo, les vuelve a costar el cambio de compañeros y compañeras, trabajan por proyectos o de forma más tradicional, hay que llevar unas grandes mochilas porque en la mayoría de los casos se siguen los libros de texto, a esta edad se le empieza a dar más importancia a la amistad y se consolidan relaciones dentro y fuera de los colegios… pues cuando ya están con su grupo adaptados y contentos… plas… otro cambio, el tercero, para pasar a quinto y vuelta a empezar.
En quinto ya se les ve mayores, casi que empieza la preadolescencia, van haciendo amistades, los niños se fijan en las niñas y las niñas se fijan en los niños, ahí sí que se van entrelazando amistades y se van juntando por afinidades, las emociones están a flor de piel, quizás se esté pensando en salir al recreo para ver al compañero del curso pasado del cual lo han separado, son los mayores de los colegios y se les empieza a hablar del instituto, casi siempre, con la perorata de que allí no lo van a tener fácil, empiezan los miedos en las familias y se los transmiten a ellos; a pesar de esto el alumnado está deseando ir al instituto porque eso confirma que ya son mayores y que van creciendo. Cuarto cambio.
Y pasan a Secundaria donde ya la propia organización de la etapa exige más cambios, a veces por año, porque hay condicionantes en el propio currículum que te llevan a ellos. Pero de esto hablaremos otro día, no es motivo de este artículo.
La verdad que yo no creo que sean necesarios tantos cambios en esta etapa, a edades tan tempranas hace falta consolidar las amistades, saber expresar emociones, tener grupos de amigos desde pequeños, sentirse cómodos en el entorno… Con todos estos cambios se potenciarían las relaciones más superficiales, sería tener muchos conocidos pero pocos amigos. Si los grupos están equilibrado pueden permanecer durante toda la Primaria juntos que ya en Secundaria tendrán también bastantes cambios.
Otro aspecto que no podemos olvidar son la relaciones con las familias que se van afianzando y se van favoreciendo a lo largo de los años, cosa que es más difícil si cada dos años tenemos que volver a conocer gente nueva, esto no favorece la integración en la comunidad educativa y las relaciones con las personas se van configurando de manera más superficial.
En el caso que la marcha del grupo no sea favorable, haría falta hacer cambios respondiendo a aspectos pedagógicos que beneficien el mejor clima de la clase y que redunde en el estado emocional y de aprendizaje del alumnado.
¿Qué pasa con los centros en los que solo hay una línea, es decir, un grupo en cada curso? Pues que esos cambios no pueden hacerse y el alumnado permanece en el mismo grupo clase desde Infantil hasta la finalización de la etapa de Primaria, desde los 3 años hasta los 12. Que yo sepa no salen traumatizados, al contrario, salen reforzados por los contactos emocionales que durantes estos años se van creando.
Lo que no veo necesario es que estén con el mismo profesor o profesora durante los seis años, ahí sí que se pueden crear pautas que vayan en perjuicio de la autonomía del alumnado, que las expectativas expuestas en el alumnado desde el principio no hagan desarrollar el elemento que cada alumno tenga en potencia…
Los argumentos que se ponen con respecto a los cambios son de socializar al alumnado y educar en el cambio, esto cae por su propio peso, el alumnado se socializa en el cole, en los recreos, en el parque, en el barrio… no le hace falta estar cambiando de grupo para este menester. Los cambios son buenos para que se adapten a otras personas pero conllevan un tiempo de adaptación que podíamos considerar perdido e innecesario. No se trata de que se conozca a más niños sino de consolidar las amistades, que se conozcan mejor entre ellos, que se establezcan lazos que les facilite el trabajo dentro del grupo. ¿Tenemos en cuenta la opinión de los propios interesados al hacer los cambios?
¿Qué hacemos con los niños y las niñas que son más introvertidos? Estos cambios le llevan a un estrés y a una inseguridad innecesaria, si se sienten apoyados por su grupo de amigos estarán más seguros en sus emociones, en sus comportamientos, no hace falta que los expongamos a ello.
Mariano Fernández Enguita (@enguita) en su libro » Más escuela y menos aula» nos habla del concepto de «hiperaula» donde se rompen los grupos cerrados, se mezclan edades y el conocimiento se adquiere de manera más transversal, donde los mayores pueden ayudar a los pequeños y servirles de modelo. Quizás esto sería una solución.
«La innovación debe romper con las aulas cerradas y tender a la “hiperaula” en la que se mezclen edades, el alumnado esté menos “clasificado”, el conocimiento se adquiera de forma transversal, en la que se integren las tareas de varias materias con distintos profesores en esa gran aula que estudie el entorno, que no haga conocimientos estancos que se aprenden y se olvidan con mucha facilidad, trabajando en grupo, en equipo, donde se motive hacia el aprendizaje a lo largo de toda la vida… donde el profesorado se convierte en un diseñador de situaciones y experiencias de aprendizaje» (La Colina de Peralías)
Isabel Ortega (@IsabelOn) ¿Y por qué no dar oportunidades de conocer gente nueva con clases de «puertas abiertas» en las que puedan mezclarse grupos, dinámicas de patio…? ¿Por qué no explorar otras vías menos «dolorosas» que la separación en grupos distintos? #eduhora203
(Las imágenes están sacadas de Google)
Gracias por el comentario, Lucía. Saludos
Os dejo la carta de una amiga, al respecto.
A mis chicas:
¡¡¡Socorroooo!!!, Necesito expulsar demonios, así que os toca recibir el escritito¨¨de rigor que me ayude a conjuralos. Cada una conjura como puede.
No me enrrollo y empiezo:
Este año nos ha tocado la moda- práctica pedagógica de mezclar clases en 4º de primaria, en los coles con 2 o más lineas.
Los padres y madres, en general, personas razonables, lo vivimos con inquietud por cómo afectará a nuestro retoño de 10 años (la mayoría ya ha pasado “lo suyo” en el cole).
De la inquietud pasamos a la preocupación cuando sale la temida lista y nuestro hijo/a se viene abajo porque no le ha tocado con sus amistades.
Pero ya he dicho que somos personas razonables, y tras el primer susto intentamos convencerlo y autoconvencernos de lo positivo:
– Se crean nuevas relaciones: Conocerán a otros compañeros y ampliaran su círculo.
– El cambio de clases no acaba con las amistades: Sus amigos y amigas, seguirán siéndolo, se juntarán en el recreo y no dejarán de relacionarse.
– Se rompe con los grupos influyentes o los líderes de la clase: Es difícil mantener el liderazgo/tiranía en un entorno nuevo.
– Se acaba con las etiquetas de muchos niños y niñas: Al empezar de cero en un grupo nuevo, la etiqueta puede desaparecer.
– Hay grupos que están muy descompensados y pueden haberse juntado muchos niños con problemas de aprendizaje, distraídos o rebeldes. Mezclando se compensa y se atiende a la diversidad.
Hasta aquí, fenomenal, es lo que tenemos,y las personas sensatas (retoño incluido) estamos mucho más tranquilas. Estamos tan convencidas que intentamos no pensar en los contras:
-La adaptación: los más extrovertidos pasarán unos días descolocados pero se adaptaran rápido, los introvertidos tendrán más difícil la integración y esa situación puede afectar a su rendimiento escolar. (El nuestro es de los primeros, así que, de lo malo,malo…)
-Y el máximo riesgo: que se equivoquen en lo individual :que un niño se sienta solo, que pierda un apoyo importante o que se junten niños que resulten en una “mezcla explosiva». (El nuestro, aunque pierde a la mayoría mantiene dos o tres,de lo malo, malo…)
Entendemos,bueno, imaginamos, porque la información ha sido mínima pero ya he dicho que somos personas sensatas, que los riesgos estarán minimizados. “La mezcla” la han hecho profesionales y para evitar errores estamos seguros que han estudiado cada caso de forma pormenorizada, habrán evaluado la estructura del grupo y/o los roles, se habrán elaborado sociogramas , se habrá contado con la orientadora…vamos, seguro que ha sido un proceso muy cuidado con el único fin de velar por el bien general e individual de los niños y niñas y contribuir a su mejor desarrollo.
En fin, si es bueno para él o ella…además tu no eres de esos padres o madres que critican o protestan por todo, tu respetas el trabajo de los profesionales….
Vamos, que las personas razonables y sus retoños, al cabo de un rato están “tan conformes” con “la mezcla” e incluso se animan a estudiarla pormenorizadamente para buscar todavía mas ventajas. ¡Olé,olé y olé! ¡Vamos a ver con quién te ha tocado de la otra clase!
Pero, oh pero, a las personas razonables y al retoño (que tiene 10 años, pero que también lo pilla) se les ponen los pelos de punta y sueltan alguna interjección (que hay menores) cuando descubrimos que a “nuestra” clase la han dividido por estricto….¡¡¡ ORDEN ALFABÉTICO!!! ¡Toma ya!, ¡Pedazo de criterio pedagógico!.
A las personas razonables y a su retoño no les queda otra que apretar los dientes y cruzar los dedos,pues casi nunca cabe recurso, en los colegios, (en contra de lo que hemos aprendido en Natu), una vez hechas “las mezclas”,ya sean homogéneas u heterogéneas, sus componentes son imposibles de separar.
P.D. Avisadme si alguna encuentra la fórmula para volver a agitar, y no me refiero a las mezclas, hablo de agitar conciencias. Besos mil.;