El maestro, que pidió una excedencia en 2015, ha pasado el último año y medio visitando colegios españoles con el proyecto Escuelas Changemaker de la ONG estadounidense Ashoka, con sede en España.
«Las llamamos «Escuelas Changemaker«, una red mundial de colegios de primaria y secundaria que educan a sus alumnos en habilidades como la empatía, el trabajo en equipo, la creatividad, el liderazgo y la resolución de los problemas.
Son escuelas pioneras, que se han adaptado a las necesidades educativas actuales, en sintonía con un mundo en cambio constante, y además son las generadoras de los cambios sociales del futuro».
“Ha sido como un máster en el que he aprendido lo que no podía imaginar, las Administraciones deberían fomentar este tipo de experiencia entre los docentes”, señala Bona.
El resultado de ese viaje es el libro en el que retrata siete centros. Son el colegio Amara Berri (San Sebastián); la escuela La Biznaga (Málaga); el instituto Sils (Girona); el centro de formación Padre Piquer (Madrid); la escuela rural Ramón y Cajal (en Alpartir, Zaragoza); Sadako (Barcelona) y O Pelouro (en Caldelas de Tui, Pontevedra).
Todas se alejan de la enseñanza convencional, con técnicas de las que ahora se definen como innovación educativa, aunque algunas llevan más de 40 años aplicándolas. Entre otras fórmulas, dan clases en aulas sin paredes ni pupitres, evitan los exámenes y los deberes, no separan a los alumnos por capacidades o por edades, echan mano de ejemplos de la vida real como ir al mercado para que los chicos aprendan o dejan que sean ellos quienes decidan y voten las normas de su colegio.
Rodrigo J. García en su espacio semanal en El País «Escuelas en red» también nos cuenta sobre algunos de estos colegios que ha visitado César Bona, lo podéis leer aquí.
Para las personas que amamos la educación, este libro y estas entrevistas son una inyección de energía, es creer que sí se pueden hacer cosas diferentes, a pesar de las leyes, es creer que teniendo en cuenta al alumnado y estando con él otra educación es posible, es creer que la escuela puede transformar la sociedad.
César nos comenta que le ha sido muy enriquecedora la experiencia y yo puedo añadir que la lectura de su libro, acompañado de su relato vivo y tierno, nos ha hecho compartir las buenas vibraciones que él ha sentido en cada uno de los centros en los que ha tenido la suerte de convivir.
«Este libro habla de gente real, de proyectos reales, de escuelas, colegios e institutos reales, de docentes reales, con sus dificultades y sus dudas, de familias que al principio se mostraban reticentes y terminaron apoyando proyectos que ahora defienden con convicción. Pero, sobre todo, en este libro veréis que, para hacer frente a los problemas, a las dificultades de la sociedad y del sistema, se necesitan personas con determinación, creativas, siempre curiosas, con el deseo constante de aprender de los damás y con una voluntad de hierro; gente que, ante un problema, no se arredra y busca nuevas soluciones, que tiene iniciativa, que administra recursos para sacar lo mejor del centro…» (Pos. 37)
¡Os animo a su lectura!
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